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El buen talante dejará paso a un tono más hostil en lo que resta de legislatura

La cercanía de las elecciones locales, que se celebrarán de aquí a 13 meses, endurecerá la dialéctica entre el Gobierno de Bugallo y la oposición tripartita

En el debate del estado de la ciudad de Santiago celebrado la semana pasada, en el salón de plenos del palacio de Raxoi comenzaron a escucharse intervenciones ejecutadas en tonos mayores. Las diferencias ideológicas y cotidianas entre el Gobierno del alcalde socialista Sánchez Bugallo y los portavoces de la oposición tripartita son las mismas que se manifestaron siempre, pero el matiz modificado es la escala en que ahora se expresan, sin sostenidos ni bemoles que hagan más dulce la armonía discursiva. Los solistas de cada grupo son conscientes de que llega el final de la obra y toman la palabra persiguiendo realzar las mejores cualidades de sus voces, unos abusando de las notas graves y otros de las agudas, con toda la voluntad de diferenciarse y agradar a cuantos más oyentes mejor, un ejercicio en el que caen todos porque a todos conviene ir calentando motores de cara a la cita electoral de mayo del próximo año.

La estructura de la corporación local compostelana recuerda la composición del Parlamento de Galicia en la anterior legislatura, pues todavía mantiene representantes de las cuatro opciones que protagonizaron en nuestra comunidad los años del tránsito por la crisis financiera que unió las dos primeras décadas de este siglo y generó el movimiento 15-M y las mareas gallegas, una de las cuales, Compostela Aberta, llegó a gobernar en Santiago. Ahora, descabezada y caduco el movimiento rupturista en que se encaja, deberá resignarse a aspirar a sobrevivir en los comicios municipales del año que viene y suerte tendrá si logra retener alguno de sus concejales y no le pasa como a sus compañeros en la Cámara autonómica de O Hórreo que vieron descender su número de escaños a cero.

El resto de contendientes, desde el centro-progresista del PSdeG al centro-derecha del PPdeG, pasando por el nacionalismo de izquierdas del Bloque, tres opciones muy consolidadas en la ciudad, lucharán por objetivos mayores. Los socialistas, por conservar una alcaldía en la que se mueven como peces en el agua; los populares, por arrebatársela como sea; y los del Día de la patria gallega, por ser decisivos a la hora de influir en el nuevo Gobierno o incluso dar la campanada (el berenguelazo en la torre de la catedral) y si se hacen con toda la actual representación de CA, poder aspirar a entrar en un Ejecutivo de coalición.

El resto de las formaciones lo tienen crudo en la plaza del Obradoiro. A Ciudadanos, que no consiguió asomar la cabeza ni en sus tiempos más gloriosos con Albert Rivera, ni está ni se le espera. Ese voto o lo integra el PP o el PSOE, en una competición que va a depender mucho de quién sea finalmente el candidato popular. Y Vox tampoco parece que se encuentre en estos momentos en disposición de amenazar a nadie con la consecución de algún edil. Aún así, todo lo que pudiera sumar aunque no fragüe en escaño, podría restárselo al PP, si bien no parece mucho el daño que le pueda ocasionar.

El pescado en Santiago estará caro en las próximas elecciones y por eso se espera que el tono institucional se vaya endureciendo a medida que vayan pasando los meses hasta la cita con las urnas. Siempre hubo buena sintonía personal entre todos los portavoces de los distintos partidos, pero en lo político las diferencias entre ellos se irán evidenciando cada vez más. Al alcalde Bugallo, la oposición ya lo tilda con adjetivos cada vez un poco más fuertes. Primero lo situaron al borde del “pasotismo”, después lo colocaron en las cercanías de la “intolerancia” y últimamente ya lo tachan de “soberbio”. De estar por encima del bien y del mal y de mirar desde arriba a los que lo rodean, como un ser elegido de forma divina para un fin determinado en esta ciudad meta del Xacobeo. Algo así como un apóstol Santiago en versión laica y gubernativa, que montado sobre su caballo blanco socialista va degollando las cabezas de todo aquel adversario que se le ponga por delante.

Seguramente, es una exageración esta versión tan endiosada del regidor compostelano, que se defiende con habilidad argumentando que soberbia es querer gobernar con un tanto por ciento muy reducido del voto ciudadano. Y esto no ha hecho más que empezar. A final de año, las campanas de la catedral dejarán de atronar por el Xacobeo bianual del que disfrutamos y las voces de Raxoi tomarán el relevo repicando por la fiesta de la democracia. Mejor que no desafinen mucho.

comicios generales
una feliz coincidencia favorecería a la derecha

··· El próximo año 2023 viene cargado de citas electorales. Municipales, autonómicas en la mayoría de las comunidades y generales. Las dos primeras, a falta de establecer su día exacto, tienen su fecha fija marcada a finales de mayo o primeros de junio. Las diseñadas para escoger al nuevo presidente del Gobierno, sin embargo, dependerán de dónde quiera colocarlas Pedro Sánchez. Y este se moverá, como es tradición en quien ocupa La Moncloa, por razones que respondan a su propia conveniencia. En principio se esperan para después del verano, ya que la singularidad resistencialista del presidente indica que aguantará en su palacio todo lo que pueda. Pero si las encuestas le apremian a celebrarlas antes, la coincidencia de todos los procesos en un triple domingo electoral no se podría descartar. Es difícil, pero no imposible. El PSOE acumula mucho poder local –Abel Caballero preside la FEMP– y Sánchez podría ver ahí una ventaja para su reelección. Pero en Galicia sería al contrario. Presentándose Feijóo, su candidatura tiraría de todas las populares en los ayuntamientos. También en Santiago de Compostela.

02 may 2022 / 01:00
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