Buceadores en plena plaza del Obradoiro

Todas las miradas de la Plaza del Obradoiro se posaron ayer sobre un grupo de peregrinos ataviados con trajes de buzo reglamentarios que se abrazaban emocionados. Se trataba de los integrantes de la aventura de Santiagua, una original modalidad de la Ruta Jacobea que aúna senderismo y submarinismo, y que desde el 25 de julio recorrió el Camino del Norte desde Hondarribia. Su precursor es el bilbaíno Adolfo Rodríguez, que, junto a Nekane Fernández e Iker Yraolagoitia atravesaron el País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia, haciendo un total de 34 inmersiones, 246 millas náuticas y 180 kilómetros. Casi nada, vamos. Los submarinistas dividieron el itinerario en 21 etapas y comenzaban cada jornada con inmersiones acuáticas en el Cantábrico, que iban señalizando con monolitos de dirección hacia Santiago. Después era el turno para caminar. Se trata de un viaje con una oferta original y variada, no apta para perezosos, que busca fomentar el turismo submarinista y poner en valor el gran tesoro que es el mar Cantábrico. Su misión va más allá, y pretende concienciar sobre la importancia de preservar el medio marino, contener el uso de plásticos y microplásticos y evitar la desaparición de los peces.