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Entrevista | Carolina Amaya Periodista salvadoreña exiliada en México

"Con la llegada de Bukele al poder empezamos a tener un incremento en los ataques dirigidos a periodistas"

Carolina Amaya es periodista y defensora de los derechos humanos. Fue acogida por la sociedad gallega dentro del proyecto Galicia Abriga, en el año 2024. Actualmente está siendo perseguida judicialmente por la publicación de un reportaje en Mala Yerba (portal periodístico del cual es directora y fundadora) sobre la emergencia ambiental provocada por la construcción de viviendas de lujo en el lago Coatepeque en El Salvador.

La periodista salvadoreña Carolina Amaya

La periodista salvadoreña Carolina Amaya / Cedida

Santiago

Hoy se conmemora el Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas. Según datos del Observatorio de Periodistas Asesinados de la UNESCO, organismo de las Naciones Unidas, más de 1.600 periodistas han sido víctimas de asesinato desde 1993. Esta cifra subraya la alta peligrosidad de la profesión, que a menudo implica cubrir conflictos, delincuencia organizada o corrupción. Carolina Amaya es periodista salvadoreña y tuvo que exiliarse a México por su profesión.

¿Por qué ha tenido que exiliarse de El Salvador?

Con la gestión Bukele, que entró en 2019, nosotros empezamos a tener un incremento de ataques dirigidos a periodistas. Acoso, más que todo; en ese tiempo era como un ataque digital, pero con el tiempo se fue incrementando a otra instancia, ya era más físico, en cobertura, digamos, o también ya era más un acoso judicial, que eso fue lo que me pasó a mí.

¿Qué es lo que llevo al Gobierno de Nayib Bukele a que usted fuera punto focal de persecución?

Mala Yerba nació en 2022, como un medio especializado en temas ambientales. En febrero del 2023 estábamos publicando una investigación que habíamos hecho entre tres colegas, y a la misma hora y al mismo día detuvieron a mi papá en una redada, lo trasladaron como pandillero de la EMS. Yo tuve que ir soltando un poquito mi trabajo para enfocarme en lo de mi papá. Fueron casi diez meses. Entonces a mí me empezaron a recomendar estadías en diferentes países, porque obviamente desde agosto de ese año empecé a hacer yo divulgación de lo que ocurría.

¿Cómo ve la gestión de Nayib Bukele y su relación con los medios de comunicación y los periodistas que son críticos con su gobierno? Por ejemplo, el ex comisionado presidencial para Derechos Humanos y Libertad de expresión, Andrés Guzmán Caballero, comentó que no existe la persecución contra la prensa en El Salvador.

Metieron presos a dos de mis fuentes, Alejandro Enríquez y a Ruth López, que son personas a las que les tengo una gran admiración y respeto por su trabajo. Yo salí de El Salvador antes de todo eso, porque precisamente sabía que en cualquier momento podrían venir por mí. Andrés Guzmán Caballero ya no está en el gobierno, él renunció justo el día en el que detuvieron a Ruth López. Esta es una gran alerta de cómo las personas que incluso están en el gobierno también tienen que salir porque la situación se ha puesto muy dura. Podemos mencionar también a la actual procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, quien no reconoce la tortura dentro de los centros penitenciarios, tampoco reconoce que los periodistas están siendo perseguidos. Lo que sucede es que todas las instituciones de gobierno están maquillando la situación diciendo "aquí no hay periodistas presos", pero ya hubo un colega preso casi por un año.

¿Cómo fue el proceso para llegar a Galicia con el programa Galicia Abriga?

Como yo soy parte de una asociación de periodistas, que se llama Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), a ellos les llegan invitaciones como estas y mantienen una muy buena relación con Agareso, y lo que buscaban ellos era tener beneficios en los países en donde tienen incidencia las organizaciones gallegas. Entonces ellos me invitan, hago el proceso de selección, donde también eligen a Gabriela Villarroel, colega salvadoreña, y a una defensora de derechos humanos de República Dominicana, Juana Ferrer. Salimos el 15 de mayo del 2024 para Galicia.

¿Qué sucedió mientras usted estaba en Galicia?

Lo que a mí me llevó al exilio ocurrió cuando yo ya estaba en Galicia. A mí me llegó una demanda. Era una demanda de justificación y respuesta, que es un proceso algo conocido dentro del periodismo, pero con las características que el sistema judicial en El Salvador se ha deteriorado desde que llegó Bukele. El gobierno estaba programando una audiencia en mí ausencia. Entonces, lo que me tocó hacer fue mandar un poder desde España para que alguien me representara en El Salvador. Yo no me podía regresar fácilmente, sobre todo porque la audiencia la estaban programando como 15 días después de la notificación. Estando en Galicia nos habían invitado al País Vasco a un programa de defensoras de derechos humanos y recuerdo que estábamos en un taller de personas que estábamos siendo perseguidas, hablando de cuales son los patrones que no tenemos que dejar de lado para tomar una decisión por nuestra vida y ese día fue el que yo decidí que ya no podía volver a El Salvador. En agosto del año pasado regresé de España a El Salvador, y ese mismo mes salí hacia México.

¿Tiene intenciones de volver a vivir en su país en algún futuro cercano?

Yo sí creo que voy a volver a El Salvador, pero no creo que sea pronto. Fíjate que lo que sucede es que yo estoy tratando de cambiar mi forma de trabajo. Hago el trabajo del ejercicio periodístico, pero más como en una edición, no tanto en reportería. Digamos que eso lo puedo hacer desde cualquier lugar en donde esté y eso me da una ventaja. Pero lo difícil es mantener a gente dentro de El Salvador. Cómo hacer que el trabajo en El Salvador se siga sin ponernos en riesgo y que ese es el gran problema. Yo precisamente me salí para salvaguardar a mi familia, porque estar con ellos era lo que los ponía en vulnerabilidad.

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