Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h

Más de 25.000 euros ‘tirados’ en limpiar las pintadas en los muros de Santiago

Se dice muy pronto, pero durante el año 2019 el Ayuntamiento de Santiago, a través de la Concejalía de Servicios Básicos, que dirige la concejala Mila Castro, se tuvo que gastar más de 25.000 euros en las labores de limpieza de las pintadas registradas en la ciudad y que fue preciso eliminar, una labor en la que se emplearon más de dos mil horas de trabajo por parte de la concesionaria.

Tiempo y dinero excesivos que se podrían haber empleado muy bien en otros fines más productivos, pero que hubo que destinar a solucionar los problemas creados por toda una serie de mensajes, muchos de ellos de carácter reivindicativo, pero otros ni siquiera eso, sino simplemente garabatos que además se imitan unos a otros.

Pero a estas cantidades de recursos públicos y horarios laborales que podrían tener otra utilidad más práctica, hay que sumar también los fondos y tiempo que destinan los particulares, porque cuando la pintada se realiza sobre la pared de una propiedad privada es ésta quien tiene que asumir los correspondientes costes, según marca la ordenanza municipal.

Lo triste es que este tipo de agresiones ya han dejado de ser noticia, salvo cuando suponen actuaciones graves contra el patrimonio histórico, como el caso de las dos que sufrió la Catedral de Santiago en dos ocasiones, y que obligaron a un considerable desembolso por parte de las administraciones públicas para retirar la pintura sin dañar las piezas históricas, unas cantidades que no están contabilizadas en los registros municipales.

Se trata de la que se realizó en una de las esculturas románicas de la fachada de Platerías, y la realizada junto a la cripta de la Plaza do Obradoiro. Ambos casos, por lo menos, sirvieron para que se incrementara la vigilancia a través de cámaras en estos puntos, para impedir nuevas agresiones o, por lo menos, identificar a los responsables, y hoy en día la vigilancia es mayor y no se han vuelto a repetir los problemas. .

DIFICULTADES. Porque esa es otra. Salvo que se los pille infraganti y con el spray en la mano, no es posible identificar y sancionar a los autores, aunque algunos ayuntamientos llegaron a recurrir a un perito calígrafo para que identificara a los artífices de la escritura, la cosa no llegó a calar. De hecho, según explicaba el concejal de Seguridade, Gonzalo Muíños, solo en una ocasión se pudo atrapar con las manos en la masa a los pintores e imponerles la correspondiente sanción.

De esta forma, aunque se incrementen de forma exponencial las multas, la realidad es que en pocas ocasiones es posible hacerlas efectivas, ya que primero es necesario demostrar ante la Ley que los detenidos eran los que estaban manejando la pintura.

Y no es que hayan actuado pocas veces, ya que en los registros municipales, señala Mila Castro, figuran en el ejercicio de 2019 más de mil doscientas pintadas, de las que, afortunadamente, solo 79 fueron realizadas sobre piedras de la zona monumental, mientras que el resto, más de mil, se llevaron a cabo sobre muros normales.

No se trata solo de la agresión al patrimonio, sino que el coste de limpiar las realizadas sobre los sillares es mucho más elevado y las labores muchísimo más complejas, porque hay que procurar en todo momento la protección de la piedra. Por ejemplo, no se pueden utilizar chorros de agua o arena a presión, porque se acabaría desgastando y finalmente destruyendo.

Mucho más si se trata de elementos de alto valor patrimonial, como esculturas, relieves u otros elementos ornamentales, donde es preciso adoptar las máximas precauciones y recurrir a especialistas ante la imposibilidad de reemplazar estas piezas y las dificultades para llevar a cabo una restauración.

De nada ha servido que se hayan instalado paneles para “comunicación social” en los que se puedan dejar los mensajes, ni que existan otros cauces para plantear las reivindicaciones. El hecho es que el deterioro de imagen que provoca la pintada, y muchas veces del repintado por encima, y el gasto económico que conlleva son cada vez más elevados.

De hecho, son ya muchos los locales y edificios de viviendas que optan por encargar la realización de un mural en sus paredes, portalones o persianas, dado que existe una especie de código entre estos artistas, y suelen respetar el trabajo de otros.

Esta es, por el momento, la única fórmula efectiva para evitar que las paredes de las calles se conviertan en un sucedáneo de lo que eran antes las de los cuartos de baño públicos, en los que se podían encontrar todo tipo de mensajes e incluso anuncios de cualquier clase de servicios, dentro de la legalidad o incluso fuera de ella.

De la concienciación a las medidas contra los infractores

Santiago. El problema es común a todas las ciudades, y se han estudiado todo tipo de soluciones, algunas más contundentes que la que, por ejemplo, anunció CA durante el pasado mandato municipal: un programa educativo para “por valor os auténticos grafitis fronte ás agresións ao patrimonio”. Más efectiva fue la desarrollada por el Ayuntamiento de Barcelona, donde los grafiteros llegaron a suponer un desembolso anual de 3,5 millones de euros en la contratación de una empresa para limpiar las paredes. Además de unas multas más elevadas, que van de 750 a 3.000 euros en función de la gravedad de la actuación y del daño que ocasione, y de las campañas de concienciación para que los particulares mantengan limpias sus fachadas, también ha aplicado medidas para atrapar y aplicar castigos. Así, además de la campaña Barcelona Ponte Guapa en 2009 para estimular la iniciativa privada, los convenios con asociaciones para costear las labores, o el empleo de pinturas antigrafiti, también se ha acudido a la última tecnología para identificar a los autores de las pintadas mediante un catálogo de los tags que utilizan.

Porcentaje
Más de tres cada día de media

··· La magnitud del problema se entiende mejor si se calcula que, además del deterioro de la imagen que suponen, en Santiago se realizaron durante el año pasado una media de más de tres pintadas al día, lo que para las arcas municipales, es decir, para el bolsillo del ciudadano, ha representado un gasto diario de casi 70 euros.

··· Según la normativa aprobada por el Ayuntamiento en 2015, las sanciones a quien se pille pintando pueden ir entre 100 y 600 euros. Además, en la reforma del Código Penal de ese mismo año, también se incluyeron penas de multa de 6 a 24 meses para los casos en los que el daño causado supere los 400 euros, y de entre uno y tres meses si es menor. Eso, cuando se consigue pillarlos.

07 ene 2021 / 00:00
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito