Piden acciones para que los ‘cien mil’ no tarden otros diez años

De este modo, y con la tendencia actual, es posible decir que la población irá creciendo paulatinamente con ritmos poco acelerados. De no cambiar algunas tendencias en la gestión de esta cuestión, parece que no será hasta finales de la presente década que el municipio por fin supere la cifra de los 100.000 habitantes. Esto se podía leer en el informe Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible publicado por el Concello de Santiago en 2016. Esa década a la que hacen referencia ya ha pasado, y los 100.000 son todavía una ilusión. Según las últimas cifras de Estadísica, la población actual empadronada en la ciudad es de 97.260 habitantes, a 2.740 nuevos habitantes del récord. Para hacernos una idea del ritmo al que avanza la población en la ciudad, en los últimos 20 años se ha incrementado en 3.357 censados más.

Así, hay voces que piden medidas para activar la llegada de habitantes a la ciudad, o fomentar que se queden en Santiago los nacidos aquí. La Asociación Área Empresarial del Tambre pone de manifiesto que, al bajo crecimiento de la población, se suma el hecho de que la actual está envejecida: “En diez años la población se ha incrementado en apenas 2.500 personas, mientras que la pirámide refleja la cruda realidad de que, además, está envejecida”. Los empresarios consideran que, de seguir con la evolución natural, la ciudad tardará otros diez años en alcanzar los 100.000 habitantes.

¿Qué hacer para acelerar el proceso y dar más vida al tejido económico de Compostela? El área de empresarios del Tambre considera que, si Santiago quiere recuperar población y, sobre todo, atraer gente joven, tiene que actuar sobre tres circunstancias. La primera de ellas es la relativa al empleo: “Llevamos años hablando y reivindicando la necesidad de empleo industrial, que fija la población, genera valor añadido y tiene un efecto multiplicador sobre el empleo indirecto en actividades relacionadas. De ahí que hayamos apostado por el proyecto BioTech Madeira para el polígono de A Sionlla, que contribuirá a atraer profesionales especializados”, aseguran.

También creen que una de las soluciones está en la política de vivienda. Denuncian que es es inviable que un matrimonio joven “aunque los dos trabajen y salvo honrosas excepciones, pueda plantearse acceder a una vivienda en los precios que se están planteando ahora. Los alquileres tampoco están para alegrías, al menos hasta la crisis del covid, pues se estaba incrementando la presión por los pisos turísticos e incluso los estudiantes se estaban desplazando a los barrios dormitorio”. Y el tercer aspecto al que se refieren los empresarios es el de la cultura. Piden más dinamización para que la ciudad sea más atractiva. Aseguran que estas son las únicas vías para revertir una tendencia que aleja a los jóvenes hacia los concellos limítrofes.