¿Quién robó la cruz de Alfonso III?

El pasado día 1 de julio reabría sus puertas el Museo de la Catedral, un espacio que permaneció cerrado al público desde que se decretó el estado de alarma en el mes de marzo y cuya remodelación incluyó una de las más importantes posesiones de la Iglesia compostelana, el llamado Espacio Sacro Tesoro- Capilla de las Reliquias. Pero ¿qué alberga exactamente este tesoro?

Se trata del lugar que concentra buena parte de la colección de platería de la Catedral, de la que forman parte todo tipo de piezas que, desde la Edad Media hasta nuestros días, han sido donadas o adquiridas por el templo.

Entre ellas se encuentra una réplica de la Cruz de Alfonso III, que fue donada en el siglo IX, pero que desapareció misteriosamente un día de mayo del año 1906 sin que se volviera a tener noticias de su paradero. El objeto fue durante siglos una de las pertenencias más importantes de la Catedral, tanto por antigüedad como por valor histórico. Tanto es así que contaba con una inscripción que versaba: “En honor del apóstol Santiago donan esta cruz los siervos de Cristo el príncipe Alfonso y la reina Jimena”.

Su leyenda se multiplicó además tras la misteriosa desaparición que a principios del siglo pasado removió a la sociedad compostelana. Un robo todavía sin resolver que roza el relato novelesco por su espectacularidad. Así, fue el canónigo Abeijón de Seárez quien reparó en su falta cuando se disponía a decir misa y se encontró con un panorama desolador. Frente a él, varios objetos litúrgicos estaban esparcidos por el suelo y el altar había sido pisoteado por los maleantes.

A la llegada de la policía, se descubrió que los ladrones habían serrado una reja y entrado por la ventana que comunica la capilla con las cubiertas de la Basílica, rompiendo un cristal para introducirse por ella. Después cruzaron a la otra punta del templo para acceder a la Capilla de las Reliquias.

En el escenario del suceso se llegó a encontrar una soga mediante la cual se habrían deslizado desde la cubierta al suelo, al más puro estilo James Bond, y una grúa casera con la que habrían levantado varios elementos para sacarlos por una de las ventanas.

El robo desconcertó a los responsables de la Catedral, que no entendían el motivo por el que los ladrones se habían dejado otros objetos con mayor valor monetario y más fáciles de transportar. Una incoherencia que abrió la posibilidad de que se tratase de un robo realizado por encargo.

Aunque con historias menos espectaculares, el tesoro de la Catedral incluye muchas otras piezas dignas de mención. Entre ellas se encuentra el copón del arzobispo Monroy, una pieza de oro, perlas y esmaltes realizada por Juan Posse en 1698 y que fue utilizada por el papa Benedicto XVI, durante la misa que ofreció en la Plaza del Obradoiro en su visita de 2010.

Así, el espacio Sacro Tesoro-Capilla de las Reliquias se convierte en una de las principales novedades que el Museo ofrece al público tras su reapertura. Una oportunidad única para ver de cerca una gran cantidad de objetos de gran valor que son imprescindibles para comprender la historia jacobea a través de los siglos.

Asimismo, el templo destaca las labores de conservación que se llevaron a cabo durante los últimos meses y que incluyen la sustitución del pavimento de la Capilla del Tesoro, que se encontraba muy deteriorado por la humedad. Además, los responsables instalaron un nuevo sistema de iluminación museográfica y actualizaron los sistemas de seguridad, para evitar que la historia de la cruz de Alfonso III se repita un siglo más tarde.

Desde la Catedral destacan que todas las labores de renovación y restauración no hubieran sido posibles sin la colaboración de diferentes entidades privadas como Abanca que apostaron por apoyar la preservación de este gran museo.