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Inocentes

    HACE UNOS DÍAS, en este mismo periódico, un columnista muy querido y viejo conocido de mis épocas del Colegio Peleteiro donde yo estudiaba, y él era subdirector del internado, José Castro, recordaba las consecuencias que había tenido para los imputados en la denominada operación Pokémon las decisiones de la jueza De Lara. No voy a entrar aquí en analizarlas, ni siquiera sus consecuencias, por más que agradezca el cariñoso recuerdo que se nos dedica por parte del articulista. Hoy voy a recordar cómo toda una Corporación de la capital de Galicia, elegida democráticamente y por mayoría absoluta, fue obligada a dejar sus puestos de representación y expulsada de la vida pública, siendo inocentes.

    Nadie hasta la fecha, que yo sepa, ha dado una explicación suficiente de por qué se produjo aquel hecho brutal que hizo desaparecer de la vida pública a alcaldes y concejales; y lo peor es el silencio del Partido Popular al respecto. En cualquier otro lugar del mundo estas personas, víctimas de un abuso judicial, habrían sido rehabilitadas en la vida pública, se les habría invitado públicamente a reincorporarse a sus anteriores responsabilidades, cuando hubiera elecciones; se les habría homenajeado como víctimas de un sistema que puso por delante el miedo a quedar mal antes que la presunción de inocencia. En fin, se les habría devuelto el honor que tan injusta como gratuitamente se les cuestionó. Algunos, como aquí se ha recordado, estuvieron encarcelados (conviene repetirlo, encarcelados), vigilados, sometidos a extremas medidas de control personal y patrimonial, expulsados de la vida laboral y con graves secuelas personales y familiares. Y todo ello, siendo inocentes.

    Da mucha, muchísima vergüenza escuchar el estruendoso ruido que produce el silencio del Partido Popular, escondida la cabeza bajo el ala de su gaviota, sin un gesto público de gallardía, un mínimo reconocimiento de que hubo un abuso de poder al presionarlos para que abandonasen sus responsabilidades, expulsados sin atender a ninguna razón, ni siquiera a la presunción de inocencia o a una mínima explicación racional; los humillaron hasta límites poco creíbles. Y nadie ha pedido disculpas por ello.

    Es todavía más grave el hecho de que algunos pedían disculpas por haber presentado “gentuza” así a unas elecciones municipales. Y en su ‘buenismo’, y extasiados por encontrar el término adecuado para seguir perteneciendo al club de lo políticamente correcto, decían que el Partido Popular tenía que dar muchas explicaciones a Santiago. Qué razón tenían. Claro que el PP tiene que dar muchas explicaciones a Santiago. La más importante, por qué desde dentro del PP se forzó la dimisión completa de la única lista del partido que había ganado las elecciones municipales por mayoría absoluta; y por qué desde dentro del Partido Popular se les hizo desde el primer momento imposible la continuidad.

    Hay muchas cosas que aclarar en todo lo que sucedió después de las elecciones municipales del año 2011, y entre las cosas que hay que aclarar es por qué se mantiene hasta hoy el manto de silencio que el Partido Popular impuso sobre tales hechos, y lo mantiene hasta hoy en día, después de que, como ha quedado demostrado, todos eran inocentes.

    10 nov 2020 / 00:00
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