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ENTREVISTA
Andrés Neuman // escritor

“Desde que nació mi hijo tengo la sensación de que yo le cuido, pero él me enseña”

“La prosa que no está en contacto con el desorden y la revolución de la poesía empieza rápidamente a perder vida”

El escritor hispano-argentino Andrés Neuman indaga en Umbilical (Alfaguara) en la relación entre padre e hijo, una zona muy poco explorada literariamente en la que se sumerge desde la etapa prenatal con un libro que no solo es un regalo de bienvenida desde lo puramente emocional, sino que busca intervenir en el imaginario colectivo y hacer que nos planteemos preguntas como por qué hay tan poca ficción sobre hombres y bebés. Además de alternarnos los cuidados para riqueza personal de todos, debemos también plantearnos por qué hay tan poco arte y tan poca ficción sobre hombres y bebés, por qué los padres llegamos tan tarde al vínculo, por muchas excepciones admirables que podamos mencionar, reflexiona Neuman.

El libro explora la gestación de su hijo desde dos visiones, la prenatal y la posnatal, y concluye con un monólogo del propio bebé, una especie de ejercicio literario entre el amor y la fabulación.

El hecho de que el nacimiento estuviera en la mitad tenía que ver con tratar de explorar qué siente, qué teme y qué piensa un hombre antes del nacimiento de su hijo, señala el novelista, que intuía que uno de los problemas de la paternidad clásica tenía que ver con la dificultad de vincularse con esos primeros momentos, en los que no solo la biología, sino los discursos culturales y familiares, conspiran para una mezcla de exclusión y autoexclusión.

Como confiesa, le aterraba la escena de algo que había visto y escuchado muchas veces, ese de repente, me pusieron en los brazos a una criatura que resultaba ser mía.

Deseaba que esta escritura me ayudase a que cuando naciese mi hijo yo no tuviera una primera cita, sino un reencuentro, señala el ganador del Premio Alfaguara 2009 que, a pesar de elaborar un libro predominante celebratorio de los gozos y descubrimientos de la crianza, llegó a la paternidad con miedos y dudas que tenían mucho que ver con los modelos terribles de paternidad que le rodeaban en la realidad y en la ficción. Me hubiera gustado llegar a la paternidad habiendo leído más poesía relacionada con la crianza, habiendo visto más fotos, más cuadros y más películas que me contaran la paternidad desde otros ángulos que no fuesen la del padre kafkiano, el ausente o incluso el heroico, que me imagino que es un padre íntimamente aterrado de que su hijo o su hija descubra por fin la verdad: que su padre no es un héroe, sino una personita verdaderamente vulnerable como todas, reflexiona.

Por eso, la entrañable narración de Neuman atrapa en una lectura hipnótica y placentera, que tiene algo de catálogo de asombros y de primeras veces para la madre, para el padre y para el protagonista.

Desde que nació mi hijo tengo la sensación de que yo le cuido, pero él me enseña; de que él es mí maestro secreto, confiesa el escritor, para quien conviene cambiar el enfoque que carga a la maternidad y a la paternidad de exigencias sobre los dones que se deberían legar a la descendencia. Gracias al bebé desterró un lugar común, pensar que te gustan los niños solo a partir de cierta edad, con la llegada de la autonomía de movimientos, la palabra o el uso de la razón, algo que en su opinión tiene que ver con la falta de mecanismos que tenemos para lidiar con una criatura preverbal que es puro cuerpo, pura emoción.

Me ha sorprendido el vínculo tan hermoso y tan completo que he sentido con el bebé, hasta el punto de que yo que me dedico a las palabras, en su primer año, no las eché de menos en absoluto, dice el escritor que, en plena gira de presentación, reconoce: Yo no sé quién tiene más ansiedad de separación, si el bebé o yo; sospecho que más bien yo.

LA POESÍA. Neuman defiende la importancia de la poesía, esa “emperatriz secreta, y pobre, del reino de la palabra”, y una suerte de “oscuro objeto del deseo para quien trabaja en el lenguaje”.

“La prosa que no está en contacto con el desorden y la revolución de la poesía empieza rápidamente a secarse y a perder vida”, señala el también cuentista y poeta en la entrevista, en la que reconoció que las narrativas que le emocionan “tienen un recuerdo poético”.

Neuman recuerda a los estadounidenses William Faulkner y F. Scott Fitzgerald, que como poetas no destacaron, pero a los que el ejercicio de ese género convirtió en grandes narradores, así como aquellos cuya obra principal está escrita en verso, como el peruano José Watanabe, a quien Neuman rinde tributo en su novela, Fractura.

Watanabe, escritor peruano de origen japonés, y en cuya obra se podía leer “esa manera fronteriza de ser latinoamericano y generar una belleza un poco extranjera”, no solo es uno de sus poetas latinoamericanos del siglo pasado predilectos, sino también el apellido del protagonista de su sexta novela, un sobreviviente de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.

Neuman considera que si dejara de leer poesía su prosa moriría y que sus libros son “pequeños objetos artesanales que aspiran a algún tipo de emoción y de conocimiento”.

A sus 45 años, Neuman se niega a “la conceptualización en serie de la obra de un autor” asegurando que todo libro debería ser “el primero y el último de cada escritor”.

Insiste en que sus escritos no son productos sino “pequeños objetos artesanales que aspiran a algún tipo de emoción y también de conocimiento” y que por alguna razón que no conoce todavía lo meten “en el extraño cajón de los jóvenes autores”, cuando ya pasó los 40 años y más de 20 publicando. Igualmente se manifiesta seguidor y admirador de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Franz Kafka, William Faulkner y Albert Camus, de los que dice “son autores que pertenecen a los grandes clásicos del siglo XX”. Para este autor, cuyos títulos han sido traducidos a más de 20 idiomas, es importante que cada libro presente desafíos formales y conceptuales que no hubiese abordado nunca y lo asemeja con “una especie de obligación agónica de agotar las posibilidades de ese libro” como si fuera el último día escribiendo esa historia. En ese sentido, asegura que hace lo que tiene que hacer, lo mejor que puede, e íntimamente espera que “llegue a la mayor gente posible”.

Sobre los entornos que lo rodean a la hora de escribir, Neuman asegura que la música no le puede faltar porque considera que es un vehículo literario. “La palabra es una fuerza musical, una necesidad”, dice convencido de que “hay que escribir desde la música y de música si es posible”. Al referirse a las nuevas generaciones de escritores, Neuman considera que han iniciado una revolución necesaria al generar espacios propios para compartir sus creaciones.

Ve en cada revista o folleto literario hecho por jóvenes un “acto de libertad” y lamenta que las grandes editoriales no aborden todos los espacios que los escritores generan.

De otro lado Neuman, ganador del Premio Alfaguara en 2009, también ha sacado algo de su tiempo para incursionar en el mundo digital. Lo hizo en 2010 con “microrréplicas”, un blog en el que escribe casi a diario. “Me parece que ese blog es una especie de libro vivo, de un organismo que se puede explorar (...) me gusta pensar que es un pequeño vivero de gérmenes, de posibles escrituras esperando a ser ampliadas”, explica Neuman.

10 sep 2022 / 20:59
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