Migración

"No hay mejor forma de prevenir el yihadismo que evitar el abandono escolar en Marruecos"

Fuad Amrani, educador marroquí en Tetuán, apunta a que "los niños que migran solos han perdido el miedo y son muy manipulables" | "El discurso anti-musulmán en Europa favorece los grupos extremistas en Marruecos”, afirma el especialista

Elisenda Colell

Fuad Amrani, director de la Asociación Tetuaní de Iniciativas Sociolaborales (ATIL), lleva 30 años luchando contra el abandono escolar de los niños de Marruecos. Desde 2017, con el apoyo de Mans Unides y el Gobierno de Marruecos, se ha especializado en detener los procesos de radicalización yihadista y delincuencial. En una entrevista con EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, mantiene que las política europea de fronteras y la ofensiva de la extrema derecha son un vivero para la captación de grupos extremistas.

-¿Por qué la asociación decide trabajar en las escuelas públicas?

-No hay mejor forma de prevenir la radicalización que evitar el abandono escolar. En Marruecos hay entre 200.000 y 300.000 alumnos que cada año dejan la educación básica obligatoria antes de los 15 años. La escuela debe ser atractiva para los jóvenes, el profesorado debe tener capacidades... y ofrecer vías para que tengan un futuro digno en Marruecos.

-¿Y trabajando el absentismo llegáis a la radicalización?

-El programa surgió cuando Daesh captaba muchos jóvenes árabes para ir a Siria. La radicalización islamista religiosa se puso de moda y la creación de la nación atrajo a muchos chavales. Cuando eres joven, puedes tomar este tipo de decisiones sin pensarlo. No hay nada misterioso detrás, pero luego no hay vuelta atrás. El Gobierno de Marruecos nos pidió programas adaptados para disminuir los riesgos. Ahora vuelve a haber radicalización islamista, pero no en los niveles de antes. Y hemos ampliado la mirada. Integrarse a una banda juvenil, emigrar clandestinamente… Radicalizarse es tomar decisiones radicales que afectan negativamente en su desarrollo, excluirse.

-¿Los niños que deciden migrar solos a Europa están radicalizados? 

-Claro. Son niños que han perdido el miedo. Están fuera de control, de su entorno y de su comunidad… y son muy manipulables. ¿Quién se convierte en su padre?

-La administración europea, en principio.

-A muchos les va bien, pero hay otros que terminan en la calle, siendo mucho más vulnerables de lo que eran en Marruecos. Es un problema de las dos sociedades. Nosotros tenemos que crear condiciones para que no den este paso. Migrar es un derecho y deben poder hacerlo con condiciones, de adultos. Las políticas de migración de Europa nos llevan al choque de civilizaciones, inculcan un sentimiento de inferioridad.

-¿Cómo previenen la radicalización? 

-No tener nada que hacer por la tarde después del instituto ya es un riesgo. Y más en entornos vulnerables, de desempleo, entre quienes han estudiado. Abandonan, se meten en líos y ya tienes un vivero para captar. Nosotros nos centramos en las actividades extracurriculares: teatro, deporte, clubes de lectura y escritura, uso responsable de las redes sociales... Espacios donde puedan expresarse, diagnosticar las problemáticas que tienen, reflexionar, debatir, sacar lo que tienen dentro. Cambiar la visión de la institución educativa. No hay mayor célula de prevención y de protección que la propia escuela. Y, sobre todo, hacerles jóvenes resilientes. Aceptar que no tendrán el último chándal de Nike, ni la PlayStation. 

-Parece injusto… 

-Siempre van a estar pensando en lo que tú no les puedes dar. Y más en la era de las redes sociales. Están sometidos a una violencia estructural, a ver aquello que nunca van a alcanzar. Hay que enseñarles a tener metas realistas, ambición sana.

-¿Trabajan en mezquitas?

Marruecos es una referencia mundial en detección de yihadismo, hacen un gran trabajo de seguridad y la sociedad está comprometida. Es muy difícil que en una mezquita se filtre alguien que quiera reclutar a terroristas, porque la comunidad reacciona. Me da la sensación de que en Europa se les presta menos atención. Es un problema de las fuerzas de seguridad, no de los ciudadanos. Pero la sociedad civil de acogida también debe hacer una reflexión.

-¿Cuál? 

-¿Por qué los jóvenes de segunda, tercera generación no se sienten franceses o españoles? Las políticas sociales han fracasado. El que acaba de llegar las aprecia, pero el que nace aquí ya no. Ve que está aislado en un barrio, ve las miradas o las reacciones de los padres de su novia... Hay muchas ayudas en los barrios periféricos, pero el mensaje que reciben es que su presencia molesta. Cuando llega un reclutador que quiere inculcar ese odio, sabe dónde tocar la fibra.

-¿Y en Marruecos, por donde se toca la fibra? 

-En las ganas de huir. La política Schengen europea ha sido catastrófica. Y ahora, con las redes sociales, el impacto de la diferencia con Europa ya no es solo en verano, es 24 horas cada día. Si te cierran las puertas… Se odia y se actúa violentamente contra aquello que se quiere y no se puede alcanzar. Esto ha favorecido a los grupos extremistas, igual que el crecimiento del discurso anti-musulmán en Europa. Convertir la inmigración en causa política, las campañas criminalizando a los menores marroquís en España… Esto afecta a la radicalización en Marruecos.

-¿Qué les ofrecen los captadores? 

-Hay una necesidad identitaria, sienten que forman parte de un grupo que les protege. Por eso es fundamental trabajar la pertenencia en la escuela, para construir su identidad sin necesidad de aferrarse a estos grupos. Y la deriva capitalista en las escuelas en todo el mundo nos ha hecho mucho daño.

-¿Por qué?

Se desprecia la filosofía y las humanidades, el espíritu crítico. Solo vale la nota de corte.

-¿Y las familias qué dicen?

-En Marruecos ser emigrante es una categoría social, y alta. Es un problema cultural que tiene que ver con las huellas de la colonización. Te deja un complejo de inferioridad. Todavía se idolatra lo que viene de Europa. Hay quien está obsesionado en que sus hijos se vayan a Europa. Los chavales sufren mucha presión. A los que les va bien en España y consiguen empleos lo primero que hacen es mandar dinero a sus casas. Esto tiene un valor humano, un sentido de la responsabilidad… Y claro, les hace sentir importantes, les reafirma. Tienen un capital humano que vale oro. Son valientes, líderes y tienen espíritu de rebeldía que bien canalizado es muy potente para nuestro país.

-Y hay menos derechos… ¿no? 

-Marruecos ya no tiene un problema de generar riqueza, sino de repartirla. Instagram y gran parte de la sociedad sigue idealizando el estilo de vida europeo... Eso nos hace mucho daño. El que -se queda a trabajar y vivir en Marruecos le ven como un fracasado.

-¿Hoy, las bandas son el principal problema de los niños marroquís? 

-Es un problema, aunque no llega al nivel de Latinoamérica. Es otra vez el tema identitario: me van a respetar, no como a mi padre que se mata a trabajar para nada. Buscan al héroe, que se pasea con la moto, al que las chicas ven y al que el barrio teme. Es un fenómeno muy inicial, pero en Marruecos el fútbol es el principal vehículo de introducción en las bandas y hay que actuar. Se fijan mucho en el fenómeno europeo.

-A propósito del fútbol, ¿qué piensa de las masivas celebraciones de la victoria de Marruecos en Europa? 

-Es brutal que los hijos de los inmigrantes, de segunda o tercera generación, necesiten sentir y expresar ese orgullo. Me emociona que los padres inculquen un sentimiento hacia la tierra, pero la sociedad de acogida debería reflexionar. Están integrados pero no incluidos.