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Desde Hungría: Sandor Márai

LA LECTURA DE LA NOVELA BREVE El matarife (Ed. Salamandra, 2022), que hace el decimoquinto título del escritor húngaro de los publicados por Salamandra, enmienda, aunque sea mínimamente, mi desconocimiento de un escritor de gran éxito y fama, comparado con T. Mann, S. Zweig y otros grandes de su tiempo (Kafka entre ellos). Autor de amplísima trayectoria, cultivador del realismo y la novela histórica, declarado antinazi que abandonó el alemán para pasarse al húngaro, cultivó el periodismo y el memorialismo, se exilió en EE.UU. en 1952, fustigó a la decadente burguesía de su país y vivió en París la etapa de las vanguardias.

Perseguido por el comunismo instalado en su país (invadido por la Unión Soviética en los años cincuenta), Márai se suicidó en California en 1989. El matarife es su primera novela y nos llega en una muy directa y precisa traducción del húngaro (idioma exaltado por Márai, para quien representaba un valor esencial de la nación), a cargo de Mária Szijj y José M. González Trevejo. En fin, entre los más de sesenta títulos de su autoría la crítica ha destacado Los rebeldes (1931), Confesiones de un burgués (1934), Liberación (1945) o El último encuentro (1999)

Coetáneos de Márai y celebrados en la España de la posguerra, en los cincuenta circulaban (Plaza y Janés, Planeta, Luis de Caralt, etc) con profusión sus coetáneos Lajos Zilahy (Algo flota sobre el agua), Laszlo Passuth (El dios de la lluvia llora sobre México, 1939) que trató temas, personajes y acontecimientos históricos españoles. Más cercanos temporalmente son Imre Kertesz (Sin destino, 1975; Liquidación, 2003), Premio Nobel en 2002 y Ödön von Horwat (Juventud sin Dios, 2021) entre algunos más.

El matarife cuenta – centrada en su oscuro protagonista, Otto Schwarz – la difícil y cambiante travesía vital y psicológica del mismo, que, en compañía de su padre emprende la búsqueda del atroz oficio que a él le atrae mientras participa en la cercana guerra. Dos escenarios, Berlín y otros espacios errantes más borrosos recorre con más penurias que fortuna. Personaje taciturno y esforzado, el novelista retrata en certero análisis su deterioro psíquico, mental y su destructiva soledad; su frío rechazo de la realidad en torno, su acritud y, en fin, la interconexión entre su actividad física y su autodestructiva deriva interior. Crueldad, ahondamiento en una visceral violencia y durísima lucha por la vida en la que reconocemos algunos destellos del ya pasado naturalismo son claves de esta sólida y bien construida novela que, situada en la Gran Guerra (1914 – 1918), es fruto de los comienzos del escritor. El matarife es tan breve y compacta como sólida y precisa en su siempre concisa narración: un tejido verbal sin fisuras que refleja una realidad colectiva violentamente conflictiva y, con ella, una descarnada deriva interior que derriba a un Otto víctima y verdugo. Mirada trágica y desoladora en tiempos que también lo fueron, ¡y de qué manera!

01 oct 2022 / 01:00
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