Sanidad
Paracetamol, un fármaco con 75 años de investigación y seguridad
Desde el inicio de su comercialización, en 1955, el paracetamol ha sido objeto de revisión continua
Sigue siendo, pese a Trump, el analgésico y antipirético de elección durante el embarazo cuando se usa bajo supervisión médica

Un farmacéutico dispensa paracetamol genérico. / Marta F. Jara
Rafa López
Lleva décadas en nuestros botiquines como uno de los remedios más comunes para tratar la fiebre y el dolor leve o moderado. Introducido comercialmente en EEUU hace 75 años, por su amplio consumo a nivel mundial y el tiempo transcurrido, el paracetamol ha sido uno de los fármacos más estudiados, objeto de numerosas revisiones científicas y limitaciones en las dosis. Pese a las declaraciones de Donald Trump y su secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr, que vinculaban su consumo en embarazadas con el autismo, es el analgésico y antipirético de elección durante la gestación cuando se usa bajo supervisión médica. Y, en términos generales, sigue siendo considerado un fármaco seguro en las dosis recomendadas, con pocos efectos secundarios y escasas interacciones con otros medicamentos.
Trump volvió a cargar contra el Tylenol, la marca comercial más popular en EEUU del paracetamol. Trump publicó en su red Truth Social que los padres no deberían dar el medicamento a los niños "por prácticamente ninguna razón", sin aportar pruebas científicas que respaldaran semejante afirmación. La Academia Estadounidense de Pediatría aclara que el Tylenol es seguro para tratar la fiebre en niños pequeños, aunque los menores de 12 semanas no deben recibirlo salvo indicación médica.
Ya desde su visto bueno en EEUU, en 1950, la seguridad del paracetamol ha sido puesta a prueba. Reportes de 1951 sobre tres usuarios afectados por una enfermedad de la sangre llamada agranulocitosis llevaron a su retirada del mercado. Pasaron años hasta que se evidenció que esa dolencia no tenía nada que ver con el paracetamol.
En España, el paracetamol es uno de los medicamentos más vendidos, junto al Nolotil (metamizol), otro analgésico. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios lo aprobó hace cerca de 40 años. Se vende como medicamento genérico, aunque han tenido gran éxito marcas comerciales como el Frenadol, una combinación de paracetamol con otros fármacos para los síntomas del resfriado.
No necesitan receta las presentaciones con comprimidos o sobres que contengan 500 o 650 miligramos de paracetamol o, de forma general, aquellas que contengan 1 gramo pero con un máximo de 10 comprimidos.
La dosis aconsejada ha sido objeto de revisión continua. En 2009, un comité asesor de la FDA estadounidense recomendó reducir la dosis única máxima para adultos de 1.000 mg a 650 mg. Y en 2011, la agencia reguladora británica revisó la dosis de paracetamol líquido recomendada para niños en el Reino Unido.
Esto es debido a su toxicidad para el hígado: a dosis elevadas puede provocar insuficiencia hepática, y una sobredosis puede llegar a matar a una persona. Como suelen repetir los farmacéuticos, "la dosis hace el veneno". La máxima que se debe ingerir dentro del margen de seguridad se estima en 4 gramos, el equivalente a tomar cuatro comprimidos de 1 gramo de paracetamol al día. Más allá de esa dosis aumenta de forma significativa la probabilidad de un fallo hepático.
Curiosamente, y como se apuntó hace unos días en un artículo publicado en 'Nature', pese a décadas de uso clínico y la propuesta de varios mecanismos moleculares, los investigadores aún no saben con exactitud de qué manera el paracetamol alivia el dolor y reduce la fiebre.
Embarazo
El pediatra e investigador gallego Federico Martinón Torres insiste en que vincular el paracetamol con el autismo "carece de fundamento científico y genera una alarma innecesaria que, de hecho, puede poner en peligro la salud de las madres y los bebés". En un hilo en la red social X, advierte que "evitarlo injustificadamente puede ser más perjudicial, y recurrir a fármacos alternativos puede suponer riesgos aún mayores".
En un artículo en 'The Conversation', Dipa Kamdar, profesor de Práctica Farmacéutica en la Universidad de Kingston (Londres), recuerda que el ibuprofeno y la aspirina no se recomiendan durante el embarazo, salvo que sea bajo supervisión médica, ya que conllevan riesgos para el bebé, como problemas con la circulación sanguínea, los pulmones y el desarrollo de los riñones.
Martinón, Kamdar y otros expertos esgrimen el estudio más amplio hasta la fecha, realizado en Suecia con 2,5 millones de nacimientos y publicado en 2024, que concluyó que el uso de paracetamol (llamado acetaminofén en Estados Unidos, Canadá, Japón y otros países) durante el embarazo no aumenta el riesgo de autismo, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) ni discapacidad intelectual.
El estudio, liderado por investigadores del instituto Karolinska de Suecia, que otorga los premios Nobel de Medicina y Fisiología, realizó un seguimiento de casi 2,5 millones de niños nacidos entre 1995 y 2019 durante un período de hasta 26 años. Utilizando los registros de recetas y las entrevistas realizadas por comadronas durante las visitas prenatales, pudieron ver qué madres reportaron usar paracetamol (alrededor del 7,5% de los embarazos) y cuáles no. Incluyeron el control de factores de salud, como fiebre o dolor, que podrían haber influido en el uso o no de paracetamol por parte de una madre durante el embarazo.
La fortaleza de este estudio estribó en la posibilidad de comparar a hermanos, niños nacidos de la misma madre, en quienes se había usado paracetamol durante el embarazo de uno, pero no del otro. Compararon más de 45,000 pares de hermanos, donde al menos uno de ellos tenía un diagnóstico de autismo. Cuando analizaron por primera vez a toda la población, los investigadores observaron un patrón similar al de estudios anteriores: los niños cuyas madres informaron haber usado acetaminofén durante el embarazo tenían una probabilidad ligeramente mayor de ser diagnosticados con autismo, TDAH o discapacidad intelectual.
Sin embargo, una vez que realizaron las comparaciones entre hermanos, esa asociación desapareció por completo. "Al comparar grupos de hermanos en los que uno estuvo expuesto al acetaminofén en el útero y el otro no, no se observó diferencia en la probabilidad de que posteriormente se les diagnosticara autismo, TDAH o discapacidad intelectual", explican tres coautores del estudio, Renee Gardner, Brian Lee y Viktor H. Ahlqvist, en un reciente artículo publicado en 'The Conversation'.
Los autores de la investigación sueca aluden también a otro estudio con un diseño de comparación entre hermanos similar, realizado por investigadores japoneses, y que coincide estrechamente con los resultados del estudio sueco: "Replicaron nuestros hallazgos en una población con antecedentes genéticos diferentes y donde los patrones de consumo de paracetamol durante el embarazo son bastante distintos. Casi el 40% de las madres en Japón reportaron haber usado el medicamento durante el embarazo. En comparación, menos del 10% de las madres suecas lo habían usado. A pesar de estas diferencias, la conclusión fue la misma. Al comparar a hermanos, no hay evidencia de que el consumo de acetaminofén durante el embarazo aumente el riesgo de autismo o TDAH".
Los investigadores del estudio sueco explican que las madres que toman paracetamol también tienen mayor probabilidad de sufrir migrañas, dolor crónico, fiebre o infecciones graves. "Estas son afecciones que, en sí mismas, están genéticamente vinculadas al autismo o al TDAH, así como a la probabilidad de que un niño sea diagnosticado posteriormente con una de estas afecciones. Este tipo de 'factores de confusión' puede crear asociaciones que parecen convincentes a primera vista, pero que podrían no reflejar una verdadera relación de causa y efecto", argumentan.
Gardner, Lee y Ahlqvist añaden que se sabe que la fiebre alta durante el embarazo aumenta el riesgo de complicaciones, tanto para la madre como para el bebé, por lo que "seguir adelante" sin más, como sugirió el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no es una opción exenta de riesgos.
"Por eso, organizaciones médicas profesionales como el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos y la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido siguen recomendando el paracetamol (paracetamol) como el antipirético y analgésico más seguro durante el embarazo, siempre que se use en la dosis mínima efectiva y solo cuando sea necesario. Esta ha sido la recomendación durante décadas", insisten los investigadores, que concluyen que "el mayor peligro es que los mensajes alarmistas desalienten a las embarazadas a tratar el dolor o la fiebre, poniéndose en riesgo tanto a sí mismas como a sus bebés".
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