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Juan Caamaño presenta el primer libro que abarca la totalidad de los itinerarios jacobeos por mar // Desgrana la historia de ‘caminantes’ que partieron en barco de los puertos más recónditos de Europa con el objetivo de llegar a la tumba del Apóstol Santiago en Compostela TEXTO Manuel F. Rodríguez

Los peregrinos también entregaban el alma en las frías aguas del Atlántico

Casi toda la fachada atlántica europea y en menor medida la báltica fue punto de partida de peregrinos marítimos a Santiago entre los siglos XII y XVIII. Lo constata Juan Caamaño Aramburu en el libro Peregrinaciones por mar a Compostela, publicado recientemente por la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago y Ceu Ediciones, con prólogo del presidente de dicha Federación, el leonés Luis Gutiérrez. Este hecho histórico, salpicado de épica y de múltiples protagonistas y aspectos complejos, se muestra por primera vez con afán de integridad justo en esta publicación, que lo compendia y lo hace accesible a todo tipo de públicos. Caamaño, de origen gallego, es capitán de Navío de la Armada española y piloto naval de helicópteros. Para este libro, ha unido esta experiencia a su afición por la historia marítima y sus conocimientos como estudioso jacobeo y veterano peregrino.

El camino del mar. “Fueron muchos los caminos marítimos y rara vez placenteros, pues si hay quien dejó su vida en los Pirineos, en los montes de Oca o la meseta castellana, por referirnos al Camino Francés, también fueron muchos los peregrinos que entregaron su alma en las aguas del Báltico, el Atlántico, el Cantábrico o el Mediterráneo”. Así justifica el autor el acto de reconocimiento y justicia que esta obra supone.

Hasta ahora, las peregrinaciones jacobeas por mar habían sido objeto de atención en diversos artículos de investigadores de ámbito europeo. Y sobre todo, en dos libros esenciales de gran calidad, pero ambos dedicados solo a las procedentes de puertos ingleses y escritos en los pasados años sesenta por la británica Constance M. Storrs, y en los ochenta, por la gallega Elisa Ferreira Priegue.

CONTROL DE LA ADMINISTRACIÓN INGLESA. Parten ambos de documentación generada por el riguroso afán de control de la Administración inglesa. Como escribe Caamaño al respecto, en el siglo XIII “diversas instituciones de la Corona, como la Cancillería Real, la Tesorería y los Tribunales emprendieron el trabajo de archivar los documentos oficiales importantes, entre ellos muchos referidos a la peregrinación compostelana en general y a las peregrinaciones marítimas en particular. Este ha sido el motivo que ha permitido a los historiadores profundizar en el conocimiento de los peregrinos más significativos, de los modos y medios que empleaban para el viaje por mar a tierras gallegas, así como de los múltiples acontecimientos que rodeaban las peregrinaciones”.

Pero faltaba la obra que contextualizase toda esa labor investigadora en la propia Inglaterra y la pusiese en relación con las peregrinaciones marítimas procedentes del resto de Europa, mucho menos estudiadas. Pues bien, ese es el vacío que resuelve Caamaño. Y no solo atiende a las travesías de origen atlántico y báltico. Realiza también un esfuerzo muy loable por presentarnos, por ejemplo, la aventura jacobea por el mar Mediterráneo.

Barcos desde 13 países. Constata Caamaño que salieron naves con peregrinos jacobeos desde al menos trece países europeos durante la Edad Media y en los siglos siguientes. Estudia, en concreto, sus distintos puertos de origen en Inglaterra (Reino Unido), Irlanda, Noruega, Islandia, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Polonia, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Francia e Italia.

Eso sí, no incluye en la relación a Portugal, un país que, pese a su vecindad con Galicia, también envió peregrinos por mar hasta puertos gallegos. Supongo que se deberá al hecho de que estas peregrinaciones en gran medida de cabotaje no alcanzaron la dimensión épica de las más distantes, que suponían una aventura siempre incierta para la integridad física. Y no menos incierta resultaban también para el espíritu, como el autor advierte: “Para el hombre de la Edad Media el mar era un lugar tenebroso, un universo habitado por monstruos y enormes bestias que provocaban naufragios y devoraban a los navegantes. De esta manera el mar era, además, de una realidad como vía de comunicación y lugar donde los pueblos costeros encontraban su sustento, un misterio que sobrecogía y provocaba miedo”.

Esta cosmovisión refuerza todavía más el excepcional valor que la Europa medieval concedía al sagrado viaje compostelano. Como se cuenta en el libro de forma muy gráfica, para llegar a Santiago los peregrinos superaban estos miedos atávicos y las penalidades sin cuento que habrían de padecer en las naves. Caamaño nos lo detalla mediante relatos conservados de varios de ellos. Pero también apela a su propia formación al respecto. Es muy revelador en este sentido el capítulo dedicado a los tipos de naves utilizadas para estos viajes y a los avances en la navegación y en la propia arquitectura naval.

Puertos de llegada. El destino habitual de los embarques era A Coruña, el indiscutible puerto histórico de peregrinos, como se reafirma en esta obra, que también muestra otros de esta comunidad. Asimismo, en un aspecto novedoso más, se documentan como puertos de desembarco de caminantes a Santiago los andaluces de Cádiz y Sevilla, los valencianos de Alicante y Villajoyosa, y el catalán de Barcelona.

ORIGEN Y SENTIDO DE LA PEREGRINACIÓN CONTEMPORÁNEA. Peregrinaciones por mar a Compostela concluye estudiando el origen y sentido de las peregrinaciones marítimas contemporáneas. Aunque de mucho menor alcance popular, muy esporádicas y la mayoría con un sentido complementario de aventura y deporte, en ellas de nuevo serán destacados y singulares protagonistas los británicos, sobre todo en la primera mitad del siglo XX.

14 jun 2021 / 01:00
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