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Boeing finalizó ayer la construcción del último 747 de la historia, una aeronave que marcó la trayectoria de la aviación civil // Recaló en Santiago en contadas ocasiones, pero siempre rodeado de expectación // Fue el modelo en el que llegó el emperador Naruhito o el que se utilizó para varios chárter a NY TEXTO Arturo Reboyras

El avión que ‘impactó’ en Lavacolla

No es un modelo que haya recalado en muchas ocasiones en el aeropuerto de Lavacolla, pero las veces que tomó tierra en Santiago siempre lo hizo rodeado de gran expectación. Y es que se trata de un avión, el mítico Boeing 747, que no pasa desapercibido y que siempre genera impacto; al menos en terminales que no frecuenta, como la de Rosalía de Castro. El último Jumbo, uno de los múltiples apelativos que recibió durante su larga trayectoria, salía ayer de la fábrica de fuselaje ancho de Boeing, en Estados Unidos, antes de su entrega a Atlas Air a principios de 2023.

“Durante más de medio siglo, decenas de miles de dedicados empleados de Boeing han diseñado y construido este magnífico avión que realmente cambió el mundo. Nos enorgullece saber que este avión seguirá surcando los cielos de todo el mundo durante muchos años”, declaraba ayer Kim Smith, vicepresidenta de Boeing y directora general de los programas 747 y 767.

El 747 desempeñó un papel clave en la historia del liderazgo aeroespacial de Boeing; y también consiguió revolucionar la aviación comercial de larga distancia. El Jumbo, el primer avión de doble pasillo del mundo, entró en producción en 1967 y ha seguido fabricándose a lo largo de 54 años, durante los cuales se construyeron un total de 1.574 unidades.

Con una longitud de 76,2 metros, el 737-8 es el avión comercial más largo en servicio en la actualidad. A la velocidad de crucero típica, recorre aproximadamente la longitud de tres campos de fútbol de la FIFA o de la NFL cada segundo. El último ejemplar que ayer salió de la fábrica de Boeing tiene una carga útil de 133,1 toneladas, suficiente para transportar 10.699 lingotes de oro macizo o aproximadamente diecinueve millones de pelotas de ping-pong o de golf.

Bautizado también como la Reina de los Cielos, el famoso Jumbo, con capacidad para más de quinientos pasajeros, permitió abrir una puerta de los grandes aeropuertos a las clases medias de la época, para las que subirse a un avión y cruzar el charco era algo prohibitivo. Cuatrimotor y con dos pisos en la zona de la proa, Boeing pensó un avión dirigido a la clase turista. De hecho, el aparato contaba con apenas un pequeño departamento de primera clase.

Se trata de un aeroplano que, desde su primer vuelo comercial entre Nueva York y Londres en 1970 y bajo el logotipo de Panam, cultivó repetidos éxitos. En total se vendieron casi 1.600 ejemplares, de los que en la actualidad quedan en circulación en torno a 379 de la configuración clásica y 129 modernos. Eso sí, ninguno con la serigrafía de una compañía americana. Y es que el Jumbo realizó su último vuelo en Estados Unidos el 25 de diciembre de 2017. Operado por la aerolínea Delta Air Lines, aquel viaje low cost comenzó en Dallas para tomar tierra en Seattle, donde el Boeing 747 comercial dijo adiós a los Estados Unidos. Eso sí, todavía quedan dos ejemplares que continúan en el aire, aunque no pertenecen a ninguna compañía, sino a la Casa Blanca. Hablamos del Air Force One, el avión del presidente de los Estados Unidos: Joe Biden cuenta con dos Jumbos para sus viajes.

El evidente que llenar hoy un avión de 500 pasajeros con la gran oferta que existe es una tarea muy difícil. Así las cosas, Boeing, cuya rivalidad con la europea Airbus es cada vez mayor, ha decidido dejar de fabricar el emblemático modelo, que sustituyó por un aparato mucho más esbelto: el Boeing 787 Dreamliner.

El aeropuerto d Santiago, al igual que los del resto del mundo, tampoco podrá olvidarse del Jumbo. El majestuoso aeroplano tomó tierra en la capital gallega en contadas ocasiones. En marzo de 1988, por ejemplo, aterrizaba en Lavacolla el bautizado por Iberia como Calderón de la Barca. Su presencia en Santiago se debía a un vuelo chárter entre Compostela y Nueva York, que luego se repitió en otras ocasiones, dado el éxito del primero, que fue a tope.

Más recientemente, en 2004, otro Jumbo de la compañía holandesa KLM, que cubría la ruta entre Surinam y Ámsterdam, tomaba tierra en Lavacolla de emergencia por una alarma en la bodega. Sus pasajeros pasaron unas horas en la terminal compostelana. Así, uno de los últimos en recalar en la terminal fue el avión imperial de Japón, que trajo a la capital de Galicia al entonces príncipe Naruhito en junio de 2013, hoy emperador de Japón. Una visita difícil de olvidar por la gran repercusión que tuvo de principio a fin, desde el momento en que el Jumbo nipón tomó tierra en la pista de Lavacolla hasta que regresó a casa.

08 dic 2022 / 01:00
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