Pero, ¿de dónde vienen las chirimías?
Dícese de un instrumento musical de viento, elaborado a partir de madera, de unos 70 cm de largo, con diez agujeros —siete en la versión española— y boquilla con lengüeta de caña: se trata de la chirimía. Este instrumento de viento tiene sus orígenes en los siglos XV y XVI; aunque hoy su marcha se sigue interpretando en la Catedral de Santiago. Se trata de una tradición antiquísima, además de inexistente en ninguna otra catedral española. Ayer, Día de Galicia, en la Misa Estacional de la Solemnidad del Apóstol Santiago, también sonaron las chirimías. En la actualidad se tocan con acompañamiento de dos trompas y dos fagots del siglo XVIII.
Según Alberto Solana, autor del libro El Enigma Compostelano y del popular blog Tradición Jacobea, el origen de este instrumento de viento se remonta a la segunda mitad del siglo XV, con los comienzos del Renacimiento, cuando empezó a utilizarse en las catedrales y colegiatas de España y de Europa. Y aunque llegan a ser instrumentos esenciales en las capillas de música, reforzando las propias voces en los actos procesionales eclesiásticos, no fue hasta el siglo XVI cuando se intensificó su uso, coincidiendo con la admisión de la música instrumental durante la celebración litúrgica.
Fue la extrema dificultad técnica que suponía su manutención la que hizo evolucionar a otros formatos instrumentales, de sonoridad más agradable y, sobre todo, de menor complicación. Así, el instrumento tradicional cayó en desuso. Evolucionará, eso sí, en el siglo XVIII, convirtiéndose en el oboe, cuyo sonido es más delicado y, sin lugar a dudas, más armónico que el de su predecesora. Es el oboe el que ocupa el lugar de la chirimía en las orquestas.
A pesar de esta evolución hacia el oboe, algunas catedrales de Galicia conservaron las chirimías tradicionales para momentos más especiales, como son las procesiones solemnes. Esto ocurrió tanto en las catedrales de Lugo y Tui como en Santiago de Compostela; pero solo esta última continúa utilizando la marcha de las chirimías en sus procesiones capitulares de solemnidad.