Problemas en los autobuses urbanos mientras se espera la nueva licitación

Los años pasan para todos es una frase hecha que podríamos trasladar al servicio de autobuses urbanos de Santiago. La demora en la aprobación de los nuevos contratos, un retraso en el que también tuvo su incidencia la entrada de una nueva normativa verde para las ciudades, está provocando que algunos autocares muestren claros ejemplos de agonía en esta recta final de su prestación a la ciudadanía compostelana. Por suerte para ellos, las previsiones de Raxoi sitúan en septiembre el principio del fin de este calvario, una vez salga a la luz la nueva licitación.

En este sentido, el perfil de Compostela en la Onda se hacía ayer eco de una imagen enviada por un oyente desde uno de los autobuses municipales. En ella se podía leer el siguiente mensaje en la puerta trasera: “No se apuren... abre muy lenta”. Rápidamente, la publicación se llenó se comentarios con experiencias vividas en diferentes rutas de la capital gallega, casos que cualquier persona que emplee estas líneas de manera habitual ha podido comprobar en algún momento.

Accesos que se bloquean, problemas mecánicos que obligan a detener la marcha del bus o paneles informativos que no funcionan son algunas de las averías más comunes, fallos que provocan más que algún inconveniente en la población, así como a los conductores, y que dejan entrever la necesaria renovación del parque público.

Asimismo, a estos problemas, que se han agudizado en los últimos tiempos, se suman otras preocupaciones de la población, tales como la retirada de la conexión directa con el aeropuerto o los cambios producidos con el horario de verano.

En todo caso, todo hace indicar que la solución llegará más pronto que tarde. Esta misma semana, el alcalde Xosé A. Sánchez Bugallo indicaba que el contrato del transporte público se encuentra “perfectamente ultimado” para licitarlo para finales del periodo estival.

Este concurso está pendiente del informe de un órgano estatal, señaló el primer edil, documento con el que se culminaría un proyecto que se alargó más de lo previsto, puesto que estaba previsto tramitarlo durante el primer trimestre de este mismo año.

Las nuevas medidas establecidas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, con el objetivo de acercarse a las emisiones cero, obligaron a darle una vuelta de tuerca al plan local, puesto que ahora se deben incluir más vehículos de energías limpias.

Cabe recordar que todos los urbanos de Santiago, servicio que se mantiene prorrogado sin contrato, usan combustibles fósiles, por lo que el camino por recorrer será grande. Como ya se apuntó en anteriores ocasiones, obligará a un proceso drástico para llegar a los límites estatales para el periodo de 2025-2030.

AMPLIACIÓN Y RENOVACIÓN. El nuevo contrato para el transporte vendrá de la mano con la ampliación de la flota a 58 autocares, doce más que actualmente, así como el predominio de eléctricos o de bajas emesiones. Este avance implicará un mayor gasto, por lo que tuvo que ser estudiado para adecuarlo a los presupuestos municipales, con el reto de que repercuta lo mínimo en el billete. Así, según el alcalde, un bus tradicional tiene un coste de 280.000 euros, un híbrido de 330.000 y un eléctrico de más de 500.000.