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Raquel Gil e Isidro Pérez son los flamantes padres de los trillizos nacidos en el CHUS // Querían una hermana para su hijo de cuatro años y se encontraron con un embarazo múltiple “muy duro, y además tuve COVID” // “Tras el ‘shock’ inicial, estamos muy contentos, pero deseando el alta de los niños para irnos a casa” TEXTO Mar Mera

“Fue un ‘flash’: primero era un bebé, luego dos y después nos dicen que tres”

Fue en una visita al servicio de Urgencias del hospital Clínico de Santiago cuando la vecina de Rois Raquel Gil Pose, de 32 años, se enteró de que tendría familia numerosa. “Queríamos darle una hermana a Lucas, nuestro hijo de cuatro años, y cuando me quedé embarazada en agosto no nos lo podíamos creer. Era hacer realidad nuestro sueño”, relata esta madre, que aún se recupera en planta de la cesárea a la que fue sometida esta Semana Santa.

“A las pocas semanas fui al médico y me dijo que el embarazo iba bien pero que en vez de un niño esperaba dos. Hasta ahí fue una sorpresa, pero no sabíamos aún lo que nos esperaba... Porque cuando estaba de unos dos meses y medio tuve que ir a Urgencias porque tenía mucho dolor y vomitaba seguido. Allí, tras ver que ya me encontraba bien, me dijeron que esperase un momento que parecía que habían visto algo... Enseguida me comunicaron que eran tres los bebés que esperaba, porque había dos placentas, y ahí estaban los mellizos. Me quedé flasheada y mi marido, cuando se lo dije, no se lo podía creer”.

Su marido, Isidro Pérez Magán, de 34 años, también estuvo en shock al principio, aunque ahora ambos aseguran que “estamos muy contentos. Tendremos que esperar al menos un mes para que les den el alta a los bebés y poder irnos para casa, que lo estamos ya deseando”. Así, Lucas, y toda la familia, podrán conocer por fin a Cynthia, que pesó kilo y medio al nacer; a Anxo, el más grande, con 1.800 gramos, y a Iago, de 1,7 kilogramos.

Además, no solo Raquel está recuperándose de la cesárea, sino que debe permanecer ingresada en el Clínico hasta que puedan controlarle la tensión, –sufre preeclampsia–, que se desestabilizó desde que se quedó embarazada.

Precisamente, sobre el embarazo comenta que “fue muy duro. Yo soy delgada y con tanta barriga tuve un montón de molestias... No me podía mover...”. Sin embargo, lo peor fue cuando supo que tanto ella como su marido tenían COVID.

“Pasé muchos nervios pero, afortunadamente, solo tuve algo de fiebre unos días, al igual que Isidro. Fue leve y no afectó para nada a los bebés, que han nacido bien, aunque un poco antes de tiempo, ya que estaba previsto que diese a luz el día 7 y la cesárea fue el Viernes Santo, a las ocho y media de la tarde”, dice.

Así, desde este periódico quiere agradecer el “excelente” trato que nos dieron en el hospital en general y al servicio de Neonatología, en particular, donde están los bebés en las incubadoras, y a los que Raquel e Isidro van a ver siempre que pueden.

Preguntada sobre el futuro, Raquel asegura que no se plantea volver al trabajo, en la empresa de distribución de alimentos ultracongelados Clavo Food Factory, de Caldas, “hasta que los niños vayan a la guardería, porque son cuatro ya...”. Su marido cogerá ahora la baja por paternidad en Resin Suministros, en Luou, donde trabaja como soldador.

Esta joven madre asegura que en su casa ya tienen preparada la habitación de los trillizos, aunque aún les falta cambiar el coche por uno con más plazas. Además, ya compraron la silla de paseo, triple, y que les costó 1.800 euros. Saben que ahora deberán apretarse el cinturón pero también que tienen una familia más que dispuesta a echarles una mano. “La que está más contenta es mi abuela, que me dice: tú no te preocupes, que donde comen dos...”.

07 abr 2021 / 01:00
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