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150 años del atentado contra Prim

Fuego al caballero de la Revolución // El 28 de diciembre de 1870, un día después del atentado, tenía previsto ir a Cartagena a recibir al nuevo rey Amadeo de Saboya // Con Serrano y Topete protagonizó la revolución conocida como la Gloriosa, que nace en Cádiz y destronó a Isabel II // Galdós cubrió el atentado como periodista y después le dedicó al general asesinado dos de sus Episodios Nacionales

El 28 de diciembre de 1870, el general Prim tenía previsto estar en el puerto de Cartagena para recibir al nuevo rey de España, Amadeo de Saboya, duque de Aosta, que por telegrama enviado desde Florencia había aceptado el encargo que se le asignaba después de que su candidatura hubiera sido la que más votos obtuvo en la sesión celebrada en el Congreso el 16 de diciembre de ese año. Pero Prim nunca fue a ese puerto por el que históricamente han llegado o se han ido los reyes de España.

Un día antes, el 27 de diciembre, hace justamente 150 años, fue objeto de un atentado a la salida de un pleno de trámite en el Congreso sobre la dotación de la nueva familia real. Como consecuencia de las heridas sufridas, murió tres días después. Todo ocurrió dos días después de la Navidad, cuatro días antes de una Nochevieja que nunca celebró.

Juan Prim (1814-1870), nació en Reus y al morir era presidente del Gobierno y ministro de la Guerra. En el carruaje le acompañaban su colaborador más cercano, Ricardo Muñiz, y sus dos ayudantes, los coroneles Moya y González Nandín, ambos desarmados, pese a que por los periódicos y mentideros de Madrid circulaban en los días previos al atentado listas con los nombres de personas que podían participar en el atentado mortal contra Prim.

Un personaje fundamental en la historia de España. Con el general Serrano y el almirante Topete, protagonizó el movimiento revolucionario conocido como La Gloriosa. Una sacudida política que nació en Cádiz y destronó a Isabel II, la reina que lo había enviado al frente de la tropa a una incierta expedición a México. Este fracaso castrense, por absurdo, era el contrapunto de su protagonismo en la guerra de África, en la batalla de los Castillejos donde se granjeó la fama de héroe entre buena parte de sus compatriotas.

Prim, con sus compañeros de levantamiento, es el artífice de lo que se denominó Sexenio Revolucionario, un periodo que empieza con el destronamiento de Isabel II en 1868 y termina con el final de la Primera República en 1874, con el doble epílogo de la entrada en el Congreso de Pavía, antiguo colaborador de Prim, y la vuelta de los Borbones al trono en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Después de la muerte física de Prim, cuatro años después tendría lugar su muerte política: fiel convencido de la monarquía parlamentaria, lo que le valió la enemiga de los republicanos además de los partidarios del duque de Montpensier, aspirante a la corona, puso todo su empeño en buscar candidato por las cortes europeas para una nueva dinastía que arrumbara en el bául de los recuerdos a los Borbones.

Amadeo de Saboya llegó al puerto de Cartagena en la fecha prevista. Tenía 25 años. Con Prim en el lecho de muerte, acudió a recibirlo el almirante Topete, antaño aliado del general catalán y después partidario de la candidatura del duque de Montpensier. El joven monarca estrenó su reinado acudiendo el primer día del año 1871 a la basílica de Atocha a rendir honores a la capilla ardiente del político que había avalado su nombramiento.

En la época del atentado contra Prim se editaban en Madrid en torno a ochenta periódicos. Uno de los periodistas que cubrió el magnicidio y sus consecuencias fue Benito Pérez Galdós, que entonces tenía 27 años, hacía reseñas parlamentarias en el rotativo ‘Las Cortes’ y ponderó las virtudes de Prim aunque no comprendía “su obsesión por la Monarquía”. Tres décadas después, Galdós le dedicó dos Episodios Nacionales, titulados ‘Prim’ y ‘España sin rey’. El primero lo protagoniza un joven aventurero que sueña con ir hasta México a pelear con Prim después de leer libros sobre la Historia de México. Esta historia transcurre en tiempos de Isabel II y Galdós llama a Prim “caballero de la revolución”. Un tercer vínculo de Galdós con el general asesinado es el de personaje en la novela de José Calvo Poyato ‘Sangre en la calle del Turco’, en la que el atentado es el decorado histórico de una intriga protagonizada por un periodista de Reus, la ciudad de Prim. Ese año de 1870, en la novela de Calvo Poyato, historiador, ex alcalde de Cabra y ex diputado andaluz, toca la lotería en Reus, igual que ha ocurrido con el número 72897, el Gordo de Navidad, el 22 de diciembre de 2020.

Aquel Madrid del chotis y las zarzuelas de Barbieri, de los serenos y los faroleros, vivió su particular Semana Trágica. Cinco días antes del atentado contra Prim, moría en esa ciudad el poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer. Prim tiene un perfil novelesco: héroe en África, aventurero en América, muerto a pocos pasos de su despacho ministerial.

Amadeo de Saboya (1845-1890), turinés de nacimiento, es el penúltimo rey español nacido en Italia. El último ha sido Juan Carlos I (Roma, 5 de enero de 1938). En la biografía del rey emérito, del británico Charles T. Powell, éste recoge las palabras del monarca en la Pascua de enero de 1983, con dos meses de Gobierno socialista. Decía entonces que la Monarquía “no depende, no puede depender de unas elecciones, un referéndum o unas votaciones, porque debe su existencia al plebiscito de la historia, al sufragio universal de los siglos”. Pues hace siglo y medio el Congreso de los Diputados celebró una votación para elegir rey. Amadeo de Saboya obtuvo 191 votos; la segunda opción más votada fue... la republicana (los futuros presidentes de la Primera República Castelar, Figueras y Pi Margall eran diputados), con 63 votos. Antonio de Orleans, 27 votos; el general Espartero, ocho; don Alfonso de Borbón, que tenía trece años, dos votos.

En la búsqueda de candidato, Prim también sopesó las opciones de Fernando de Coburgo, hijo del rey de Portugal, y de Leopoldo de Hohenzollern, apuesta que fue descartada pero terminó siendo el detonante de la guerra entre Francia y Prusia que depuso a Napoleón III y su esposa granadina, Eugenia de Montijo. En el episodio de Galdós compara a Prim con el Gran Capitán. “La magna empresa política y militar requería el valor de los héroes, la paciencia de los bienaventurados y quizá la abnegación de los mártires”. Uno de los periódicos de Madrid, El Combate, que dirigía el diputado Paúl y Angulo, sacó su último número el día de Navidad de 1870. “Cambiamos la pluma por el fusil”. Los Borbones volvieron, siglo y medio después siguen reinando en España. Prim mantenía que “no se puede proclamar una República donde no hay más que un puñado de republicanos”.

Ese año sacó Galdós su novela ‘La Fontana de oro’. Con el triunfo de la Gloriosa, una de las primeras iniciativas fue el acuñamiento de la peseta como nueva moneda legal, abuela del euro, hija de la revolución.

PACO CORREAL

02 ene 2021 / 00:00
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