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La gran fiesta de los compostelanos

HABLAR DE LA ASCENSIÓN en Santiago de Compostela es hablar de caballos, noria y pulpo. Es cerrar los ojos y escuchar los cascos de los caballos surcando A Porta Faxeira, camino de la Carballeira de Santa Susana, en aquel viejo Santiago de mercados ganaderos, de carrilanas, de porcos celtas, de paisanas y paisanos, disfrutando de los callos en la antigua Casa Vilas en Rosalía de Castro. En aquella Compostela en la que los ganaderos sacaban el frío con “media e media”, media ración de arroz con carne, mezclada con media ración de callos... lo vi y lo cuento.

En nuestro pulmón verde, la Alameda compostelana, perduran las pulpeiras, los tiovivos, las tómbolas, los algodones de azúcar, las garrapiñadas, los coches de choque, los paseos, los sueños, el compostelanismo en la Ascensión. En el mercado nacional de Amio —antes fue en Santa Susana y después en Salgueiriños— trotan y retrotan en aires de andadura galega serrada y chapeada, los más briosos corceles de pura raza galega en el día grande de las fiestas más picheleiras, las de la Ascensión.

Caballos percherones y bretones, hispano bretones, también, muestras su poderío en los concursos morfológicos de los que otrora pisaban tierra y creaban el alimento en los cultivos para Santiago y comarca. Hoy reciben merecidos aplausos de un fervoroso y entregado público.

La Ascensión en Santiago es la fiesta de casa. El Apóstol también, pero se vive “invadido” por foráneos. La Ascensión aún nos permite a los compostelanos pasear por nuestras rúas y la Alameda. Algo muy personal. Tal vez como la playa de La Caleta para los de Cádiz.

Santiago en la Ascensión, con lluvia o sin ella, es la fiesta de los santiagueses.

Los caballos, llegados de toda Galicia y principalmente de la comarca del Barbanza, rememoran cada año, desde hace cientos, la presencia de nuestro Apóstol ecuestre. Posiblemente, el primer y más importante jinete de Compostela. Un jinete que desde el frontispicio municipal, con espada en ristre, espera nuestro respeto y devoción... y si no, zasca!!. Unas fiestas que elevan al infinito al ganador del más importante premio caballar, el Gran Premio Dragones de Santiago, que recae en el caballo o yegua de pura raza galega que obtenga la mayor puntuación en los concursos morfológicos de pura raza galega. Así como el Gran premio Cabalo Santiagueiro, al caballo más poderoso de la feria en sus razas Santiagueiras.

Es por tanto la Ascensión, válvula de escape deseada ante el periplo veraniego. Antes del remate del curso escolar y universitario. Preámbulo de las tan ansiadas vacaciones estivales... que llegarán. Es un oasis dentro de la ciudad pétrea de Compostela, esperanzada en su apertura a nuestros mares de Arousa, Muros y Noia.

Y pasará la Ascensión y esperaremos un año para seguir Cabalgado por la Ascensión. Siempre en Ascensión.

Viva Santiago!!!! Viva Compostela!!!

25 may 2022 / 01:00
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