El 'joven' Dylan sigue en forma

Llegó el día en el que miles de antiguos, y no tan antiguos, roqueros se concentraron en Santiago para ver en persona al primer músico galardonado con un Premio Nobel de Literatura. En los alrededores del Multiusos do Sar fue apareciendo gente a partir de las seis de la tarde. Los fanes de Dylan disfrutaron de una larga espera bajo un sol que llegó a poner el termómetro por encima de los 25 grados. "Levo escoitando as súas cancións dende hai máis de 30 anos", contaba un seguidor entusiasmado. Mientras, Elisa, de 59 años, recordaba que "lo conozco desde que tenía dieciséis años. Recuerdo ir a El Corte Inglés a comprarme sus LP's".

A las 19.00 horas ya se notaba la impaciencia de los incondicionales por entrar al recinto. "Abrimos en un momento", aseguraba la seguridad del Multiusos para calmar a las fieras. Mientras tanto, en las inmediaciones de Sar algunos seguidores del genio de Minnesota ya entonaban varias de sus canciones más conocidas. Niños, jóvenes, pero sobre todo matrimonios de mediana edad paseaban intranquilos por los alrededores del edificio. Entre ellos, un matrimonio de ingleses, de la quinta del cantante, con camisetas personalizadas y rastas en su cabellera, exhibían un cartel que versaba We need tickets. En la otra cara de la moneda, un matrimonio de Pontevedra que fue a acompañar a su hijo adolescente. "Conozco a Dylan desde hace tres años y nunca pensé que podría verlo en directo", contaba el chaval emocionado.

Ya dentro del Multiusos, con 5.000 espectadores en las gradas, una voz en off avisaba: "Están prohibidas las fotografías, vídeos o cualquier tipo de grabación". Una advertencia que no todos cumplieron y que obligó al numeroso equipo de vigilancia a estar alerta toda la jornada. Con el respetable ya sentado en sus asientos, salió el verdadero protagonista a escena. El elenco de músicos, perfectamente vestidos con chaqueta plateada y camisa negra. Dylan, que está a punto de cumplir 78 años, se mantuvo pegado al piano durante todo el concierto.

Entre canciones se levantaba, estiraba las piernas y amagaba con las guitarras de sus acompañantes, aunque siempre por poco tiempo. El genio de Minnesota solo soltó el teclado para jugar con la armónica, como cuando era joven y largaba larguísimas parrafadas metálicas en composiciones tan legendarias como Mr. Tambourine man.

Entre los temas más conocidos que el público tuvo ocasión de escuchar destacaron Things have changed, Trying to get to heaven o Like a rolling stone. El músico suele aprovechar sus conciertos en directo para dar un aire a sus composiciones míticas y, ciertamente, varias de sus piezas clásicas sonaron ayer con un aire tan diferente que apenas se reconocían, algo que disgustó a los dylanianos más clásicos.

La banda mantuvo el mismo repertorio que en conciertos anteriores mientras el Multiusos se mantenía en un silencio casi sepulcral. Ni una palma, ni un grito, ni una foto. Pero al final, tras un emocionante salpicón de temas clásicos, sí cosechó muchos aplausos y vítores. Al fin y al cabo, escuchar Blowin´in the wind en directo por uno de los mayores genios de la música contemporánea no está al alcance de cualquiera.

Tras el concierto de ayer en Santiago, estará en Sevilla (3 de mayo), Málaga (4), Murcia (5) y Valencia (7 de mayo). Además, actuará el 1 de mayo en Oporto, dentro de una gira europea que incluye cerca de 40 conciertos en doce países y que dio inicio el pasado 31 de marzo en Dusseldorf (Alemania) y concluirá el próximo 14 de junio en Kilkenny (Irlanda).