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Santiago de los Caballeros, en la República Dominicana, primera ciudad fundada en América con el nombre de ‘Santiago’

Fundación. La realizó Cristóbal Colón, en la isla que él mismo había descubierto y bautizado como La Hispaniola y lo hizo en su segundo viaje, año 1495. Eligió, para ello, el valle del Cibao, centro Norte del territorio, a orillas del río Yaque del Norte, que la aprovisionaba de agua. Y lo hizo bajo la forma inicial de un “fuerte” radicado en territorio aborigen del ‘cacique’ Guanaconel. Verosímilmente dicha fundación debió realizarse el 25 de julio, fecha en que se celebra la festividad cristiana conmemorativa del martirio de Santiago el Mayor, protomártir del Colegio Apostólico. (Figura 1). La ciudad así creada sufrió tres traslados en los siguientes sesenta y siete años, que fueron:

1504. Fray Nicolás de Ovando, a la sazón “5º Virrey de Indias” la refundó en la cercana población de Jacagua, a orillas del arroyo homónimo donde, en 1508, adquirió el título de “villa” y se la dotó del correspondiente “escudo de armas”, (Figura 2) ambas cosas por decreto del Rey Fernando I de Aragón, viudo ya de Isabel la Católica y como administrador de su hija de Reina Juana de Castilla.

1514. Diez años después Rodrigo de Albuquerque, famoso “repartidor” enviado para tales funciones por Fernando el Católico, cambió el emplazamiento de la ciudad para orillas del río Yaque y allí tuvieron lugar dos importantes novedades: 1ª) hizo el “reparto” de los aborígenes pobladores de la zona, un lote de 2.223 indios atribuyéndoselos, según la tradición, a 30 “caballeros colonizadores” o “encomenderos”, todos personas principales para organizar, con esa mano de obra, las tareas que iban realizándose en el devenir de la ciudad: construcciones, trabajos agrícola-ganaderos, explotación de recursos minerales, etc. 2ª) En esta su última realidad de 1563, la ciudad de Santiago de los Caballeros fue construida ya según los planos dispuestos para el levantamiento de “ciudades coloniales” por las sucesivas “ordenanzas” de Carlos V y Felipe II, cuyos reinados cubren los periodos cronológicos de 1516 a 1556 y de 1556 a 1598.

Las referidas “ordenanzas” disponían que tales urbes debían emplazarse en lugares seguros, salubres, con buenos pastos y arbolado, atendiéndose en ellas, cuidadosamente, a la mejor integración y trato de los aborígenes. Teniendo por dentro una “plaza mayor” cuadrilátera en la que estaban los edificios del “Cabildo” (Ayuntamiento), el “gobierno militar” y la “iglesia principal” (parroquia o catedral, en su caso) todo ello con zonas asoportaladas para protegerse de los excesos climáticos de sol y lluvia. De la plaza salían cuatro calles principales que iban hacia las “puertas” de la ciudad, si tenía perímetro amurallado y caminos principales. Dichas calles delimitaban otras tantas grandes “manzanas de casas” subdivididas, a su vez, por calles menores o secundarias. Las poblaciones más pequeñas debían tener, por lo menos, treinta vecinos y cada uno de ellos una casa, 10 vacas “de vientre”, 1 puerca “de vientre”, 20 ovejas “de vientre”, 6 gallinas y 1 gallo. El gobierno era ejercido por el “Alcalde” y los “Regidores”.

En el “Archivo de Indias”, de Sevilla se conserva un interesante manuscrito anónimo de cómo era la ciudad de Santiago de los Caballeros en 1864 (Figura 3).

“Santiago de los Caballeros”. Aparece así impreso, por primera vez, el año 1574, en la obra titulada “Geografía y descripción universal de las Indias”, escrito por Juan López de Velazco, durante el reinado de D. Felipe II.

Aunque la tradición le atribuye ese nombre a la presencia, en dicha urbe, de “30 caballeros de la Orden Militar de Santiago” es posible que tal número lo fuera de “caballeros” en general, es decir, una suma de “hidalgos o caballeros no titulados” que en número incierto habían ido llegando desde los viajes de Colón y otros que sí pertenecían a la citada orden militar, algunos de cuyos nombres constan en diversas fuentes: Luís de Arriaga, Alonso Sánchez de Camponel, Alonso Pérez Martel, Francisco de Monroy...

Importa advertir que otras tres ciudades iberoamericanas llevan el mismo nombre de la que nos ocupa: una en Guatemala, que fue fundada con el nombre de “La Antigua” y luego mudó para Santiago de los Caballeros; otra en Nicaragua, esta llamada con una variante “Santiago de los Caballeros de León” y la última en Venezuela.

Potencialidades actuales. La urbe dominicana, que analizamos, es la 2ª más importante del país tanto por su número de habitantes, en torno a los 350.000, como por su capacidad como centro productivo, comercial y manufacturero, sobre todo en los sectores del tabaco, alimentación de procedencia agrícola-ganadera, licores, almidón, derivados de la madera (muebles) y calzado.

Como capital de provincia integra a 10 municipios desde 1844 los que suman +/- 1,5 millones de moradores; sede episcopal desde 1953, instituida por el Papa Pío XII, la cual fue elevada a la categoría de archidiócesis en 1994 por S.S. Juan Pablo II. La catedral es un edificio que fue construido entre los años 1868 y 1894; consagrada al Apóstol Santiago el 1895; de estilo ecléctico con mezcla de elementos neorománicos, neogóticos e incluso neoclásicos. (Figura 3).

Desde 1962 la ciudad de Santiago cuenta con la prestigiosa “Universidad Pontificia Madre y Maestra”, impulsada por la Iglesia Dominicana y reconocida por el Estado. Es la primera en su género del país y tuvo, como impulsor decisivo al inolvidable Rector D. Agripino Núñez Collado.

Otro centro cultural muy importante en la misma ciudad, de carácter abierto al público, es el Ateneo “Amantes de la Luz”, donde se realiza un número grande y plural de actividades.

En el ámbito del patrimonio histórico artístico importa destacar, junto a otras ruinas y edificios de las épocas precolonial y colonial el impactante monumento a los “Héroes de la Restauración” (Figura 4) que desde una colina sobresale paisajísticamente en la planicie donde asienta la ciudad. Lo mandó construir, entre 1944 y 1953, el entonces presidente de la República General D. Rafael Trujillo para honrar la memoria de quienes lucharon por la independencia del país que, tras el dominio español vivió 22 años, entre 1822 y 1844, bajo dominio de Haití, país que ocupa actualmente el extremo oriental de la isla. Consolidada esa independencia todavía exigió ímprobos trabajos bélico-políticos hasta 1857. El monumento, obra del arquitecto Bona, en mármol blanco, mide 70 metros y en su parte alta luce una columna que imita a la que existe en Roma de la época del Emperador Trajano (Figura 4). El conjunto sufrió daños a la muerte del presidente Trujillo, y fue remodelado en el 2008.

Hermanamientos. El primer Santiago de los Caballeros, dominicano, subscribió convenios de hermanamiento con las ciudades de La Habana (por Santiago de Cuba); Mayagüez y San Juan (Puerto Rico); Santiago de Compostela (España) y San Salvador (por la República de ese nombre).

Para terminar este trabajo debemos recordar que en la República Dominicana residen, según cifras de 1995, unos 1.000 gallegos.

29 jul 2020 / 00:00
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