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8 de Marzo. Fotografías etnográficas de una mujer que recorrió la capital gallega a principios del S. XX, cuya historia y significación histórica recoge ahora la revista Patrimonio, que dedica su último número a la cultura xacobea TEXTO Andrea Oca

Matilda Anderson, la retratista de la ‘cotidianeidad’ de Compostela

Contó el escritor Antonio Roel Villanueva que una de las fotografías más antiguas que recuerda llevaba la firma de Ruth Matilda Anderson. Plasmaba a una niña descalza portando una lechera con su mano derecha, y a Roel le sirvió como imagen de su artículo sobre las leiteiras en Galicia: “Mulleres emprendedoras que co leite tamén carrexaban lendas e contos e historias da nosa tradición oral”. Que la fotografía fuese de Matilda Anderson no le extrañará a nadie que haya buceado un poco en los archivos de cualquier parte de Galicia, particularmente en Santiago. De la Compostela de principios del siglo XX, todas las actividades del día a día, la base de la economía del momento, fueron retratadas por esta fotógrafa que recorrió Galicia bajo mandato de la The Hispanic Society of America. Un viaje de investigación entre 1924 y 1926 en el que, además de algún paisaje, Matilda retrató sobre todo rostros y mucho sudor.

Como buena fotógrafa, Matilda era más de estar detrás del objetivo. Pero diferentes archivos sobre la estancia de Ruth Matilda Anderson en Compostela la sitúan como huésped del Hotel Suizo en la praza de Mazarelos. Allí ocupó una habitación como hicieron otros grandes de la historia, mucho más reconocidos que ella, como el escritor Ernest Hemingway, tal y como recoge Miguel A. Martínez Coello en su texto Hemingway y el hotel Suizo, publicado en este periódico.

LA MUJER EN SU OBRA. Más allá de figurar o de pasar a la historia, a Matilda Anderson le interesaba la vida diaria de las personas que movían la economía más local. Con una impronta feminista en sus fotografías, las mujeres y los niños son protagonistas absolutos de su obra, como muestran las imágenes que acompañan estas líneas. Matilda retrató la labor del hombre y de la mujer para el desarrollo de las ferias de ganado de la Compostela de la época; y a las vendedoras que, cesta en mano y niños en el colo, aguardaban a la clientela para llevar un jornal a casa. Gracias a ella, conservamos un recuerdo gráfico de actividades como la de las castañeiras, una labor asociada a mujeres de la que hay documentos de 1435 sobre su presencia en las rúas, por ejemplo, de Noia, como recuerda el experto Héitor Picallo. La castañeira de Matilda Anderson, como ejemplo rudimentario de una conciliación familiar y laboral por la que las mujeres aun siguen luchando, está acompañada de su bebé detrás de una gran cesta de castañas.

De hecho, existen numerosos estudios sobre la posición destacada que ocupa la mujer del rural en la fotografía de esta norteamericana. Más allá de sus documentos sobre Compostela, inmortalizó a mujeres vendiendo manteca en la Fonsagrada, a lavandeiras de ropa y loza en Marín, a mujeres vendiendo empanada en Padrón, a mariscadoras en Cortegada o a palilleiras trabajando en una casa en Muxía.

LOS NIÑOS. Tienen también una presencia fundamental en su obra. Como contábamos al principio, retrató a pequeñas leiteiras, y también a niñas que ayudaban a la economía doméstica porteando una cesta cargada de pan sobre sus cabezas. En sus imágenes se puede observar asimismo a niños que ejercían de vendedores de barquillos por el camino de tierra de la Alameda. Todos, adultos y niños, tienen algo en común: una mirada extrañada ante la cámara de Matilda, como preguntándose por qué para esa señora extranjera resultaba tan relevante su vida cotidiana. Lo que no sabían es que todos esos retratos serían parte de la historia visual que guarda el mojado empedrado de Compostela.

Una de las descripciones más acertadas sobre ella la escribió el profesor del IES Rosalía de Castro Rodrigo Costoya, quien la definió como “unha fotógrafa americana que deixou unha pegada fonda na nosa cultura a base de retratar a Galicia de aquel tempo. Percorreu o ancho e longo da nosa xeografía fotografando persoas, lugares e costumes. Todo lle interesaba”. De hecho, el motivo de ese texto fue la fotografía de la autora en el Monte Pindo, el cual Matilda recorrió y donde fotografió a porteadoras cargando mercancía.

La obra de la fotógrafa etnográfica Ruth Matilda Anderson, objeto de numerosas exposiciones, forma también parte del último número de la prestigiosa revista Patrimonio, de la Fundación Santa María la Real, que dedica este ejemplar a la situación actual del Camino de Santiago y a todo lo que forma la cultura xacobea.

03 mar 2021 / 01:00
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