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OFICIO. Durante el verano vende helados en el mismo puesto, aunque este año solo facturó la mitad de lo habitual // No teme al covid y piensa seguir sin jubilarse nunca TEXTO Andrés Bernárdez

Manuel Prieto comienza mañana su 51 temporada como ‘castañero mayor’

Junto al semáforo más céntrico de Santiago, ese que canta “Porta Faxeira. Peón, pode pasar”, cientos de personas pasan a diario al lado de la locomotora que pilota Manuel Prieto desde tiempos inmemorables. Este año, el conocido castañero cumplirá 51 otoños viviendo de un negocio que llevó su padre antes que él, y del que no tiene pensado despedirse nunca.

Prieto está preparado para retomar mañana mismo su puesto de trabajo, tras los días de vacaciones que se toma todos los años, y que separan la temporada de helados de la de castañas. Tras ir a recogerlas hoy a su proveedor de confianza, mañana aparcará su carrito de los helados, que él mismo elaborar de forma artesanal, pasa sacar su asador en forma de locomotora. “Hay algunos que ya están vendiendo castañas por ahí, pero yo aún voy mañana a por ellas” comentaba ayer a este periódico. El experto en la venta de estos frutos asegura que le gusta “esperar al momento adecuado”. Y añade que “para mí es muy importante que estén buenas para venderlas, porque ofrecer un buen producto es la forma de que la gente vuelva a por más”.

El éxito de esta temporada, sin embargo, está en el aire. El coronavirus afecta a todo el mundo, pero muy especialmente a los negocios de hostelería, y vender castañas en la calle también lo es. Manuel Prieto, de todos modos, se muestra optimista. Explica que pensaba “que las ventas del verano iban a bajar mucho más, pero al final no fue para tanto”. Más concretamente, el castañero cuenta que su facturación se redujo cerca de un 50 % con respecto al año pasado, pero que era algo para lo que ya estaba preparado.

Ahora, con respecto a los próximos meses reina la incertidumbre. “Es imprevisible, dependo de las restricciones que se pongan porque es algo que afecta mucho a los clientes”, explica. El miedo, sin embargo, no es un problema para él. Lleva casi toda la vida en la calle, aguantando desde muy joven las inclemencias del invierno y el calor sofocante del verano, y el coronavirus no le asusta. “Estoy acostumbrado a estar en la calle y además creo que estar al aire libre es bastante más seguro que trabajar en un lugar cerrado”, manifiesta con acierto.

Pese a esto, el castañero de Porta Faxeira cuenta que muchos viandantes despreocupados tienden a olvidarse de las precauciones anticovid, aunque reconoce que él se siente seguro. “A mí la gente no se me puede acercar mucho porque tengo la locomotora de por medio”, explica.

Esa máquina, que ya se ha convertido en una parte más del mobiliario urbano de la ciudad, es una réplica exacta del asador que utilizaba su padre hace más de medio siglo. Un homenaje a quien durante años sufrió las mismas penalidades y alegrías, repartiendo castañas a todos los compostelanos. Él fue quien le enseñó el oficio desde bien pequeño y lo acompañó hasta que la salud se lo permitió. Hoy, todos los comerciantes de la zona lo saludan cariñosamente, y muchos viandantes aprovechan su paseo para intercambiar algunas palabras con un compostelano ‘de toda la vida’.

Así, con optimismo, profesionalidad y buen hacer, Manuel Prieto, el castañero — o heladero— de Porta Faxeira, ya está preparado para salir a trabajar como cada año, haciendo frente al coronavirus y llenando el centro urbano compostelano con ese característico aroma.

Y así seguirá durante mucho tiempo. Prieto no tiene ninguna intención de dejar su oficio. “Llevo trabajando en esto 51 años y ojalá pueda seguir otros tantos. La jubilación no es para mí, porque me gusta demasiado la calle y el contacto con la gente”. Que así sea, desde luego.

16 oct 2020 / 00:00
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