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Las llamas abrasaron gran parte del Centro Psiquiátrico de Conxo

Seis muertos y cuatro desaparecidos era la cifra que a última hora del 7 de julio de 1976 se daba como segura tras el incendio declarado a primeras horas del día en el Sanatorio Psiquiátrico de Conxo, en Santiago. Hasta el momento no se conocían las causas del siniestro, que fue advertido sobre las cinco y media de la madrugada, aunque todas las hipótesis coincidían en atribuirlo a una colilla de cigarro que pudo arrojar algún enfermo sobre el colchón de una cama.

El Sanatorio Psiquiátrico de Conxo podía haber sido destruido totalmente a causa de las llamas. El siniestro podría haber hecho cenizas la estructura extremadamente combustible de aquellos años, donde la madera recubría cada uno de los rincones. A este respecto, la aparente imprevisión que existía contra los incendios en este centro, además de la escasa dotación de medios de los que disponía la ciudad en esa época, hizo que, en un día tan caluroso y seco como aquel, se produjese una combustión rápida e imposible de frenar, haciendo que un accidente se magnificase en desastre.

A las seis menos cuarto de la mañana se declaró un incendio que tardó pocos minutos en ser pavoroso. Dos pabellones llenos de residentes pedían ayuda desde las ventanas enrejadas que impedían un acceso rápido y sencillo. En declaraciones a los medios, un testigo presencial había manifestado que “la confusión fue enorme y todo hacía pensar en que las llamas podrían extenderse inmediatamente”.

Santiago venía experimentando unos días de extrema sequía, ni una gota de agua había visitado la ciudad en un caluroso julio de 1976. Ante este contexto, todo apuntaba a que el incendio iba a ser un duro oponente, y las consecuencias, terriblemente dramáticas. Las bombas de las dotaciones no tenían la presión suficiente a primeras horas de la mañana, y tampoco las tomas de agua llegaban a presentar una solución.

CAUSAS. Sobre las causas del incendio, nada se podía asegurar. Había hipótesis que conducían a la posibilidad de que el cigarrillo de uno de los usuarios del sanatorio, podría haber causado las llamas al ser arrojada a alguna parte del mobiliario, como una cama. De ahí el incendio se reproduciría fácilmente a través de la estructura del edificio (madera vieja en los tejados, en los muebles, etc.).

ALOJADOS EN LA IGLESIA. Las llamas avanzaban, pero los pacientes pudieron ser desalojados a la iglesia parroquial de Conxo, que llegó a estar, a primeras horas de esa mañana, abarrotada de los residentes rescatados del pabellón sur, completamente afectado. Una crónica del diario El País describía la escena como “una verdadera concentración penosa en la que se oían gritos y lamentos en los que pedían su chaqueta o cualquier prenda personal que habían dejado entre las llamas minutos antes”. Por otro lado, alguien parecía especular sobre la idea de que una extraña sombra se cernía sobre Conxo: “Despidieron a nuestros médicos hace poco, entre ellos a nuestro director entonces, y ahora tuvo que venir el fuego a echarnos de nuestras camas”, dijo uno de los enfermos.

Lo que sí resultaba real era el complicadísimo balance de pérdidas, y concretamente, el problema principal de alojar a 164 enfermos que habían sido afectados por las llamas. “Hemos llevado a varios cientos de enfermos a la Iglesia de Conxo. Están allí recogidos en tanto que se organizan las cosas”, dijo el presidente de la Deputación de A Coruña, Lino Rodríguez Madero.

CONTROL DE LA SITUACIÓN. Alrededor de las siete de la tarde, en el Sanatorio Psiquiátrico de Conxo comunicaron que, a las 18.30 horas de ese mismo día, el fuego había sido dominado en su totalidad.

Se procedió en ese momento a tapar las partes más afectadas con objetos y desocupar las salas desalojadas y no destruidas por el incendio.

En esos momentos, habían sido hallados dos muertos más, por lo que a las 20.00 horas de la tarde, las víctimas parecían fijadas en seis fallecidos y cuatro desaparecidos. Por otra parte, no se habían constatado heridos graves. El Ministerio de Gobernación y la Dirección General de Sanidad contaban con información del caso desde el inicio y prometieron toda la ayuda necesaria.

Los restos de las víctimas fueron trasladados al depósito del mismo sanatorio, que no había resultado dañado por el incidente. Por otra parte, se trasladaron 25 residentes al Hospital Psiquiátrico de O Rebullón, en Vigo, mientras otros 40 fueron destinados al Sanatorio de Toén, en Ourense.

UN DÍA DESPUÉS. A última hora del 8 de julio, la gerente del Sanatorio Psiquiátrico de Conxo facilitó a los medios las últimas informaciones sobre el terrible accidente. Tras realizar las oportunas comprobaciones podían confirmar que los fallecidos a causa del incendio ascendían, finalmente, a ocho personas.

Tras terminar con las jornadas de identificación, una grúa comenzó a derribar los pabellones incendiados. Al principio se había pensado en dinamitar los restos del inmueble, aunque posteriormente se descartó dado el enorme espesor de los muros, donde, en algunos puntos, había un ancho de más de metro y medio. Era por este motivo que resultaría complicado el trabajo de la colocación de las cargas en estas paredes.

Sin medios
Todo se puso en contra

··· Las bombas de las dotaciones no tenían la presión suficiente a primera hora de la mañana, y tampoco las tomas de agua llegaban a presentar una solución. Por otra parte, la dotación de bomberos se vio enseguida sobrepasada por los acontecimientos y los refuerzos llegados desde A Coruña no eran suficientes para afrontar con solvencia los acontecimientos.

··· Las dotaciones contra incendios existentes no cumplían con las exigencias de los tiempos, estaban desfasadas y no estaban a la altura de una situación de esta envergadura. Una dotación de ICONA, situada en Padrón, colaboró también en la lucha contra el fuego.

La noticia del incendio se extendió con una rapidez asombrosa; todos los periodistas trataban de informar
Testigos de lo ocurrido habían presenciado la falta de medios de los Bomberos de Santiago

La noticia del incendio saltó, ese mismo día, a primera hora de la mañana, a las antenas de las emisoras de radio.

Esta fue la razón principal por la que a lo largo de la mañana, y también durante el resto del día, los teléfonos del Sanatorio registrasen sucesivas e incesantes llamadas desde todos los puntos de Galicia, de familiares pidiendo información sobre sus hijos, hermanos, nietos, tíos o sobrinos, abuelos o padres que se encontraban allí ingresados.

El personal de Conxo trató en todo momento de calmar la lógica ansiedad de las voces tras los teléfonos facilitando todos los detalles que les fuese posible transmitir.

A partir de las once de la mañana comenzaron a llegar vehículos al campillo del Sanatorio, ocupados por los familiares de los usuarios del centro que procedían de los pueblos y localidades más cercanas.

Los bomberos seguían intentando extinguir aquellas llamas que habían convertido la noche en día.

ESCENA LAMENTABLE. Los testigos pudieron ver los lamentables equipos con los que contaban los bomberos. Las mangueras no contaban con la suficiente presión y la falta de medios era evidente. Ante esta situación, el entonces presidente de la Diputación de A Coruña, Lino Rodríguez Madero, explicó que la falta de eficacia inicial de la extinción “no fue culpa de los bomberos, si no de los medios de los que disponemos”, a lo que añadió que el servicio de extinción que necesitaban “supone una inversión de 500 millones de pesetas”.

Los medios s se habían mostrado muy incisivos con el tema de la extinción, especialmente por la escasez de elementos de seguridad en el sanatorio. Todo parecía haber ayudado a que el incendio acabase destruyendo un tercio del Centro Psiquiátrico.

De hecho, Perfecto Conde, del Centro Regional de TVE, intervino y preguntó al presidente de la Deputación: “El Sanatorio de Conxo parece una mancha en la problemática gallega, ahora incluso va a aparecer en las páginas de sucesos”.

Ante esto, Rodríguez Madero contestó que “Conxo es hoy un centro donde se reúnen 400 trabajadores más o menos, con una población sanatorial de mil enfermos. Yo creo que en todas las grandes concentraciones pasa eso, pero estamos en un caso muy serio, muy lamentable, muy doloroso, que nada tiene que ver con esta problemática”.

Así, a través de las ventanas del Salón de Juntas del Psiquiátrico de Conxo, donde se situaba la prensa, llegaba el mensaje de las sirenas de los coches de bomberos, en un continuo ir y venir del lugar del siniestro al río Sar para cargar agua.

“Nada más señores, muchas gracias”, y Lino Rodríguez Madero, acompañado de Marino Cea, el presidente de la fundación del psquiátrico, se despedía de los medios locales, autonómicos y nacionales. Eran las dos de la tarde.

El accidente se saldó con el entierro de ocho pacientes
Se realizaron varios actos de sepultura antes de conocerse el total de fallecidos

Antes de que se conociese el número total al que ascendían los fallecidos, se dio sepultura a cinco de las seis víctimas registradas hasta el momento. Todavía se desconocía la causa concreta del incendio, sin embargo se sabía que no había sido provocado. Así, el 8 julio, a las 5 de la tarde, los féretros salieron del depósito del Sanatorio.

Al entierro acudió un buen número de compañeros de los fallecidos, tanto trabajadores como los propios usuarios, que, tras un accidente extremadamente traumático, acudieron para despedir a aquellos con los que habían compartido cinco años, diez o cuarenta en el recinto.

Por otro lado, las actuaciones de derribo y búsqueda entre los escombros desembocaba en la aparición de otro cadáver, una nueva muerte que elevaba el número a ocho fallecidos a causa del incendio.

Así, tras la autopsia de este último, en la Iglesia parroquial de Conxo se celebró el 23 de julio de 1976, a las cinco de la tarde, un funeral por las ocho personas fallecidas en los dos pabellones de la Unidad de Intensivos del Sanatorio de Conxo.

El arzobispo de Santiago, Monseñor Angel Suquiá, concelebró la misa con el párroco de la mencionada iglesia, Manuel María Suárez. Tras el acto, el arzobispo, acompañado del presidente de la Deputación a la que pertenece el Centro Psquiátrico, del director de la entidad, así como otras personas y familiares de las víctimas, se dirigieron seguidamente, tras la celebración de la misa, al cementerio ubicado en el Sanatorio.

Al presidente de la Deputación de A Coruña, Lino Rodríguez Madero, le preguntó EL CORREO GALLEGO sobre cuál iba a ser la decisión a tomar respecto a la zona de los pabellones destruidos por el incendio del día 7 de julio.

“No lo sabemos, es cosa de pensarlo. Antes de regresar a A Coruña, haré una vista al lugar del siniestro. Pero repito, por ahora no hay nada previsto sobre lo que se puede hacer allí”, explicó a este periódico.

21 feb 2022 / 01:00
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