‘Salvadas’ las históricas vitrinas de la antigua librería Galí

La Concejalía de Casco Histórico emitió una orden hoy a primera hora de la mañana para que se retiren los carteles anunciadores de un estanco que habían sido colocados en la fachada de un establecimiento comercial bajo los soportales de la Rúa do Vilar, cubriendo unas antiguas vitrinas. Según informó el Ayuntamiento, se pusieron sin solicitar licencia ni contar con el informe preceptivo de la Comisión Asesora de Patrimonio, por lo que solo cabía su retirada.

Hace años ya, concretamente en 2006, que en este local cerró sus puertas la librería Galí, para dar paso a un negocio de venta de recuerdos, pero las históricas vitrinas de madera y cristal seguían en la fachada del establecimiento y en las columnas de los soportales, solo que en vez de libros tenían figuras y medallas. Este segundo negocio también cesó en su actividad durante la pandemia, y ahora abrió en su lugar un negocio de venta de tabacos y complementos.

El problema, como denunció a través de su Facebook el editor Henrique Alvarellos, es que aquellas antiguas vitrinas, tapadas ahora con cartelones rojos, llevaban adornando las paredes prácticamente desde la apertura del negocio, desde el año 1876, y forman parte ya de la imagen tradicional de la calle. Por ello, tras tener conocimiento de la situación, y ante la carencia de permiso, la concejalía que dirige Mercedes Rosón, emitió ayer a primera hora de la mañana una orden para que se retiraran los carteles, recordando que la normativa obliga a presentar un proyecto previo y requerir la aprobación por parte de la Comisión Asesora, antes de realizar una intervención.

En esta misma rúa, ya se produjo un problema similar con otro establecimiento, en este caso una entidad bancaria, que también colocó unos cartelones sin licencia, y que tuvo que retirar tras otro requerimiento. El departamento de Disciplina Urbanística hace un seguimiento constante y los apercibimientos de sanción en el caso de no corregir el problema son casi inmediatos.

La normativa para la zona monumental es muy estricta en este sentido, y además de limitar el uso comercial a la planta baja y como mucho la primera como depósito de mercancías, también establece todo tipo de cautelas en lo que se refiere al exterior de los establecimientos y la exposición y anuncio de las mercancías.

Ahora, además, se ha puesto en marcha la elaboración de un catálogo de los establecimientos más emblemáticos de la zona monumental para registrar los elementos más significativos, con el objetivo de que aunque el negocio desaparezca, las piezas más características se mantengan. Es el caso, por ejemplo, del emblemático café Derby, que ahora va a volver a abrir sus puertas con otro tipo de orientación dentro del sector de hostelería. Desde las vidrieras emplomadas hasta otros elementos del mobiliario y la decoración están catalogados y deben conservarse e integrarse en futuras remodelaciones.

También se ha reactivado el ‘Registro de Solares’, una relación en la que se incluyen aquellos inmuebles que presentan problemas de conservación. La idea del Ayuntamiento es combinar las líneas de ayuda para recuperar los edificios y sus elementos singulares con una herramienta coercitiva para asegurar el correcto mantenimiento de los inmuebles.

Quienes sean apercibidos por el mal estado de su propiedad y no tomen las medidas necesarias en el plazo oportuno, serán incluidos en esta relación, y si persiste el problema se pueden enfrentar en último término a la expropiación del inmueble para garantizar que se realizan las labores necesarias y no hay problemas ni para las propiedades colindantes ni para los transeúntes ni para la imagen de la zona.

Hay otros casos, como uno situado en las proximidades, la antigua sala Yago, cerrada desde hace años, en los que la presencia de soportales a la entrada del antiguo cine se convirtió en refugio para indigentes, lo que obligó a buscar una solución provisional en forma de tapiado con paneles de madera, que ha resultado práctico, pero no especialmente estético.