Ni derribar ni tapiar: el Concello no puede actuar en la casa de la Alameda
Desde Urbanismo insisten en que lo único que les queda es esperar a que los propietarios resuelvan los procesos judiciales
Tres días después de que se hiciesen públicas las denuncias de los vecinos de Campo do Cruceiro do Gaio y del Pombal por la situación que viven con los okupas de una vivienda situada en la Alameda, las reacciones continúan sin que se ofrezca una solución clara. Por un lado, los propietarios del inmueble tienen un problema doble: la casa está ubicada en zona verde, y arrastra un conflicto legal desde su construcción. Tal y como explicaba el viernes a EL CORREO GALLEGO la exconcelleira encargada de la rehabilitación del casco histórico, Encarna Otero, la vivienda está fuera de ordenación, y “debería ser tapiada ou derrubada”. A esta afirmación, el Concello responde recordando de nuevo que, por muchos problemas que existan con los okupas, estamos ante una propiedad privada. Según la concelleira responsable de Urbanismo, así como alcaldesa en funciones ante los días de descanso que se ha tomado el alcalde, Mercedes Rosón, se han juntado dos problemas a la vez que colisionan: por un lado, la okupación del inmueble y, por otro, la particularidad de una residencia abandonada situada en suelo municipal.
En este momento, cuando se realizan obras en el muro del Pombal, Rosón explica que no incluyen la parte en la que está localizada la vivienda en cuestión, sino parte del terreno verde ubicado en la parte de atrás. En este momento, “apostamos por unha permuta, intentaremos negociar cos propietarios”. Ante esto, queda descartada cualquier acción relativa a derribar o cortar la corriente que tiene la casa.
La responsable de Urbanismo, también detalla que los propietarios han realizado ofertas de compraventa al ayuntamiento, con cantidades que considera desorbitadas dada la ubicación en zona verde, y reconoce que es consciente de los problemas que sufren los vecinos ya que reside cerca de ese lugar.
QUÉ DICE LA OPOSICIÓN. El portavoz del segundo grupo político del ayuntamiento compostelano, el popular Alejandro Sánchez-Brunete, no se muestra demasiado optimista respecto a una posible salida al problema existente en la Alameda: “No vemos un horizonte de solución inmediata. Es un fenómeno que se viene extendiendo por la ciudad, afecta también a Pelamios, a Belvís, a San Lorenzo... Y no solo perjudica a propietarios, sino que perturba la tranquilidad de toda la comunidad vecinal”. Insiste en que Santiago sufre como, cada cierto tiempo, se va replicando la misma circunstancia. De hecho, muy cerca de esa casa de la Alameda que está en este momento okupada, hay un caserío señorial que su propietario consiguió recuperar hace un año después de meses de presencia de O Aturuxo das Marías, un autodenominado centro social okupado e autoxestionado en Santiago de Compostela.
Según expone Sánchez-Brunete, el grupo municipal del PP presentó en junio una iniciativa para que el ayuntamiento “instase al gobierno de la nación a plantear un proyecto de ley que diera más instrumentos normativos para afrontar este problema, igual que hizo el PP en el Congreso. Pero es cierto que hay cierta connivencia politica en cierta izquierda de este país con el problema de la okupación y eso hace que sea dificil llevar adelante reformas normativas ”. El texto se formuló con el objetivo de modificar las normativa estatal relativa a los desalojos para que exista una posibilidad de actuación algo más sencilla que la actual: “Por ejemplo que, cuando se produzcan okupaciones, no haya que esperar una autorización judicial para el desalojo en el caso de las primeras 24 horas o de las primeras 12 horas, de forma que pueda echar ya la Policía a estas personas”.
El portavoz popular también propone la opción de que sean las comunidades de vecinos las que insten al abandono de la vivienda, sin necesidad de que sea el propietario el único legitimado. Recordamos que, en este caso, según ha conocido este diario, los propietarios están resignados después de que las okupaciones se hayan repetido en el tiempo. Los propios vecinos de la rúa Campo do Cruceiro do Gaio recordaban que van cinco o seis grupos de personas los que se han instalado en esa residencia a lo largo del tiempo.
“La Policía viene muchas veces, la última hace dos días, y les dice que bajen el volumen. Pero cuando se van los agentes, ellos vuelven a subir la música y todo sigue igual. Esto ocurre día tras día”.
“Cuando están de fiesta, no hay quien duerma. Mi novio se tenía que levantar ayer a las tres y media de la mañana para ir a trabajar, y a esa hora seguían a todo volumen. Esos momentos son las gotas que colman el vaso”.
“No son muy de fiar como para ponerse a hablar o a intentar hacerles entrar en razón. A veces salen con una estaca afilada apoyada en su hombro. Y creemos que también hay bastante trapicheo de droga”.
“Por no mencionar que en el confinamiento, cuando había que estar en casa sin ni siquiera pasear, ahí entraban y salían todas las noches grupos de hasta quince personas, cuando a mí la Policía me paró por tirar la basura”.