La esperanza en medio de la angustia
ES POCO CORRIENTE el que, en momentos difíciles, nos volvamos optimistas. Yo diría que solo los políticos, cuando están en el poder, presentan las cosas como destinadas a los buenos resultados, por lo que llegan incluso a equiparar el “esperamos” a lo que en realidad es “deseamos”... Sin embargo, el Justo por antonomasia, perseguido por los que tenían el poder, confió siempre en el Padre, movido por la esperanza.
La 1ª lectura del Domingo de Ramos recoge el tercer cántico del Siervo Sufriente, anunciado por el profeta Isaías. Acepta el sufrimiento, para dar ánimos a todo el que sufre. El Siervo se enfrenta cada día con la persecución, pero el Padre le ha vuelto sensible, y le ha estimulado para que no se sienta nunca confundido, ya que Él le acompaña siempre.
San Pablo les dice a los Filipenses que Cristo, a pesar de ser Hijo de Dios, no se empeñó en mantener su categoría, sino que se despojó de su rango, hasta hacerse un siervo, que se confunde con la multitud... De ese modo, desenvolviéndose como los otros, se abajó hasta someterse a una muerte, y muerte de cruz. Precisamente por haberse rebajado hasta ese punto, el Padre le concedió una realidad superior a cualquier otra, de modo que, ante el nombre de Jesús, se incline toda rodilla en cualquier lugar, y todos reconozcan que Jesús es el Señor, para gloria del Padre.
San Lucas refiere la pasión de Cristo. En la Cena, Jesús les da a sus discípulos su cuerpo, que se entrega, y su sangre que se derrama, y manda repetir eso en memoria suya. Les pide que no imiten a los jefes paganos -que buscan el dominio-, sino más bien a él, que está entre ellos como el que sirve. En momentos de angustia, desea cumplir la voluntad del Padre, y para ello ora con insistencia. Cuando Jesús es propuesto para ser liberado, por razón de la Pascua, la chusma prefiere que suelten a Barrabás. Sin embargo, ni Herodes ni Pilato encontraban en él delito para poder culparlo. En la cruz aparece como “rey de los judíos”, y asegura al buen ladrón que en aquel día iba a esta con él en el paraíso. Al fin, muere, entregando su espíritu al Padre.