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Desayuno antiinflamatorio (III). El canelazo

CERRAMOS HOY LA TRILOGÍA dedicada al desayuno antiinflamatorio, hablando hoy sobre el buen arte de prepararse un cafecito-cafetero: nos referimos, pues, al canelazo... que no es cosa menor.

Como su propio nombre indica, el canelazo no es otro invento que un chorro largo de café negro con un toque añadido de canela en polvo. Así de fácil... y así de difícil. ¡Ja! Cuando digo difícil, lo hago siendo consciente de que en España 9 de cada 10 humeantes cafés listos para degustar son cafés con leche, es decir, la mayoría de las personas no sólo no sacan provecho alguno de las salutíferas propiedades de la ingesta de café, ¡¡¡sino que muchas veces van en su contra!!!

Si usted se ve aquejado con lentas digestiones, o se nota lleno de gases; o si usted respira por la boca porque le agobia hacerlo por la nariz debido a una producción de mocos desorbitada; o si sufre de ataques de acidez reiterados y constantes... pues, oiga, a lo mejor es buena idea cambiar la mecánica. Merece la pena intentarlo. Recordemos que la leche (así, a lo bestia, sin fermentar) es un bebestible que no le sienta bien a todo el mundo, pero repito, y para que nadie se lo tome a la tremenda: casi todos los derivados lácteos (yogur, queso, kéfir, mantequilla, requesón y proteínas del suero lácteo) son estupendos (con moderación) para el consumo humano (debido a la fermentación, que predigiere la leche), pero la leche “en crudo”... bueno, usted verá lo que hace.

Además, y al caso que nos ocupa del café con leche, vaya usted olvidándose de las propiedades antioxidantes del cafeto, puesto que los taninos antioxidantes del café precipitan irremisiblemente con las caseínas de la leche... y esto mismo pasa con las catequinas del té verde, las cuales precipitan -y por lo tanto, se pierden- corriendo la misma suerte que el oscuro brebaje cafetero en el momento mismo de añadirle la nube de leche.

Ahora pasamos al siguiente punto: el azúcar de marras. Lo voy a decir bien clarito: el mejor edulcorante que existe es aquel que no se precisa. O sea que mejor elimine por completo el azúcar de mesa (sacarosa), la estevia (que eso tiene de estevia lo que yo de monje tibetano) y los edulcorantes artificiales. En última instancia, para todos aquellos que no puedan comenzar el experimento sin añadir nada dulce al canelazo, está permitido añadir una cucharadita cargada de miel casera (sin pasteurizar). La miel casera es rica en isomaltooligosacáridos, que actúan a modo de prebiótico selectivo, alimentando a nuestras amiguitas las bacterias intestinales (SCRONCH, CRUNCH!!).

Así, el café negro (bien largo de agua) con su toque perfumado de canela, es siempre una combinación ganadora, mire por donde se mire:

Acción antibacteriana: debido tanto a los polifenoles como a los aceites esenciales, contenidos en ambos alimentos (café y canela); mucho tienen que decir, al respecto, el ácido clorogénico y el ácido cafeico del café y el aldehído cinámico y el eugenol de la canela... ¡¡¡tanto es así que los patógenos mueren entre horribles dolores -AURGG!!!-Plof!

Acción antiinflamatoria: la sinergia entre los antioxidantes que operan en ambos frentes actúa de igual forma a la hora de contener la inflamación crónica de bajo grado. Recordemos que la inflamación es la madre de todas las enfermedades crónico-degenerativas que asolan esta impía sociedad occidentalizada. Teóricamente, también ayudaría a sobrellevar las agujetas tras los duros entrenos, actuando a modo de relajante muscular.

Acción antioxidante: no existe en el mundo una bebida con más antioxidantes por centímetro cúbico que el canelazo, ni té verde, ni guaraná, ni mate, ni horchata de trufa... 100% garantizado. NOTA: hipotéticlamente se podría añadir al canelazo un ligero espolvoreado de cacao puro, porque así añadiríamos un plus en procianidinas (los antioxidantes mayoritarios del cacao); pero ojo-ojito porque lo arriesgado de hacer esta jugada es que el cacao es también rico en teobromina, un alcaloide emparentado con la cafeína que favorece marcadamente la relajación del esfínter esofágico inferior -CREEEK- lo cual puede provocar pirosis (acidez) en las 2-4 horas siguientes a la ingesta... cosa que hay que tener en cuenta.

Acción lipolítica (quema grasas): por supuesto, la cafeína del café es un conocido diurético y estimulante del metabolismo, que además se ve potenciada por el efecto de la canela (aldehído cinámico). Potente estimulante calorífico, aumentando la producción de calor corporal mediante un proceso llamado termogénesis (muy útil, por lo tanto, para prevenir gripes, resfriados y bronquitis).

Acción antidiabética demostrada. La sinergia de fitoquímicos canela-café mejora la sensibilidad a la insulina según las últimas evidencias científicas. Basta con añadir unos 100 miligramos de canela (un espolvoreado ligero) a cada taza para empezar a notar los efectos antidiabéticos. También se puede sumergir una barrita de canela al brebaje -CLONCH!- e ir chupándola al gusto del consumidor: esto además va genial cuando existen abrasiones en la lengua o pupitas en la boca, pues actúa a modo de sedante-cicatrizante.

Acción lipocolesterolemiante. El canelazo no solo baja las cifras de azúcar en la sangre sino que también hace lo propio con el colesterol y los triglicéridos pero, recuerde, ¡¡¡no se puede echar azúcar a la mezcla!!!

Fuera gases: la cafeína con canela mueve gozosamente las tripas, previene los cólicos intestinales (efecto antiespasmódico) y ayuda a expulsar ordenadamente los gases atascados... ¡¡¡vaya si se nota!!!

Y todo esto sin contar con que, tanto café como canela, han sido considerados desde tiempos antiguos unos afrodisíacos estupendísimos. Dicho todo lo cual, es bueno recordar también que en la moderación se halla la virtud, puesto que el exceso tanto de uno (debido a la cafeína) como de otra (debido a las cumarinas) puede ir en nuestra contra, en caso de írsenos la mano. Con uno o dos canelazos, por barba y día, sería más que suficiente.

EL OBJETO DE ESTE ARTÍCULO ES SÓLO ORIENTATIVO. CONSULTA CON TU MÉDICO Y/O ESPECIALISTA CUALQUIER CAMBIO EN TU DIETA O ENTRENAMIENTO

27 dic 2020 / 00:00
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