Se apagó la voz de Isaura Furelos
La voz de Isaura Furelos Gaiteiro se apagó para siempre a sus 66 años. El padre Feijóo seguro que ya le tiene un hueco preparado entre los que fueron sus compañeros en el Orfeón Terra Nosa para entonar alguna de las melodías que surcaron medio mundo o una habanera con la que ganaron en el certamen internacional de Torrevieja. La formación musical se hace grande en el cielo con Javier Vilela, Gregorio, el padre Gómez, don Antonio Suárez Carneiro, Nicanor, Fraga, Pimpo, Chicha Rico, Chicha Antelo, Pili, Rosa, Marisa Federico, Mariluz, Conchita, Marimí Federico, Loli Beiroa y ahora Isaura Furelos. Pero a ella el orfeón le ofreció mucho más ya que en sus ensayos fue en donde conoció a un joven estudiante de Medicina, el ilicitano Carmelo Serrano, quien fue su esposo, pero ante todo su amigo, su consejero y su alma gemela y con quien se desplazó a Elche para vivir aunque con continuos viajes a su Santiago natal. Con su forma de ser pronto se hizo un hueco entre su familia política, los clientes de su farmacia y de una amplia lista de amigos, aunque sin olvidar sus orígenes.
Era tal su devoción por la ciudad del Apóstol que hasta contagió a su parroquia de Santa María y hace tres años peregrinó con un grupo de 170 feligreses que hicieron una bella entrada en la zona monumental portando cada uno de ellos una de las palmas que elaboran los artesanos de la localidad ilicitana. Con su eterna sonrisa iluminaba a todos los que se le acercaban. Irradiaba luz. Solidaria, generosa, amable, acogedora en una casa que parecía no tener puertas, siempre muy atenta, cariñosa, mujer de carácter que sabía sacar en contadas ocasiones y sin aspavientos... Se hacía querer. Eran muchas las cualidades que supo transmitir a sus hijos Isaura, Carmelo y Alfonso, quienes seguro que intentarán inculcárselas a sus cinco nietos. Es uno de los legados que deja además de su recuerdo, que para muchos amigos tanto del Mediterráneo como de Galicia será imborrable. Ayer recibió sepultura en Elche pero la familia anunciará en breve la celebración de una misa en Santiago. Manuel E. Boo