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ENTREVISTA
LEONOR WATLING Integrante de Marlango

“Ahora lo más extraño sería cantar en inglés”

“En la pandemia me quedé en blanco. Fue una situación bastante angustiante para alguien como yo, para quien escribir forma parte de su propio ser”

MEGA, el museo desde el que Estrella Galicia rinde pleitesía y divulga su tradición cervecera, acoge esta noche la actuación de Marlango (21:45 horas). Kiko Veneno, allá por noviembre de 2019, fue el encargado de inaugurar el proyecto de maridar música en vivo con degustaciones de las distintas elaboraciones de la centenaria empresa coruñesa. La pandemia dejó aparcada aquella iniciativa que hoy se retoma con la voz de Leonor Watling y el piano de Alejandro Pelayo.

Marlango empezó siendo un trío y cantando en inglés. Ahora es un dúo y Leonor Watling (Madrid, 1975), en conversación con EL CORREO GALLEGO, no se ve en el futuro cantando en otro idioma que no sea el español. La publicación del álbum homónimo de debut, en 2004, llegó cuando era una actriz reputada. En su filmografía ya estaban A mi madre le gustan las mujeres, Son de mar, Hable con ella o Mi vida sin mi, algunos de sus papeles más destacados, consagración de una carrera que había empezado con intervenciones episódicas en Farmacia de guardia. Después de aquella ópera prima llegaron siete álbumes más, el último un directo, que servía para festejar sus 15 años de andadura, cuya continuación, interrumpida por la pandemia, es la actual gira, Si preguntas por ahí, que recala en A Coruña.

¿Es la primera vez que van a actuar en un museo?

El bueno para esto es Alejandro, que se acuerda de todos los sitios en los que hemos tocado. Yo para eso soy un desastre, pero diría que sí. Lo más parecido que se me ocurre es un concierto en una bodega, en Jerez. En esta actuación habrá piano y voz. Disfrutamos mucho en locales pequeños. También nos lo pasamos muy bien el año pasado tocando en la plaza de María Pita.

¿Son cerveceros?

Yo sí. Alejandro es de vino. Nos dividimos el trabajo (risas).

Marlango publicó tres discos en sus tres primeros años. Desde entonces se han ido espaciando mucho más. ¿Cómo se marcan los ritmos a la hora de componer y grabar?

Manda la vida y la música. No hay nada obligatorio. Depende de las ganas y de la necesidad que tengamos de componer. Cada uno tiene sus proyectos. Alejandro ha publicado dos discos de piano preciosos, el último hace poco, y yo dependo de los rodajes.

Su madre es británica y usted bilingüe. ¿Cómo resultó el paso para empezar a cantar en español?

El salto fue natural. Teníamos ganas y ya hacíamos versiones en español que tocábamos en los conciertos. Alguna vez lo habíamos intentado, no nos salía y lo dejábamos. Para mí, como letrista, es mucho más difícil el español. Lo que pasa es que no sé si podremos volver al inglés. Ya tenemos una manera de componer muy establecida. Las melodías me salen más anglosajonas, pero las letras, de un modo más espontáneo, en español. Ahora lo extraño sería hacerlo en inglés. Creo que es un camino sin retorno. La voz en castellano y en inglés son como dos instrumentos distintos.

El cambio de idioma también ha condicionado el estilo musical. Antes había más jazz y soul y ahora los palos que tocan pueden ser boleros o un vals.

Sí, totalmente. El lenguaje tiene una cadencia que ya te marca qué tipo de canción es. Componemos siempre primero la música y, una vez que tenemos la base armónica y la melodía, escribo la letra. A partir de ahí la canción ya empieza a mandar. Aunque te la quieras llevar a otro estilo, no funciona. Es como si te escupiera.

Desde la pandemia han lanzado dos canciones, “La cruda” y, el año pasado, “Una y otra vez”. ¿Tienen en mente dejar de grabar álbumes y centrarse más en temas sueltos sin un nexo común?

Siempre componemos con la idea de álbum en la cabeza. Fueron dos excepciones y por eso salieron separadas. Nosotros somos de la vieja escuela y nos gusta más la idea de un disco global.

Hubo gente que tuvo una actividad creativa muy intensa durante la pandemia. ¿Su caso fue el contrario?

Sí. Me quedé en blanco. Empecé a escribir hace poco. Fue una situación bastante angustiante para alguien como yo, para quien escribir forma parte de su ser. La realidad era tan abrumadora que no dejaba que se activara tu mecanismo natural de escapar, que es escribir. Fue una sensación muy dura y frustrante.

¿En qué medida la faceta de actriz ayuda a la de cantante?

Las películas me ayudan a la hora de componer: es como salir de uno mismo y mirar el mundo desde otro lado. Además, los rodajes sirven de estímulo, porque interactúas con mucha gente, hay información y te sugieren discos y libros nuevos.

¿Ha pensado en escribir el guion de alguna serie o película?

Me encantaría, pero tengo poca cuerda escribiendo. No escribo narrativa, no tengo historias de tanta magnitud para contar. Las que escribo, caben en una canción.

¿Cuándo le preguntan por su profesión, al rellenar un formulario, pone actriz o cantante?

Actriz-cantante o cantante-actriz. Artistas y toreros... (risas). No me supone un conflicto.

¿Es fácil compatibilizar los rodajes y la música?

A veces es muy complicado, aunque no es realmente difícil. Es necesario tener compañeros que acepten esa dinámica. Alejandro entiende que yo pare de tocar porque me voy tres meses a hacer una película.

La industria musical ha cambiado mucho desde sus comienzos. Apenas se venden discos comparado con el inicio de siglo y la difusión se realiza, sobre todo, a través de plataformas.

Tienen cosas muy buenas, como poder acceder a la música de cualquier artista y de todo el mundo. Sin embargo, no reparten adecuadamente los beneficios que generan. Se reciben cantidades muy pequeñas y dependes de algoritmos que ellos mismos diseñan favoreciendo que se escuche lo que más les interesa.

Han colaborado con Bunbury, Coque Malla, Miguel Bosé, o su pareja, Jorge Drexler. ¿Con quién más se plantean hacer algo en el futuro?

Hay mucha gente que nos gusta. A Bunbury tardamos años en proponérselo porque no teníamos una canción que encajara. Trabajar con Santiago Auserón sería increíble. También Manolo García y con dos gallegos como Luz y Xoel López. Grabé hace poco con otro, Santi Araújo.

¿Y de los imposibles? Por pedir que no sea...

Tom Waits y Thom Yorke (Radiohead).

¿Hay lucha de egos cuando se convive con alguien que también se dedica a la música?

No, cada uno tiene su espacio. Sabemos lo difícil que es este mundo y sobre todo nos damos apoyo. Procuramos no interferirnos. Por eso nunca le enseño las canciones antes de que estén finalizadas.

¿Con qué se queda de Galicia? Y no me diga el tópico de la comida.

Es que se come muy bien. Me encantan los paisajes y hay ciudades preciosas, aunque lo que me entusiasma es la gente. Es maravillosa. Todo resulta fácil cuando vamos a trabajar por allí. Rodé la serie “Vivir sin permiso” y fue una gran experiencia. En Galicia hay muchos contrastes y está todo a mano.

29 abr 2022 / 00:00
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