La búsqueda de alquiler en Santiago se ha convertido ya en una subasta

La búsqueda de un piso de alquiler para vivir en Santiago se ha convertido ya en un deporte de riesgo. La nula oferta de inmuebles en este régimen tradicional en la capital gallega provoca que cada opción que sale al mercado, vuele. Dan igual las condiciones o el precio, es tal el punto de desesperación que cualquier vivienda encuentra posibles inquilinos en tiempo récord, unos interesados que se pelean por llevarse el premio final, al más puro estilo de los depredadores para hacerse con una jugosa presa.

Todas las informaciones publicadas en estas páginas en las últimas semanas se pudieron constatar, el viernes pasado, por un piso del barrio de Santa Marta. Se trataba de un bajo, adecentado como morada, con dos habitaciones y un precio de 450 euros al mes. Atraídos por estas características, más de una decena de posibles arrendadores, la mayoría trabajadores relacionados con la universidad y el Hospital, fueron citados por la inmobiliaria encargada de la gestión, encontrándose, al mismo tiempo, en el inmueble.

Como si fuese una subasta, por orden fueron visualizando el interior del inmueble, teniendo que tomar la decisión en el momento, dada la larga cola que se formó.

Así, sin tiempo para pensarlo o para negociar, cada persona que pasaba debía indicar si quería hacerse con él o no. Todos pudieron entrar, aunque el orden de preferencia marcaba la decisión final, puesto que la promotora se encargó de llamar al primer interesado para cerrar el acuerdo final.

En todo caso, la situación vivida, como mostraron algunos afectados a este medio, fue surrealista, con momentos de cierta tensión, puesto que muchos tuvieron que pedir el día libre en sus trabajos para realizar la visita, quedando atónitos cuando se encontraron con la multitud de personas allí presentes. Asimismo, la espera caldeó más el ambiente, ya que temían estar perdiendo el tiempo para nada.

A pesar de lo que pudiese parecer, este ejemplo no es el primero que se produce en la ciudad ni probablemente tampoco el último. Incluso, según apuntaron las mismas fuentes, al menos esta vez podían entrar de dos en dos y disfrutar de una visión más clara, aunque tuviese que realizarse a la velocidad de la luz, apresurados por los agentes.

De este modo, en otro caso anterior, citan, la visita se produjo con todos los interesados dentro del apartamento a la vez, siendo presentado este a los asistentes de forma grupal y otorgándose al primero que levantó la mano y se ofreció a hacerse con él, previo pago de la fianza.

COLAPSO TOTAL. Estos hechos ponen de manifiesto el gran volumen de peticiones que registran las inmobiliarias compostelanas por cualquier inmueble que sacan a la luz para alquilar. Tal es el punto crítico que muchas empresas ya ni cogen las llamadas de los particulares, saturados con tal cantidad de peticiones que registran por cada una de las viviendas en el mercado.

A mayores, al interés de las familias o de trabajadores cabe tener en cuenta que, en pleno final de curso universitario y de Selectividad, muchos jóvenes comienzan la busca y captura de un piso para septiembre. Este hecho provoca, por un lado, que existan más demandantes, pero, por el otro, también saca a la oferta pública nuevas viviendas. Así, para este colectivo estudiantil, con enorme presencia en la ciudad, cada vez les resulta más complicado y más caro encontrar un lugar para vivir durante el año académico.