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Muchas dudas y todavía sin planificar: las dificultades de la vuelta al cole en la pública

Pese a los protocolos enviados por la Xunta, numerosos centros aún no han concretado las medidas a seguir dentro de un mes

“El equipo directivo lleva reunido desde las nueve, y le queda para rato”. La respuesta de algunos centros educativos, a día 30 de julio, dice bastante del contexto actual que vive la comunidad educativa. Los protocolos enviados por la Xunta siguen en fase de actualización, y los principales sindicatos han pedido que se modifiquen algunas de las propuestas. En medio de esta situación, hace dos días veíamos cómo centros privados, entre ellos el Colexio Peleteiro, han tenido que recurrir a aulas-bungaló para ampliar espacios, pero en los colegios e institutos públicos el procedimiento de la vuelta al cole o tiene el pedal de freno pisado o acumula más dudas que certezas.

En las clases de infantil y primaria, los protocolos establecen la creación de grupos burbuja: los niños solo tienen contacto con su clase, lo que facilita los posibles rastreos al disminuir los contactos. En secundaria y bachillerato, con materias optativas desde primero de la ESO, la empresa se complica. Y, a esto, hay que sumarle la organización de los espacios exteriores de los centros, y la limpieza extra de todas las zonas.

Una de las voces más críticas es la del director del IES Arzobispo Xelmírez I, Manuel Portas, que pide más personal y condiciones más seguras para trabajar: a “estas alturas, é moi complicado poñer en marcha un protocolo en centros que non teñen espazo suficiente e que necesitan máis dotación de persoal para atender as novas gardas, para controlar a distancia dos rapaces”. En el Xelmírez, en este momento, la solución parece enfocada a que los alumnos tengan la mascarilla puesta, al no poder mantenerlos separados. En este sentido, un centro a caballo entre lo público y lo privado, La Salle, vería con buenos ojos que la mitad de su alumnado pudiese seguir virtualmente las clases. Su director, Jesús Martín, reconoce que todavía están en reuniones para tomar alguna decisión y critica que la Xunta haya enviado los protocolos con poco tiempo de margen. “Otro problema es el del profesorado especialista. Intentaremos que pasen por un aula el menor número de docentes posible, uno o dos profesores como mucho”, comenta.

La complejidad va más allá del interior de las aulas. En el IES Rosalía de Castro, se han decidido modificar los horarios semanales para evitar que se junten alumnos de secundaria, bachillerato, FP y módulo nocturno. “Temos moito alumnado e o espazo é o que hai. Xa temos a autorización para que secundaria e bacharelato non teñan o turno de tarde un día á semana. Así, luns e martes terán clase de 8.45 h a 15.00 h, e o resto de días ata ás 14.10 h”, especifica el director del centro, Xabier Mouriño. Añade que se debería tener más claridad para facilitar la enseñanza a distancia, así como más profesorado: “nós de momento temos a mesmo cota de profesores, aos que hai que asinarlles máis gardas para que se manteña a distancia no recreo. Estamos preocupados, claro, polos rebrotes”.

En institutos como el IES Antonio Fraguas o el IES de Sar, hay un problema añadido. Ambos centros tienen dos bachilleratos únicos en la ciudad: Artes Plásticas, en Sar, y Artes Escénicas, en el Antón Fraguas. “En setembro podemos ter un grupo novo coa matrícula que vén de artes, o que complica que poidamos adiantar a organización”, argumenta el director del IES de Sar, Aníbal García. Además, a eso se le añade el material específico que necesitan los alumnos de las modalidades artísticas y que, en ocasiones, tiene dimensiones que dificultan poder llevarlo de casa para evitar el uso compartido. “Estamos bastante fastidiados, damos voltas, non temos moita seguridade e notamos en nós toda a responsabilidade. É moi complicado”, añade Aníbal, quien también menciona las dificultades para mantener la limpieza adecuada.

En ese punto, en la limpieza, se centra el director del Pío XII, Xosé Manuel Casaleiro. En su centro, al ser un colegio de educación infantil y primaria, todos los alumnos formarán parte de los grupos burbuja. Sin las complicaciones de las materias optativas de los cursos posteriores a primaria, su principal problema es el personal de limpieza. “Se hai que limpar os aseos tres veces, hai que ter traballadores adicados só a iso. E iso depende do concello. No momento no que hai quendas de comedor, ou espazos compartidos para educación física, recreo ou psicomotricidade, necesítase unha limpeza tras o uso, igual que no comedor”, especifica Casaleiro. También denuncia las complicaciones que tienen algunos centros para poder rotar los horarios de los alumnos, o repartir las puertas de acceso.

Para hacernos una idea clara de la planificación que se requiere, tenemos el ejemplo de la Compañía de María. Su directora, Ana Besada, afirma que tienen espacio suficiente para mantener la distancia exigida de un metro: “pero si se amplía a metro y medio, ya tendríamos un problema”. De momento las medidas siguen vivas, y ayer mismo la Consellería de Educación anunciaba nuevas normas que se deben combinar con las sanitarias, por ejemplo, la opción de agrupar materias por ámbitos de conocimiento para facilitar la transición a la secundaria. En resumen, a poco más de un mes de la vuelta al cole, la balanza se inclina hacia el lado de las dudas.

31 jul 2020 / 00:00
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