“Sueño cada día con ver toda la pared acabada”

Lleva más de un año decorando la calle A Espiñeira, en el barrio de Santa Marta. A Julio Ferreiro, vecino de la rúa jubilado, le parecía que el hormigón que hay frente a los edificios desde la pendiente inicial “afeaba” una calle de por sí “oscura”. A pesar de que nunca había hecho trabajos de este tipo, pensó en recubrir la extensa pared con azulejos rotos. “Aquí hay muchos quilos metidos. Imagínate si lo hiciese con azulejos nuevos. En Internet he visto que cinco quilos de azulejos rotos, que es una bolsita de nada, cuestan 62 euros”, según señala el improvisado artista, que inicialmente combinaba colores y piezas “sin pensar en construir nada con sentido”. Sin embargo, ha dado un giro y empiezan a aparecer figuras como la catedral, el botafumeiro, las Marías: “La figuración es más complicada, pero ahora me apetece más. Las Marías le encantan a todo el mundo”.

Al principio, los vecinos veían con recelo la obra, pero a medida que fue cobrando forma y sentido, se ha ido ganando su simpatía. “He notado un cambio de mentalidad entre los vecinos. También hay gente, incluso de fuera, que viene a traerme material; sin hablar conmigo, me lo dejan sobre la acera, sin más”, según advierte. Martillo, mazo, cúter y cemento blanco son sus herramientas de trabajo, pero reconoce que va a tener que hacerse con una “maquinita” para cortar los azulejos. “Me gusta lo que estoy haciendo, por eso vengo también los festivos siempre que disponga de material. Llevo trece meses con esto y aún quedará un año más. Pero sueño con ver toda la pared acabada, ya tengo muchas ganas de verla terminada”, concluye.