Cómo los juegos de niños te ayudan a escapar del estrés, según psicólogos gallegos

Cuando los adultos tiene un anhelo por volver a su infancia, muchas veces buscan poder hacerlo desde el juego. Pinchar globos para que estallen, hacer burbujas, deslizarse por toboganes, subirse a un carrito del supermercado, saltar en hinchables, pintar libros para colorear o sumergirse en experiencias inmersivas son solo algunos de los típicos juegos de los más pequeños. Sin embargo, hoy en día hay adultos que buscan volver a sus raíces a través de algunas de estas actividades. Este fenómeno tiene nombre y se denomina kidulting. El termino contiene dos palabras claves en inglés, kid (niño) y adult (adulto).

El catedrático de Psicología de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) Jorge Sobral Fernández señala que desde la posmodernidad, «lo trivial, lo lúdico, lo individual y la evasión de las responsabilidades han pasado a formar parte de la cultura de ciertas clases y grupos sociales».

El kidulting podría haber aparecido por esas responsabilidades actuales que tienen los individuos y el jugar sirve como una forma de escapar de la realidad. «Podría decirse que es una estrategia para gestionar y afrontar el estrés. Una vía de escape de la ansiedad que generan los conflictos en la vida adulta y sus necesidades, sobre todo en una sociedad que cada vez es más competitiva e individualista», explica Sobral.

Los juguetes retro como figuras de acción de los años noventa y ochenta se han vuelto populares entre la población adulta; las consolas de videojuegos como la Nintendo Switch; las películas y las series para niños como las de Disney, Marvel y Pixar y los cosplay y convenciones como las de Comic-Con son algunos de los ejemplos que se plantean como kidulting.

La psicóloga sanitaria y vicesecretaria del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia (COPG) Carmen González Hermo plantea que «jugar activa emociones como la diversión, el amor, el humor, el contacto y la competitividad». González explica que al jugar, los adultos reactivan una parte instintiva o natural que «los conecta con el mundo y también con lo que uno es». Además, la especialista señala que es necesario tener responsabilidades, exigencias y superarnos, pero «también es importante descansar y desconectar».

González Hermo apostilla que el jugar y el juego son dos cosas diferentes, y que no deberían tomarse como sinónimos. «Jugar hace que uno tome contacto con su cuerpo, tener en cuenta a un otro y entender las necesidades de uno mismo. Mientras que el juego produce conductas repetitivas que anestesian y evaden o hacen que uno pierda el contacto con el cuerpo», explica González.

«Jugar activa emociones como la diversión, el amor y la competitividad »

Carmen Gónzalez Hermo

— Vicesecretaria de COPG

Sobral explica que el kidulting podría ser una forma de convertir en positiva la nostalgia a la niñez. «Está relacionado con la teoría del niño interior, esa parte del inconsciente colectivo que tiene que ver con la infancia, la infancia soñada, fantaseada y después recuperada, con una memoria trucada», señala el especialista.

«Podría decirse que el ‘kidulting’ es una estrategia para gestionar el estrés»

Jorge Sobral

— Catedrático de psicología USC

En el caso de los adultos que practican el kidulting podrían relacionarlo con que en su infancia fueron felices. «La nostalgia a cuando eran pequeños y la evitación del estrés por parte de estos juegos, que podrían ser útiles como un componente que podía servir en tratamientos antidepresivos», apostilla Sobral.

El catedrático comenta que es importante diferenciar el termino de lo que son la producción de juguetes exclusivamente para adultos. «Hay países donde ya el 25% de la producción total de juguetes esta destinada a los adultos. Aquí hay un problema de definición porque si son juguetes para adultos, a lo mejor no son para niños, con lo cual, sería una contradicción. Si asumiéramos que hablamos de juguetes para niños y que una proporción significativa de adultos los utilizan, entonces sí habría un interés en reflexionar un poco las posibles causas», alega Sorbal.

No hay que dejar de señalar que los adultos siempre han querido jugar a juegos de niños, como cuando los padres acompañan a los hijos al parque y se suben a un columpio o si surge una pelea jugando a juegos de mesa. Todo llevado al extremo es un problema, serían adultos que se quieren hacer pasar por niños o bebés.

«Una cosa es tener a personas conscientes que buscan un escape, una evitación temporal de responsabilidades, y otra cosa muy diferente es convertir eso en un mecanismo de defensa, claramente ya de negación. Un mecanismo de negación de la realidad es una conducta desadaptativa», asegura el psicólogo.

González explica que cuando un adulto quiere jugar, muchas veces se distorsiona. «A veces, por la crítica de que está mal jugar siendo adulto, se piensa que en el único sitio donde se puede jugar es en la sexualidad, en el sexo. Y parece que todo el peso de nuestra diversión como personas mayores se pone ahí. La gratificación del juego no esta solamente allí.», señala la psicóloga.