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Canto a Galicia, entre morriña e saudade

Emotivos actos institucionales se han celebrado por las víctimas del Covid, como el de julio de 2020 en Santiago, acogido con agrado por ser muy esperado.

Entonces escuchamos el Negra Sombra, todo un himno popular gallego, versionado por Luz Casal y Carlos Núñez. Resonó entre 619 rosas blancas y un silencio sepulcral.

Tan sentida melodía de Juan Montes (1840-1899) y excepcional texto de Rosalía de Castro (1837-1885) conmueve por sí misma, aun sin conocer su letra ni su historia.

Estudiados y comentados están esa música y ese texto. Reflejan el alma del pueblo gallego, su ser, su morriña, su saudade, conceptos que abordados desde cualquier prisma (filológico, filosófico, clínico) son y no son lo mismo.

Un siglo después Ramón Piñeiro (1915-1990), intelectual galleguista, al amparo de su propia vida distingue saudade (melancolía) de morriña (opuesto a euforia).

Un gallego de a pie no le da tantas vueltas. La defensa o añoranza de la tierra, de la patria gallega, la ausencia no querida pero tampoco rehusada, son temas recurrentes de nuestras gentes.

Desde el ámbito musical, en el que lo más inefable va directo al alma, hay cantidad de literatura que apuntalan esos sentimientos.

Un escritor decía que son intrínsecos a un pueblo emigrante que esté donde esté siempre llorará su suerte: (...) lo que inspira en Galicia es la música del desconsuelo y de la tristeza. No hace más que copiar nuestro carácter. /Nosotros somos por condición propensos al sufrimiento, a la melancolía, a la nostalgia aun en nuestra patria. Lloramos la emigración de los purísimos ideales que crea nuestra fantasía. (Fernan-Juez Dez, 1895)

Emilia Pardo Bazán, mujer de mundo y preclara mente, se hacía eco de la pérdida de elementos genuinos de nuestro pueblo: Todo degenera, y la gaita igualmente... Los instrumentos actuales no son los venerables de los abuelos, como los bailes populares van desechándose y a las cantigas reemplaza el vil estribillo de zarzuela (...) Los compositores se van tras un bonito motivo, lo glosan, lo bordan, a veces lo desfiguran, quitándole su sello propio, con tal de adaptarlo al gusto del público (1899).

Para ella, como para miles de gallegos y no gallegos, la gaita era y es, el instrumento principal de nuestra música. La ensalza bellamente en 1901: Enredada entre los flecos carmesíes del instrumento tradicional el alma gallega palpita, se queja suavemente, vibra heroica, ríe con la ironía del fauno, con sonidos blandos y gemidos de agua azotada por la rueda del molino. Es un alma sonora en que las voces de la naturaleza cantan himnos. Es un alma que sueña, que se acuerda de edades primitivas y que dice mucho en poco espacio. ¡Qué pluma, qué estilo, qué literatura serán capaces de expresar lo que expresa una alborada sencilla, empapada de rocío y de los primeros resplandores solares!

No sin razón, J. M. Varela Silvari (1848-1926) compositor y autor de la primera historia de la música gallega, incitaba a sus colegas: Biógrafos, críticos historiadores, viajad; id a Galicia, buscad sus monumentos y sus glorias. Allí encontraréis claras y evidentes señales de que Galicia no es un país ajeno a la literatura y bellas artes; allí os convenceréis de que Galicia, lo mismo que otras provincias de España, puede dar a la historia un contingente de profesores estudiosos, un contingente de artistas sabios; allí os convenceréis de que Galicia puede figurar dignamente en la historia musical como país verdaderamente filarmónico, y como pueblo que produjo grandes y fecundos genios (1874)

Ese renacer de fines del XIX florece en los albores del XXI. Donde esté una gaita o una zanfona, se baile una muñeira o una jota, muchos sienten esa esencia de la música gallega.

No quiero amargar la fiesta por lo que les remito, por si sirve de algo, al DOG del 26-4-2018. En ese texto verán las disposiciones de la Consellería de Cultura y Ordenación Universitaria respecto a la música y el baile tradicional, a fin de promover la recopilación, estudio y salvaguarda de nuestro patrimonio cultural y musical: ¡así sea!

Es razonable y de buen criterio preservar tan gran preciado legado. Pero, llegados a este punto, me cuestiono: ¿será posible definir qué es música gallega? ¿No será mejor que Galicia, como madre acogedora e inmenso mar sin orillas, mantenga el inefable y misterioso enigma de esa sombra que sempre m’asombras, eco de Rosalía y otros tantos?

Lo que no es tangible, difícil es de acotar. Al igual que hay luces en el firmamento que no entran en el pensamiento: y eres a estrella que brila,/y eres o vento que zoa.

Más fácil es quedarse en la simpleza de quien aún entona: Un canto a Galicia, hey/ terra do meu pai/un canto a Galicia, hey/miña terra nai... Teño morriña, teño saudade...

27 sep 2021 / 01:00
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