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Sanidad

El riesgo de los retos virales: de tomar un fármaco contra la epilepsia, a la UCI en Valencia

La menor fue ingresada en el hospital de Manises y la unidad de Pediatría busca alertar sobre el riesgo de la peligrosidad de las redes: "Su objetivo no era el suicidio, sino participar en el juego".

Jóvenes utilizan su móvil para navegar en redes sociales

Jóvenes utilizan su móvil para navegar en redes sociales / Europa Press

Lluís Pérez

València

Una adolescente valenciana fue ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital de Manises (Valencia) después de sumarse a un reto viral en las redes sociales. Para cumplirlo, debía tomar la mayor cantidad del fármaco más fuerte que tuviera en casa. Al llegar al centro, fue atendida en un estado comatoso y, aunque consiguieron salvarle la vida, "hubo riesgo vital", explican Victoria Ordoño y María Sinisterra, adjunta de Pediatría y residente de segundo año, respectivamente. Y es que la menor de 13 años y medio, fue intubada e ingresada en la UCI por una neumonía aspirativa: "Si no se hubiera actuado rápido, habría perdido la vida", explican. Otros cuatro amigos de la menor siguieron este reto, aunque sin consecuencias tan extremas.

El caso ha servido para que ambas alerten del riesgo generado en las redes sociales entre los adolescentes y, también, de la "necesidad de aprobación por parte del grupo que conduce a la práctica de estas conductas peligrosas". Lo hicieron con un trabajo expuesto en el congreso de la Asociación Española de Peditaría (AEP), celebrado en València en junio. Y es que los casos de intoxicación o ingesta autolítica de los adolescentes se producen, además de por los retos virales, por la presión del entorno escolar y de amistades, entre otros. "Una de las claves es la inmadurez a estas edades, explican-. Por eso es importante la prevención en las escuelas, igual que se hace con temas como la sexualidad o la seguridad vial".

El de la ingesta de medicamentos es solo uno de los desafíos que los menores encuentran en las redes sociales. Hay otros como el "blackout" o presionar el pecho con fuera hasta conseguir el desmayo por falta de oxígeno o el "mataleón", cuyo objetivo es perder la conciencia a través de la luxación del cuello.

La "adicción" a la tecnología

El riesgo no es solo para los adolescentes, sino que este tipo de comportamientos se pueden reproducir a partir de los ocho años; hay casos registrados en los que "son cada vez más jóvenes". En muchas ocasiones, el principal reto es que los menores no reconocen estar siguiendo uno o eluden información vital para salvarlos. "La incertidumbre se genera porque muchos de ellos se encierran en su habitación y es difícil saber qué consumen o ven", explican. El uso de tecnología es, cada vez, más temprano y, aunque existe el control parental, no es un filtro infalible. Los menores pueden acceder en el colegio u otros espacios, no necesariamente en su casa.

La alerta no es solo por el contenido que consumen, sino por el efecto que estos dispositivos tienen sobre ellos. "Cada vez, nos encontramos con menores que padecen síntomas por la abstinencia a los dispositivos o redes sociales como TikTok", alertan las especialistas.

Acción rápida y seguimiento

El caso del hospital de Manises -tuvo lugar hace tiempo- fue diferente porque la menor confesó haber afrontado el reto al recuperar la conciencia en el hospital; había tomado carbamazepina, que se usa para frenar las convulsiones de los pacientes con epilepsia. La ingesta se produjo fuera del domicilio familiar, a donde llegó asintomática; unas horas después perdió la conciencia. Un golpe alertó a su padre sobre la pérdida de conciencia, quien la trasladó de inmediato al hospital. Aunque en un primer análisis toxicológico básico no se encontraron restos de la intoxicación, sí apareció en uno más exhaustivo. Fue ingresada en la UCI por derivar hacia una neumonía aspirativa y respondió favorablemente al tratamiento de antibioterapia intravenosa.

Hospital de Manises, en una imagen de archivo.

Hospital de Manises, en una imagen de archivo. / H.M.

Al recuperar la conciencia, fue tratada por el servicio de Psiquiatría del hospital, a quien confesó haberse sumado a este reto. "Su objetivo no era el suicidio -, se explica en el panel expuesto en el congreso-, sino participar en el juego". El seguimiento al paciente ha permitido constatar que no "ha vuelto a tener conductas de riesgo".

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