Llegan las lluvias y se acumulan las críticas por el ‘Obradoiriño’

La remodelación de la plaza de Santa María, en Conxo, tildada como el ‘pequeño Obradoiro’, por su construcción a semejanza del centro neurálgico de Compostela, ha estado marcada por la polémica desde que se comenzaron a vislumbrar los resultados de las flamantes obras. Los vecinos del barrio han mostrado su malestar en múltiples ocasiones por algunas de las medidas tomadas, teniendo en cuenta la gran inversión de 2,2 millones de euros que se destinó para ello, unas críticas que se acumulan ahora con las inclemencias meteorológicas.

Las lluvias que han caído en la ciudad en estas últimas jornadas han puesto en evidencia el problema de drenaje que hay en el Obradoiriño, ya que se forman pequeñas balsas de agua, tanto en los espacios verdes como en las zonas pavimentadas.

“Hai un grave problema coa drenaxe cada vez que chove. As zonas verdes que están no adro da igrexa están enchoupadas, xa que a auga se acumula nelas, e ademais, debido á pendente da praza, tamén se acumula noutras zonas”, explica Xavier Sánchez Santos, presidente de la Asociación de Veciños Conxo Aberto en declaraciones a EL CORREO.

Más allá del diseño, que puede resultar, o no, del agrado de la gente, el plan de mejora e integración paisajística del Camino Portugués en este emplazamiento, en el que emerge un Bien de Interés Cultural (BIC) como es el Monasterio de Conxo, ha quedado marcado por las deficiencias que se encuentran y perciben diariamente los residentes de la zona.

A pesar de la fuerte dotación económica y de los dos años que duraron los trabajos, el sentir de los habitantes es que preferían la antigua plaza. Así, por ejemplo, critican que las pequeñas áreas verdes, con el mal tiempo, se convierten en pequeños barrizales, siendo este también un punto donde se acumulan las hojas de los árboles que caen en estas fechas por la fuerza del viento.

“As follas non se recollen e iso provoca que se acumulen por todas partes, sendo un perigo para os viandantes”, reclama.

Además, en este mismo ámbito, denuncian la falta de papeleras en el nuevo espacio, un hecho que les llama la atención teniendo en cuenta que la plaza de Santa María es un lugar amplio y diáfano, que sirve de referencia como punto de encuentro y de descanso.

Por otro lado, pese a que uno de los propósitos iniciales del proyecto era el de crear un pavimento homogéneo, la asociación vecinal se quejó desde un primer momento de que se había generado un mayor desnivel. En especial, ponían el foco en un “escalón a la entrada del centro sociocultural o hacia la plaza”, un peldaño que está dando más que un quebradero de cabeza a los residentes.

“Como se prevía, xa houbo caídas no chanzo do CSC que quedou sen protexer”, confiesa Xavier Sánchez.

Por último, otro punto de conflicto es la circulación de vehículos, con unas direcciones “un tanto caóticas”, que complican la vida a los conductores. Asimismo, el representante vecinal protesta por la cantidad de coches que llenan la plaza, sin recibir sanciones, durante los fines de semana, mientras que el aparcamiento creado a escasos cien metros permanece vacío.

Así también lo expresaba hace unas semanas, en estas mismas páginas, otro vecino. “El sentir del barrio es generalizado y cualquier día lamentaremos una desgracia. Esperemos que lo puedan resolver antes las autoridades”, comentaba indignado José L. Ferrín.