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Los azabacheros consideran a los peregrinos imprescindibles para mantener este arte // Es habitual que la tradición pase de padres a hijos // Papas, miembros de la realeza o coleccionistas privados figuran entre los propietarios de algunas de las piezas más valiosas elaboradas en Compostela TEXTO Andrés Bernárdez

Sobreviven los artesanos del medievo

Se dice que los azabacheros de Compostela son los últimos artesanos del medievo. Quizás se trate de una exageración, aunque hay pocas formas de comprobar a qué se dedicaba la ascendencia de un artesano compostelano. Sin embargo, lo cierto es que los santiagueses son de los pocos del mundo que han conseguido sobrevivir a la era actual de la producción en masa, de los productos llegados de China o de los materiales baratos y de escasa calidad que ocupan buena parte de los joyeros de medio mundo.

En este sentido, una de las piezas clave para comprender la resistencia de este sector es la Ruta Xacobea. El Camino ha conseguido traer a Santiago a miles de personas diariamente que, tras completar una aventura de cientos de kilómetros, buscan un recuerdo, algún objeto típico de la zona y que tenga un valor equiparable al esfuerzo que les ha supuesto caminar durante semanas o meses hasta llegar a la ansiada Catedral. También es de especial importancia la reputación que se ha labrado la ciudad a lo largo de los siglos y que a día de hoy la posiciona como una referencia en la elaboración de este tipo de artesanía.

Fernando Mayer, gerente de la Joyería Mayer, explica cómo los peregrinos son quienes sostienen un negocio centenario. En su caso, el establecimiento que ahora regenta en la rúa de Xelmírez lleva manufacturando y vendiendo este tipo de arte desde el año 1830. Se trata de un negocio familiar en el que el oficio fue pasando de generación en generación hasta el día de hoy. “Mi padre lleva trabajando en esto más de medio siglo y yo debo llevar ya más de veinte años” señala Fernando, que comparte con orgullo nombre y oficio con su progenitor.

El experimentado artesano explica que se trata de un tipo de oficio muy específico, que requiere años de estudio y práctica y que en Santiago goza de una reputación especial que, de alguna forma, ha sido clave para atraer a la ciudad, tanto a clientes en busca de azabaches de calidad, como a cientos de estudiantes en busca de mentor.

Antonio González es otro azabachero compostelano que heredó el oficio de su padre, Ramón González, un personaje muy querido en la ciudad, y que sacó adelante durante años una tienda dedicada a este oficio. “Estudié escultura y fui aprendiendo. Aquí ha aprendido mucha gente que después fue creando sus propios negocios por toda Galicia”, explica.

Asegura sentirse orgulloso de seguir con un trabajo tan lleno de historia, que le ha permitido trabajar para algunas de las personas más importantes de la alta sociedad española. “Hemos hecho piezas para los reyes en varias ocasiones. Son proyectos arduos, que llevan meses de trabajo y en el que se involucran varias manos”, explica Antonio González. Sin embargo, uno de los proyectos de mayor relevancia para la ciudad, y que puso el nombre de su negocio en la boca de muchos, fueron las labores de restauración del botafumeiro que realizaron en el año 2015. “Hemos trabajado para mucha gente. Son muchos años y nos ha dado tiempo a sacar adelante proyectos de todo tipo, desde pequeñas joyas que no requieren demasiado esfuerzo, hasta la pieza que se le regaló al rey Felipe VI, que contenía partes de madera, plata y hasta un estuche en forma de libro y bordado en piel que llevaba el nombre del rey en su lomo”, concluye el célebre azabachero compostelano, con más de cuarenta años de experiencia a sus espaldas.

En pleno 2020, el azabache sigue suponiendo una forma de vida para decenas de compostelanos. Aquí están los talleres en los que se fabrican las piezas, aquí están las tiendas y aquí están los mejores profesionales. El reto ahora es conseguir diversificar el público y seguir apostando por hacer del azabache compostelano un símbolo de calidad. Desde la Joyería Mayer han optado por aumentar su presencia en Internet, con una moderna página web que les permite vender a distancia. Por su parte, los trabajadores de Ramón González Orfebrería también aceptan pedidos telemáticos y actualmente están llevando a cabo un proyecto que pronto verá la luz.

01 nov 2020 / 00:00
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