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COMPARTIENDO CON TU CIUDAD (III)

Rúa de San Francisco, el vestíbulo del Obradoiro

SÁNCHEZ-AGUSTINO y

ARQUITECTOS ASOCIADOS

Encaramos en esta ocasión una de las rúas típicamente compostelanas, rodeada de piedra por sus cuatro costados cuando también la cubre un cielo empedrado: la rúa de San Francisco.

Es innegable que las intervenciones en cualquier zona histórica requieren siempre de una especial sensibilidad y sutileza, que se acrecienta según el grado de protección que alberguen, a lo que deba añadirse el hecho de emplazarse en una ciudad declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

La extraordinaria intervención urbana de Xoan XXIII que culminó con la pérgola de Viaplana, no da respuesta hoy al “interfaz” generado entre la zona de tránsito del aparcamiento subterráneo y la dársena de autobuses y la reciente peatonalización de la rúa de San Francisco; una intersección de ambas calles que soporta un agudo tráfico peatonal, pero que debe convivir todavía con el paso de turismos, obligados ambos a un ejercicio de esquivarse y sortearse con un innegable mayor peligro para los primeros.

Esa intersección requiere de una solución urbano-arquitectónica de mínima intervención, lo que sin duda incrementa notablemente la dificultad de su acierto.

Nuestra propuesta pasa por respetar la integridad del entorno y la urbanización preexistente, actuando con elementos ligeros reversibles, que logren un objetivo: garantizar la separación entre peatón y vehículo.

Este objetivo se alcanza extendiendo una alfombra peatonal que replantea totalmente la acera norte en toda su extensión, desde el aparcamiento-dársena hasta la confluencia con San Francisco y parcialmente la acera sur, en el borde de entrada de esta última calle, con altura de cota mínimamente significativa y adaptada para movilidad reducida en los pasos y accesos, diferenciándose así visualmente las dos clases de circulación en conflicto. Este tapiz entarimado, se encontraría sometido a tratamiento de sílice antiresbalón y se compondría además de acero granallado.

La actuación se complementa redireccionando el paso de peatones de Xoan XXIII, dándole carácter de ingreso en la ciudad y señalizando a continuación el pavimento pétreo con tachuelas de bronce, salvaguardándose en todo caso, los elementos separadores actuales de alcorques y árboles.

La naturaleza de la intervención es propiamente reversible, pues no requiere de su fijación al pavimento y admite ser transformada según se alteren las necesidades cívicas del entorno.

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