Historia de Compostela: cuando era la única ciudad en toda Galicia

“La evolución histórica de Santiago como núcleo urbano arranca de los siglos medievales”. Así se destaca en la obra Historia de Santiago de Compostela (Vía Láctea Editorial), un trabajo coordinado por Beatriz Castro Díaz y Mercedes López-Mayán. En el capítulo II de esta publicación, bajo el título Origen y desarrollo de Santiago en la época medieval: del Locus Sancti Iacobi a la ciudad de Compostela, firmado por López-Mayán, se incide en que, “sobre la base de un territorio ocupado desde la Antigüedad, el descubrimiento del que se identificó como sepulcro del apóstol Santiago el Mayor desencadenó un proceso de crecimiento sin precedentes en el extremo noroccidental de la Península Ibérica”.

En este sentido, la autora del texto explica que “cuando en 1019 el monarca leonés Alfonso V le concedió el fuero que ratificaba jurídicamente su condición urbana, Compostela era la única ciudad existente en toda Galicia”. Asimismo, sostiene que “la excepcionalidad de Santiago radica, además, en que las particulares circunstancias que determinaron su nacimiento y evolución definieron el rasgo básico que, con diferentes grados de influencia y proyección, caracterizaría a todas las ciudades de la Galicia medieval”. ¿Y cuál era ese rasgo básico? “La indisoluble relación del fenómeno urbano con los poderes señorial y eclesiástico depositados en la figura del obispo”.

López Mayán sostiene que, como Compostela, fueron las otras sedes episcopales las primeras en convertirse en auténticas urbes. “La presencia de un prelado hacía de ellas las capitales de las diócesis respectivas, con capacidad de organización, atracción y control sobre el espacio y la población del entorno; y las convertía en cabezas político-administrativas del territorio señorial, cuyo dominus, el obispo, ejercía el poder por delegación del monarca”, subraya la doctora en Historia del Arte por la Universidad de Santiago, con Premio Extraordinario de Doctorado.

En la cronología de los hechos que determinaron la condición urbana de Santiago, destaca que el primer proceso comenzó en el año 880, cuando, “a raíz de la iniciativa de Sisnando, los obispos de Iria pasaron a residir definitivamente en Compostela, y se consolidó en 1095, año en que el papa Urbano II sancionó legalmente el traslado de la capital de la sede a esta ciudad”.

diego gelmírez. El segundo momento importante, añade, culminó en 1120, cuando la reina Urraca concedió al arzobispo Diego Gelmírez el señorío que a partir de entonces se conocería como Tierra de Santiago. “Convertida en centro eclesiástico y señorial y legitimada por la presencia del Apóstol, Compostela distaba mucho de aquel pequeño locus Sancti Iacobi nacido en torno al sepulcro y avanzaba hacia el perfil de poderosa e influyente ciudad que alcanzaría en los siglos plenomedievales y que conservaría al comienzo de la época moderna”, explica López-Mayán, quien destaca que, a partir del siglo XI, “la vitalidad que el todavía reciente núcleo urbano de Santiago venía experimentando se intensificó aún más y permitió la consolidación de lo que ya propiamente puede denominarse ciudad”.

Y añade: “El inicio de esa nueva centuria preludiaba el desarrollo progresivo de las actividades económicas, de las formas de organización social y política, de las creaciones culturales y artísticas y de la topografía urbana que caracterizarían a Compostela durante el período medieval y que imprimirían una profunda huella aún hoy visible en sus calles”.