"Lo primero que voy a hacer al terminar la gira es el Camino"

Pocos saben que Pereyra es en realidad su primer apellido, por eso siempre que Sara Baras viene a Galicia se siente como en casa. Pasó una época de su vida en Ferrol, donde su padre estuvo destinado como militar y en Compostela, a la que regresa esta noche con su nuevo espectáculo Sombras. También vivió un momento muy emotivo, cuando la noche del 20 de julio de 2004, en la plaza de A Quintana, dedicó su función, al maestro Antonio Gades, fallecido ese mismo día, mientras sonaba la Berenguela de fondo. Ese y otros muchos momentos forman parte de Sombras, un montaje que repasa los veinte años del Ballet Flamenco Sara Baras, que se podrá ver esta noche en el Auditorio de Galicia (21.00 h).

"Hemos querido darle una nueva lectura a lo que hemos aprendido en este tiempo y no limitarnos a repetir coreografías sin más. queríamos crear algo nuevo, a partir de los momentos que nos marcaron en estos veinte años. Es un espectáculo muy alegre y de celebración", comenta la bailaora.

En Sombras el hilo conductor es La Farruca, un palo del flamenco que siempre ha acompañado a la artista gaditana durante su trayectoria, puesto que rompió moldes y fue la primera mujer que se atrevió con él, ya que hasta Sara, solo los hombres lo bailaban. "Nunca pensé que tendría esa repercusión. Lo hice con todo el cariño, porque soy una enamorada de ese palo del flamenco. Para mí era una necesidad y me dije a mi misma: por qué no puedo bailarlo".

La decisión de Sara provocó todo un cambio en la danza flamenca, porque "antes los movimientos de los hombres y las mujeres eran muy diferentes. Las mujeres no zapateaban, solo movían los brazos y hoy en día están ya muy igualados", explica.

"Esa Farruca marcó mucho mi carrera y me hizo ser valiente. La bailé vestida de hombre y recuerdo la reacción de mi maestro que me dijo que tuviera cuidado, pero fue todo lo contrario, porque era una coreografía hecha con mucho respeto", comenta Sara.

En Sombras se conjuga lo tradicional y lo moderno, los ritmos flamencos y las cadencias de otras culturas, con una música creada por Keko Baldomero y con la colaboración del conocido violinista Ara Malikian.

Y la bailaora está encantada de poder presentar su espectáculo en Compostela. "Me siento de una manera muy especial cada vez que actúo en Galicia. Tengo pasión por esta tierra y por este público. Me encantan los gallegos y he vivido momentos preciosos en mis giras".

De hecho, reconoce que tiene una deuda pendiente con Galicia, que promete saldar, cuando la gira se lo permita. "Necesito hacer el Camino de Santiago. Ahora no puedo, pero tan pronto termine la gira es lo primero que voy a hacer", confiesa.

Energía seguro que no le va a faltar, porque asegura que se siente con más fuerza que nunca y eso que cuando fue madre, permaneció un año y medio sin bailar y pensó que no iba a tener la misma fuerza, pero "para nada, os queda Sara para rato", comenta con una sonrisa.

Seguro que en su parada en Compostela aprovechará para reponer energías con su plato gallego favorito: las nécoras.