'Milagro' del Cristo de la Victoria: Feijóo y Abel procesionan juntos

Desde que Abel Caballero, el socialista que nunca se resiste a deleitarse con todos los cristos, sean o no merecedores de la piedad cristiana, se convirtió en alcalde de Vigo, esta se convirtió primero en la ciudad de las luces y, ahora, en la urbe de los milagros. La foto imposible de conseguir en el ámbito de la política, la facilita el Cristo de la Victoria, que ayer reunió en su multitudinaria procesión, departiendo en paz y armonía, al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y al regidor olívico que es natural de Ponteareas.

El colmo que nunca sabremos ya sería que el mandatario autonómico rogase al Cristo venerado en su ciudad enemiga por su éxito electoral ante el sobrino del alcalde, Gonzalo Caballero -otro ponteareano que ejerce de vigués-, que le disputará la Presidencia del Gobierno gallego en los comicios que se esperan para el próximo año. Sería el colmo porque sus súplicas se cruzarían -o no- con las del mayor de los Caballero, que se supone que querrá que el hijo de su hermano haga morder el polvo al candidato popular. Sería, en todo caso, una faena para el Cristo de la Victoria tener que dilucidar quién será el próximo presidente de la Xunta, justo en el día, además, en que no le tocaba trabajar, sino gozar de su fiesta. Lo normal es que el Cristo espere al recuento de las papeletas y luego ya Abel y Feijóo sabrán en secreto a qué plegarias atendió el hijo de Dios crucificado y reverenciado en Vigo.

Y es que al Cristo de la Victoria los fieles acuden a pedirle pequeños o grandes milagros. Ayer, un año más, se contaron por miles.