Crece el número de peregrinos que llega a pesar de la psicosis mundial
En febrero, cuando la crisis comenzó en España, se entregaron sobre 3.000 compostelas, casi mil más que en el mismo mes del año anterior // Preocupan en el comercio las consecuencias económicas // Variedad de opiniones sobre la restricción de abrazar al Apóstol
A pesar de la psicosis que ha generado a nivel mundial el coronavirus, lo cierto es que, según datos ofrecidos por la Catedral de Santiago, las compostelas entregadas a peregrinos el pasado febrero -mes de crecimiento de la crisis de la enfermedad en España- se situaron en torno a los 3.000, mientras que en el mismo periodo del año pasado fueron algo más de 2.100. No obstante, cabe destacar que la infección también genera preocupación entre los peregrinos y turistas que llegan a la capital de Galicia. Había diversidad de opiniones entre algunos que ayer recorrían las calles de la capital gallega, sobre todo en lo referente a las medidas adoptadas por las autoritarias sanitarias para prevenir que se extienda la infección. Estas restricciones fueron también adoptadas por la Iglesia gallega, que vació las pilas de agua bendita de los templos, suprime temporalmente darse la mano durante el gesto de la paz o también recomienda que no se tenga contacto con cruces, reliquias, imágenes u objetos que besan otros fieles, como es el caso del Apóstol que se encuentra en el camarín de la Catedral, donde se ha prohibido dar el abrazo al patrono de España.
Una pareja de visitantes de Tarragona que paseaban ayer por la zona monumental veían "muy bien" estas soluciones adoptadas frente al coronavirus. "Sin caer en el alarmismo, está bien", resumía la mujer. En este punto coincidía una familia con tres niños que llegaron a Santiago desde Murcia para pasar unas pequeñas vacaciones: "Todo lo que sea prevención, me parece muy bien". Y es que, si bien la madre de los menores lamentaba las restricciones en el interior de la Catedral, sugería que ya abrazarán al Apóstol "el año que viene, que es Año Santo".
Sin embargo, otra turista consultada por Europa Press veía "muy mal" restringir el contacto con la figura de Santiago. "Venimos de Barcelona y aquí no hay nada de eso (del coronavirus), entonces no entendemos por qué", lamentaba la mujer. "Pues nos hemos llevado una decepción, porque entre las obras y el tema del virus, hemos hecho el viaje en balde", añadía otra pareja proveniente de la ciudad condal.
En cuanto a los peregrinos, una pareja de canarios que hicieron el Camino Francés desde Tui (Pontevedra) a lo largo del fin de semana relató cómo los albergues "tienen pocas personas". No obstante, aseguraban que, más que el miedo ante el coronavirus, podría deberse al "mal tiempo" y a que realizaron la peregrinación "fuera de temporada".
Eso sí, reconocían que las instrucciones dadas por los obispos y las medidas adoptadas en la Catedral son "buenas", porque así "se evita un mal mayor". Más cauta se mostraba Sofía, una peregrina rusa que permanecerá una semana en Santiago y que está "preocupada por los contagios". A pesar de que en Galicia están perfectamente controlados los casos de Covid-19 confirmados, relataba cómo al llegar a su país tendrá que estar "dos semanas apartada" en cuarentena por haber viajado a España.
COMERCIANTES. Por su parte, algunos comerciantes de los alrededores de la Catedral coinciden en la "innecesaria" alarma generada y ven con "preocupación" como puede afectar económicamente la caída de los visitantes en la capital gallega. Así, mientras la dependienta de una tienda de suvenires ironizaba ayer al decir que está "hasta la corona del coronavirus", la responsable de otro comercio opinaba que toda la situación que genera la enfermedad "es un bulo que interesa a alguien". "Yo no entiendo todo lo que se está generando", añadía la dependienta, que ve "con preocupación" cómo puede afectar el Covid-19 a las ventas del sector durante la Semana Santa y el verano.
CAMARÍN. Por otro lado, y tras el comunicado de los obispos gallegos de este domingo y del Cabildo de la Catedral, ayer ya se prohibió el abrazo a la imagen del Apóstol, que permaneció cerrada durante la tarde del domingo, según confirmaron a este periódico fuentes del Arzobispado. La Catedral de Santiago tomó la decisión de restringir el tradicional abrazo a la estatua del Apóstol y retirar las piletas de agua bendita, tras un comunicado de los prelados de la provincia eclesiástica de Santiago con recomendaciones para "extremar las medidas de higiene" en actos litúrgicos ante la incidencia del coronavirus.
Los obispos sugieren, además de "evitar dar la mano y otras formas de contacto físico" entre personas en el rito de la paz, que las muestras de devoción hacia las imágenes y estatuas religiosas se sustituyan por una "inclinación de cabeza", lo que también ha establecido el Cabildo como sustitución del abrazo al Apóstol sedente.