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Hallan rotos los baños y el precinto policial en la galería donde se desactivó una fiesta

La comunidad de propietarios denuncia en Comisaría los destrozos y reclama la reposición de la verja que reventaron los agentes para poder asistir a una joven que supuestamente pedía auxilio

La comunidad de propietarios de la galería del número 4 de la rúa Nova de Abaixo, donde la madrugada de el sábado se desarticuló una fiesta ilegal, ha denunciado en la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía la aparición de numerosos destrozos en los baños comunes que comparten los negocios establecidos en este espacio comercial. Tal y como indicaron a este periódico fuentes del colectivo vecinal, el sábado a primera hora, después de la intervención policial que se saldó con doce personas identificadas por incumplimiento de las restricciones para frenar el coronavirus, descubrieron que alguien había arrancado en las últimas horas las tapas de los inodoros comunitarios y también algunos tiradores.

Asimismo, los vecinos también denunciaron los daños que sufrió la verja del acceso principal a la galería, que tuvo que ser reventada por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad para acceder al interior al comprobar que una joven estaba pidiendo auxilio, según la versión policial. Como los participantes en el guateque ilegal se negaron a abrir la puerta, y ante los supuestos gritos de la mujer, los efectivos se vieron obligados a romper la verja para poder entrar, unos destrozos que ahora también tendrían que asumir las personas identificadas, apuntaron desde el departamento de Seguridade del Concello de Santiago.

Pero los vecinos también se llevaron otra sorpresa en el discurrir del sábado. Y es que entrada la tarde observaron que alguien había roto el precinto policial que se extendía en la persiana del local en cuestión, y que en el interior había gente y movimiento; unos hechos que la comunidad puso de inmediato en conocimiento del Cuerpo Nacional de Policía, que investiga ya este episodio. EL CORREO pudo comprobar ayer que, efectivamente, el precinto policial había desaparecido del punto de acceso al bajo comercial, que en su día había acogido una taberna tradicional, como se puede observar en la fotografía que acompaña esta información.

Cabe recordar que en la madrugada del sábado la policía tuvo que acudir en dos ocasiones al lugar. La primera requirió a quienes estaban en el interior que le facilitaran el acceso, pero los agentes recibieron la callada por respuesta. La situación se complicó a las siete de la mañana, cuando se recibió otra llamada vecinal en la que se alertaba de que una mujer estaba pidiendo ayuda en la galería.

Ante este panorama y la negativa de los individuos a abrir, la policía decidió forzar los accesos. En el interior del local se encontró una fiesta ilegal en la que participaban doce personas no convivientes sin cumplir las medidas anticovid, que fueron propuestas para sanción. Además, los agentes encontraron grandes cantidades de alcohol y sustancias estupefacientes, por lo que se precintó el garito, según las fuentes.

Lo cierto es que el vecindario lleva meses indignado por el fuerte “olor a porro” que sale del local y que “llega a las viviendas”. Denuncian que “no tenemos por qué estar respirando humo de cannabis”.

Los implicados reconocen el desmadre pero niegan que la mujer solicitara ayuda: “Salió a tomar el aire”

Santiago. Los participantes en la fiesta ilegal que fue interceptada en la madrugada del sábado en la rúa Nova de Abaixo quisieron ayer, a raíz de la publicación de este periódico, dar su versión de los hechos. Lo hicieron en un comunicado que remitieron a esta Redacción a las 03.39 horas de la madrugada de ayer, en el que señalan que “lo que en realidad ocurrió fue que se estaba celebrando una fiesta. Entre las personas se encontraba una mujer, la cual era la pareja de otro de los integrantes. Dicha mujer padece de un problema de corazón y de ansiedad. Sufrió un episodio de ansiedad y salió con su pareja a la galería para estar al aire ya que lo estaba pasando mal”. Indican que “en ningún momento gritó pidiendo ayuda y media hora después decía encontrarse bien y que no necesitaba ayuda médica”, lo que contradice la versión policial y de los testigos.

Con esto, apuntan que “el local no es ningún fumadero y está empapelado porque no está abierto al público”. Asimismo, detallan que “su uso es para el ocio: los integrantes dibujan, hacen esculturas de madera, y diversas actividades ociosas dentro, lo cual no excluye que algún integrante consuma marihuana de vez en cuando dentro”.

También sostienen que “en ningún momento nadie se negó a abrir la puerta, lo único que hizo la gente fue quedarse en silencio con la intención de que la policía pensase que no había una fiesta. Cuando la policía llegó la mujer que había sufrido el episodio ya estaba bien, no gritó ni pidiendo auxilio ni de ninguna forma en ningún momento, ni antes, ni durante, ni después de la llegada de los cuerpos policiales”.

Por otro lado, aseguran que “ningún vecino ha intentado contactar con los propietarios nunca, con la excepción de un vecino del primero, con el que se habló en una ocasión tratando el tema de una gotera que su patio había ocasionado en el local”.

También manifiestan que “esto no es un comportamiento habitual, es la única fiesta que se ha celebrado desde que los inquilinos actuales están en el local”.

03 may 2021 / 01:00
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