Más allá del trampeo masivo
Tres muertes en dos semanas: la velutina, el temido invasor que ha colonizado Galicia
Se han retirado más de 16.400 nidos en lo que va de año, pero los afectados y los expertos consideran que las medidas no son suficientes ni del todo efectivas

Vespa velutina. / EFE / Lavandeira jr
Este mes ha provocado tres muertes en solo dos semanas, pero también causa el terror entre los apicultores, que pueden llegar a perder hasta el 50% de sus abejas. Con su franja anaranjada característica, la avispa velutina ha colonizado Galicia en poco más de una década gracias a una gran adaptabilidad al clima y al territorio que le han permitido expandirse por toda la comunidad. Esta especie invasora de origen asiático anida en ambientes diversos, tanto rurales como urbanos.
"Hay nidos por todos lados. En Galicia, en el 2012 se detectan dos nidos, cuatro años más tarde, casi 11.000", explica a la agencia EFE el veterinario Xesús Feás, profesor de la Universidad de Carlemany y experto en velutinas. Para Feás "no es casual" que se hayan producido tres fallecimientos en tan poco tiempo, porque la exposición a esta avispa es cada vez mayor y Galicia concentra casi el 36% de fallecimientos de toda España.
Este insecto ha sembrado el miedo en la población, pese a que no es más peligroso que otra avispa o una abeja; el problema se produce cuando se es alérgico o la cantidad de veneno es muy alta porque ha habido varias picaduras. "Cuando hay una pápula mayor de 10 centímetros, sí que hay que consultar a un médico, no digamos ya si hay una pérdida de consciencia o una picazón general", señala Feás.
La velutina tampoco ataca sin motivo, solo cuando se ve amenazada. Es lo que ocurrió con los tres hombres que acabaron muriendo, ya que se sospecha que pisaron algún nido mientras desbrozaban o cazaban, lo que provocó el ataque.
"Nido que se detecta, nido que hay que retirar", sobre todo en la época reproductora, pero no se hace
Depredadora de abejas
A quienes sí atacan es a las abejas, son grandes depredadores de esta especie y de otros polinizadores y han hecho de los colmenares su alimento favorito, por lo que se han convertido en la pesadilla de los apicultores. Uno puede llegar a perder el 50% de sus abejas debido a la pequeña amenaza asiática, asegura a EFE el vicepresidente de la Asociación Galega de Apicultores (AGA), Gonzalo Calvo, también veterinario.
Calvo tiene unas 60 o 70 colmenas en la parroquia de Escairón, en O Saviñao (Lugo), y sufre cada año el impacto de esta avispa, a pesar de que no vive en la zona más problemática. Los apicultores han intentado de todo para combatirla, como colocar arpas eléctricas, pero "la invasión es tal y ocupa tal extensión de terreno que, como mucho, consiguen proteger un poco sus apiarios".
Fuentes de la Consellería de Presidencia admiten que ha habido un "aumento extraordinario" de los avisos por velutina y la Xunta tiene en marcha un programa de "trampeo" con el que ha colocado 18.500 trampas este año, que han permitido capturar más de 230.000 reinas y reducir en un 30% los avisos. También se han retirado más de 16.400 nidos en lo que va de año, pero los afectados y los expertos consideran que las medidas no son suficientes ni del todo efectivas.
El impacto negativo que provoca la Vespa asiática sobre las poblaciones de insectos polinizadores se traduce en múltiples consecuencias y tiene unos efectos muy superiores a los sospechados hasta ahora. Esta realidad, que afecta cada vez a más territorios de todo el mundo a los que se expandió la Vespa velutina, adquiere si cabe una mayor relevancia en el actual contexto de grave decadencia de las poblaciones de insectos polinizadores, cuya progresiva desaparición es consecuencia directa de la actividad humana (agricultura extensiva, pesticidas, destrucción de hábitats…) y también se debe, aunque de manera indirecta, a los efectos del cambio climático.
Más allá del trampeo masivo
"No vas a encontrar ningún artículo científico que aconseje el trampeo masivo intensivo", refiere Feás, que insiste en que "nido que se detecta, nido que hay que retirar", sobre todo en la época reproductora, pero no se hace.
Desde la asociación de apicultores proponen un plan piloto en una pequeña extensión de terreno, de unos 10 kilómetros de diámetro, donde se coloquen trampas en primavera cada 300 metros con un mantenimiento asiduo para comprobar su efectividad, ya que también matan otros insectos. Y cuando los nidos alcancen un tamaño medio, hay que atacarlos con biocidas y troyanos, una trampa que permite que sean las propias velutinas las que lleven el insecticida al nido, añade Calvo.
"Poner cientos o miles de trampas en distintos sitios de Galicia tiene muy poca eficacia y es un gran gasto. Y los resultados ya los vemos, no se ha conseguido nada o muy poquito. Sencillamente, han colonizado Galicia entera", lamenta el apicultor.
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