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Desayuno antiinflamatorio (I): El naranjazo (zumo de naranja con jengibre)

SOY MUY CONSCIENTE que las nuevas propuestas/tendencias en nutrición (sobre todo las corrientes paleolíticas y/o cetogénicas) le restan mucha importancia al desayuno arguyendo que, bueno, en realidad se trataría de una comida más de la cual se puede llegar a prescindir si a uno le viniese en gana... más un servidor, en su humilde opinión, considera que el desayuno sigue siendo la comida más crucial de toda la jornada debido a una cosa muy importante: ¡¡¡porque condiciona a todas las demás!!!

Así las cosas, el que empieza bien el día lo termina del mismo modo, es decir, todo aquel que descuide su desayuno (¡o peor aún, se lo salte!) a media mañana le entrará un hambre canina apabullante y una flaqueza tal que le obligará a picotear cual gallina campera -COOT, COT, COT- cualquier vianda que pille por el camino (o cafetería); pero es que además muy posiblemente, también le acabe pasando esto a media tarde ¡¡¡y después de haber cenado!!! ¿A qué sí? ¡Ajá!: el hecho de haber empezado el día sin consumir los nutrientes necesarios nos acaba pasado factura a lo largo de toda la jornada.

Basta ya, seamos serios: el desayuno es la piedra angular de toda dieta occidental, donde los países que la componen se basan en férreos turnos de trabajo, inamovibles e innegociables, ¡¡¡por lo que la primera comida del día debería jugar con las mismas reglas!!! Con más razón que un Santo, pues, el desayuno debe ser nutritivo, saciante (para evitar las hipoglucemias reactivas), alcalinizante (para contrarrestar la acidez del cuerpo), inmunoestimulante y antiinflamatorio. En mi larga experiencia como nutricionista he llegado a la categórica conclusión que el breakfast que mejor se ajusta a las antedichas características es el que pasaré a desgranarle a lo largo de estos 3 artículos especiales, y está compuesto por 3 bloques básicos (tomados por este orden): 1/ El naranjazo: zumo alcalinizante de naranja con jengibre (del que versaremos hoy); 2/ El revuelto (o revolvido) de 3 ovíparos enteros con el acompañamiento de una cohorte de frutas tropicales (que actúan como antiinflamatorio-inmunoestimulante) y; 3/ El canelazo, consistente en café negro con canela, con demostrada acción antidiabética y antioxidante.

También soy consciente de que se escuchan sinfín de críticas arguyendo que el zumo de naranja posee mucho azúcar y por lo tanto puede hacernos engordar... ¡y es cierto, de no tomarse como yo advierto! Por ello se muestra la forma adecuada de proceder: el zumo de naranja debe tomarse siempre en ayunas, cuando el depósito hepático de glucógeno está bajo mínimos; esto servirá para recargar tales depósitos tras una noche entera de ayuno (e idealmente una cena ligera y temprana), puesto que para el hígado la prioridad es siempre recargar dicho glucógeno antes de convertir los glúcidos en grasas. Es decir: fuera de este horario (el de a primeras horas de la mañana en ayunas) el zumo de naranja y cualquier otro de esta índole debería evitarse porque podría favorecer no solo la lipogénesis (creación de grasa) sino también disparar la acidez del cuerpo. Comencemos:

Desayuno antiinflamatorio (I): El naranjazo (zumo de naranja con jengibre)

1. Cortamos dos naranjas pequeñas o una grande, previamente extraídas de la nevera (importante, para que el zumo esté fresquito). De hecho, toda la fruta debe guardarse en la nevera, incluidos los plátanos (dado que ello ralentiza su maduración).

Desayuno antiinflamatorio (I): El naranjazo (zumo de naranja con jengibre)

2. Añádase un pellizco de jengibre en polvo (de venta en el súper habitual). Si somos noveles con esta técnica, comenzamos con la mitad de lo que aparece en la foto para que el cuerpo se habitúe (porque sino puede caer un poco pesado en el estómago)

Desayuno antiinflamatorio (I): El naranjazo (zumo de naranja con jengibre)

3. A medida que va saliendo el zumo, mezclamos el jengibre con la cucharilla (CLIN-CLIN) hasta su completa disolución; aunque los principios activos de esta especia (los jengiroles) no son hidrosolubles en agua pura, lo son mucho más en un medio ácido como es el del zumo de naranja debido al ácido cítrico que contiene. IMPORTANTE: la fibra que queda en el exprimidor, se come con una cucharilla antes de beberse el zumo, apartando las posibles pepitas que hayan quedado de por medio: este gesto ralentizará la absorción de los azúcares del zumo, así de como de sus principios activos (polifenoles, vitamina C, etc.).

Desayuno antiinflamatorio (I): El naranjazo (zumo de naranja con jengibre)

4. Listo para tomar. La combinatoria de los polifenoles presentes en el jengibre sumado a la potencia de los polifenoles del zumo de naranja (las citrinas) es una de las más increíbles combinatorias preventivo-curativas. Así, la mezcla única de 6-jengirol y la hesperidina del zumo de naranja harán lo siguiente por usted: normalizar la producción de ácido estomacal (si está bajo lo sube, pero si está alto lo baja); productor y rejuvenecedor de la saliva (uno de los signos típicos de la vejez es la boca seca); efecto inmunoestimulante; antioxidante (anticancerígeno); alcalinizante e inflamatorio... y si no se carga a la Helicobacter pylori, se lo pone muy difícil.

El zumo debe tomarse antes del plato principal, pero no de golpetazo sino mezclándolo con la saliva de cada vez, antes de tragar, a cada sorbo que se de (el motivo es para que hagan contacto los fitoquímicos y la vitamina C con la mucosa de la boca). El próximo día seguimos con el plato principal, también de una forma gráfica. Salud.

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13 dic 2020 / 00:00
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