El castaño centenario o la Cova Eirós, grandes atractivos de Triacastela
Los peregrinos caminan de Triacastela a Sarria por las variantes de San Xil o del monasterio de Samos, uno de los más antiguos de Occidente del siglo VI. Hoy tiene 12 monjes y aceptan visitas con entrada de cuatro y media a seis y media de la tarde.
La variante de Samos se desvía hacia el sur por el entorno del río Sarria, ofreciendo hermosos paisajes y numerosos ejemplos de arquitectura popular gallega.
Triacastela tiene mucho que ver como el castaño centenario, la Cova Eirós y la torre de Torés.
El castaño centenario de Ramil tiene más de 850 años y ningún peregrino regresa a casa sin una foto con él. Cuando Aymeric Picaud, autor del célebre ‘Códice Calixtino’, el castaño de Ramil ya estaba ahí. Con nueve metros de perímetro, se le conoce como el árbol del Camino.
La Cova Eirós es una cueva prehistórica situada en Cancelo. Contiene un importante yacimiento arqueológico del Paleolítico Medio con más de 35.000 años de antigüedad.
El origen de Triacastela está ligado indiscutiblemente al Camiño de Santiago. Las tres vías principales se interconectan entre sí a través de calles estrechas conocidas como vielas.
Triacastela supone un alivio para los peregrinos que empiezan a descender tras haber subido a Pedrafita do Cebreiro.
La iglesia de Santiago es uno de sus lugares más bellos. Fusiona una parte de estilo barroco claramente reconocible (del siglo XVIII) con un ábside de estilo románico.
Se encuentra en un lugar distinto del que ocupaba la llamada Igrexa Vella. Es de las pocas iglesias del Camino de Santiago que están dedicadas al apóstol Santiago.
El palomar es otro lugar emblemático de Triacastela. Se trata de una construcción con planta circular y una cubierta cónica de pizarra. Antiguamente se utilizaba para atender a los peregrinos enfermos o heridos.