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Eurovisión retransmite, por primera vez, la apertura de la “Puerta Santa” en el Año Santo compostelano de 1976

La ceremonia tuvo lugar el 31 de diciembre de 1975 y, en razón de una expectativa de 300 millones de televidentes se cuidó, como nunca, la estética de su puesta en escena, coordinada por el Teniente Alcalde de “Año Santo” del Ayuntamiento de Santiago.

A ese efecto se planificaron, cuidadosamente, el recorrido de la comitiva civil y de la procesión litúrgica por los espacios de las plazas de Platerías y Quintana, por donde habían de moverse, así como las posiciones que ocuparían las cámaras de televisión tanto fijas, sobre torretas, como la móvil que precedería a dichas comitiva y procesión y las zonas donde estarían unas plataformas intercomunicadas para los fotógrafos de prensa, de manera que no se interfirieran mutuamente.

Para las autoridades cívico-militares se habilitaron dos tarimas en grada, de tres niveles cada una, ubicadas en la plaza de la Quintana flanqueando el atrio que precede a la “Puerta Santa” donde sólo entraría la parte de procesión litúrgica integrada por la Cruz, con sus ciriales y el Sr. Arzobispo, D. Ángel Suquía, acompañado por dos diáconos portadores del “Libro de Oraciones” y el “martillo” de plata, dispuesto sobre una bandeja, con el que daría los tres golpes rituales bajo cuyo efecto caería el tapiado de la puerta de referencia, construido por un mampuesto de piedras pequeñas.

Unos “acólitos”, tras dicha caída, lavarían con agua bendita aplicada mediante ramos de olivo, el umbral y las jambas de dicha puerta.

Otro personal, actuando desde el interior de la “girola” catedralicia apartarían las piedras derribadas habilitando un pasillo que facilitase la entrada en el templo del Sr. Arzobispo, clérigos acompañantes, “Delegado Regio”, que asistía a la ceremonia en representación del “jefe del estado”, restante procesión eclesiástica, autoridades cívico-militares y fieles concurrentes.

Con cinco fotografías ilustramos, en lo que sigue, el proceso relatado:

La comitiva cívico-militar llega, a la plaza de Platerías para dirigirse a la Quintana y ocupar, con orden protocolario, su lugar en las gradas antecitadas. Suben las escaleras el Alcalde de la ciudad, Sr. Castro García y los Tenientes de Alcalde Sres. Carro, Pueyo y Puy. Detrás del Alcalde el Ministro de Justicia D. Antonio Garrigues nombrado “Delegado Regio” al que acompaña su Jefe de Gabinete.

En tercera fila, desde la izquierda del observador siguen el Presidente de la Diputación de La Coruña; Vicerrector de la Universidad de Santiago; Fiscal Jefe de la Audiencia Territorial; Gobernador Civil de la provincia de A Coruña; Capitán General de la 8ª Región Militar; Almirante Jefe de la “Zona Marítima del Cantábrico”; etc. Todos visten chaqué o uniformes de gala con las respectivas medallas corporativas, condecoraciones y, en lado izquierdo del pecho una insignia de imperdible especialmente acuñada como símbolo de este año santo.

Detrás otras autoridades y cerrando el cortejo los “Ujieres municipales” y una Sección de la Policía Municipal, con uniforme de gala, seguida de público.

Testimonia la “procesión litúrgica” que sale de la Catedral, por su puerta de Platerías para dirigirse a la inmediata plaza de la Quintana. La preside el Arzobispo Suquía revestido con mitra, capa pluvial y báculo, flanqueado por Canónigos con la “Dalmática” de los diáconos, entre los que reconocemos a los muy ilustres. Sres. Gil Atrio y Precedo Lafuente. Detrás acólitos y clero.

Grada de tres niveles emplazada en el lado derecho del atrio que da acceso a la “puerta santa”. En la que ocupa su lugar destacado el “Delegado Regio” y tras él filas de las principales autoridades civiles y militares.

En el interior del “atrio” de la puerta santa se desarrolla el protocolo religioso de la ceremonia. En primer término, a la izquierda, un diácono sostiene la bandeja en la que puede verse el “martillo de plata” con que el Sr. Arzobispo dio ya los tres golpes que derribaron el mampuesto que ocluía la puerta, pues se la ve abierta, hacia el interior de la “girola”. El prelado está leyendo las oraciones prescritas por el ritual previas a su entrada en el templo.

Solemnemente, llevando la Cruz alzada e iniciando el canto del “Te Deum Laudamus” el Arzobispo Suquía y sus diáconos entran en la basílica como “primer peregrino” del Año Santo 1976.

Tras él lo hará el Ministro-Delegado Regio y, a continuación los restantes clérigos y autoridades, seguidos ya, libremente, por los fieles que han asistido a la ceremonia.

31 dic 2020 / 00:00
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