"Era toda una liturgia entrar en las tiendas"

"Era una liturgia entrar en las tiendas y mercados de discos dejándose llevar desde los grandes éxitos del momento a las auténticas joyas musicales que en 45 o 33 revoluciones giraban en los tocadiscos que llenaban de música y de emociones nuestra juventud", recuerda el periodista Ramón Castro. "La carátula del vinilo era el preludio de la banda sonora de nuestras vidas en obras de arte que vibraban entre surcos y agujas, mientras disfrutábamos con las letras de las canciones de la funda del disco. Una emoción que se hacía esperar y desesperar al intentar abrir el dichoso plástico de las cintas de cassette antes de que inundasen de música y sueños la pletina de aquellos radiocasetes, siempre encendidos con la radio sintonizada a la espera de poder grabar aquella canción".