Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h

El amor es como una jaula donde la llave sólo la tiene la amada...

El 7 de noviembre de 2016 la poesía y la música se vistieron de luto por la muerte del canadiense Leonard Cohen que fallecía a los 82 años de edad. Curiosamente en la promoción de su último disco el artista afirmaba que "no temía a la muerte" y que estaba "preparado para morir". A lo largo de su vida, el cantautor canadiense vivió grandes pasiones amorosas que quedarían inmortalizadas en varias de sus canciones.

Como la obra de Pierre Menard, las mujeres de Cohen son de dos clases: visibles e invisibles. Dejando de lado las novias de juventud, la primera gran dama de su biografía es Marianne Ihlen, la mujer más bella que había visto, según las propias palabras de Cohen. El cantautor canadiense y Marianne Ihlen se conocieron en la taberna del puerto de la isla griega de Hydra. La noruega encandiló al cantante y juntos vivieron una amistad con tintes de affaire durante la década de los 60. Ella aterrizó en Hydra en mayo de 1957 acompañada de su novio, el novelista Axel Jensen.

Pero al año siguiente, su ya marido y padre de su hijo la abandonó y Leonard Cohen apareció en escena. "Aunque lo amé desde el primer momento, lo nuestro fue una bonita película lenta", diría ella más tarde.

Marianne inspiró colecciones de poemas como Flowers to Hitler y la novela The favourite game, pero la mayor muestra de amor público llegó con la canción So long, Marianne de su primer sencillo (1967). También fue protagonista del tema Bird on the wire y de la carátula de su segundo disco, Songs from a room (1969). En esta mítica contraportada, la joven aparece envuelta en una toalla blanca y sentada frente a la máquina de escribir de Cohen en Hydra.

Tras su ruptura, Leonard Cohen intenta pasar página: Hasta luego, Marianne./ Es hora de que empecemos/ a reír y a llorar, a llorar y reír/ otra vez de todo esto. Marianne volvió entonces a Oslo, aunque siguió en contacto con su amante y amigo. En 2016, cuando Leonard Cohen supo que estaba enferma de leucemia, le remitió una carta que salió a la luz en la radio canadiense por un amigo en común. El cineasta Jan Christian Mollestad, que estaba rodando un documental sobre Marianne Ihlen, se puso en contacto con Cohen para informarle del fallecimiento de uno de sus primeros amores. Marianne se marchó de este mundo ayer por la tarde, totalmente en paz y rodeada de sus mejores amigos, escribió. Tu carta llegó cuando ella todavía podía hablar y reír con plena conciencia. Cuando la leímos en voz alta, sonrió como solo Marianne sabía hacer. Levantó la mano, justo cuando decías que estabas a sus espaldas, y se estiró tanto que podrías alcanzarla, afirmó.

En la conmovedora misiva, Cohen le decía a Ihlen que sentía que se iban a reunir muy pronto: Bueno, Marianne, ha llegado el momento en el que somos tan viejos y nuestros cuerpos se están desmoronando, que creo que te seguiré muy pronto. Estoy tan cerca de ti que, si extiendes tu mano, podrás alcanzar la mía. Sabes que siempre te he querido por tu belleza y por tu sabiduría, pero ahora solo quiero desearte un buen viaje. Adiós, vieja amiga. Mi amor infinito, nos vemos al final del camino. Leonard.

Tras ella llegó Suzanne Elrod, la madre de sus hijos (no confundir con la misteriosa Suzanne Vaillancourt, heroína de la inolvidable canción, con quien Cohen no tuvo amoríos). Se conocieron en los años sesenta separándose en 1978. En el álbum Death of A Ladies Man , un disco profético sobre "la muerte del mujeriego" y su relación amorosa, el cantante aparece con la que había sido su compañera y testigo de sus infidelidades. Cohen le dedica la canción My Gipsy Wife .

Otra Suzanne ocupó su corazón: Suzanne Verdal, mujer de un conocido escultor canadiense, fue quien inspiró al cantautor la canción reconocible como su estandarte musical y poético. Una canción de amor con segundas vueltas y terceras lecturas. Cuenta Leonard Cohen: Suzanne Verdal era la esposa de un amigo mío, Armand Waillancourt, que era una gran escultor de Montreal, y que aún sigue siendo amigo mío. Suzanne me invitó a su casa cerca del río y me sirvió té Constant Comentary, que estaba lleno de pedacitos de naranja. De los recuerdos de aquel encuentro nacerá el poema Suzanne Takes You , que más adelante se transformará en la canción Suzanne , incluida en su primer álbum Songs of Leonard Cohen (1967).

Nueva York tiene un hogar para artistas, gentes de la farándula y bohemios de lujo: se llama Chelsea Hotel, situado en el 222 Oeste de la Calle 23, sus habitaciones fueron testigo de amores fantásticos y célebres crímenes. Dicen, se rumorea, que la canción que Cohen dedicó a este establecimiento habla de sus relaciones íntimas con Janis Joplin: Te recuerdo claramente en el Chelsea Hotel / Eras famosa, tu corazón una leyenda / Me volviste a decir que preferías los tipos guapos / Pero conmigo hiciste una excepción .

Todo el mundo - cuenta Cohen- estaba en el Chelsea Hotel. Nico y Allen Ginsberg pasaban mucho por allí. Estaban Harry Smith y Janis Joplin, y esa fue la única vez que fui indiscreto. El diablo me hizo decirle a un periodista algo similar a lo que escribió. Y no sé por qué fui tan poco galante. A Janis no le habría importado. Es a mi madre a quién le habría molestado.

En el Festival de Newport de 1967, Leonard Cohen conoce a una joven cantante y compositora también canadiense, Joni Mitchell. Los dos, Cohen y Mitchell, pasean durante unos meses su relación sentimental entre la bohemia del Village neoyorquino y los refugios hippies del Laurel Canyon de Los Ángeles. Tiempo después, Mitchell tendrá tiempo de ajustar cuentas de su relación amorosa con Leonard Cohen en canciones como The Gallery . La primera vez que vi tu galería / Me gustaron tus retratos de mujeres / Pero ahora todos sus rostros me siguen / Y sus ojos me miran sombríamente.

Antes o después, Cohen tuvo un escarceo con Nico. El cantautor canadiense la describe como una de las mujeres más bellas que conoció. Pero Cohen no se ajusta los cánones estéticos de la modelo alemana, que se decanta por tipos más juveniles. Dominique Issermann, una fotógrafa francesa que fue su amante en los años ochenta. A finales de la década prodigiosa apareció Rebeca de Mornay, la única de sus mujeres que tuvo el estatuto de prometida; la propuesta de matrimonio está en Waiting for the miracle; el compromiso se deshizo tras la gira de The Future, poco antes de que Cohen ingresara en un monasterio budista. En el poema The Mist of Pornography explica por qué el matrimonio no fructificó. La actriz recordará a propósito de su relación que las canciones del cantante le habían servido de compañía cuando sus padres, siendo niña, le dejaban sola en su casa y su madre le ponía un álbum en el tocadiscos con la voz del cantante. Su última gran amante-compañera ha sido Anjani Thomas, cantante y compositora de Hawaii, además de una de sus vocalistas preferidas. Aunque que Cohen se encuentra en plena etapa budista, la relación con la joven cantante sobrepasa el plano estrictamente profesional. El cantante no estaba dispuesto a renunciar a sus placeres terrenales.

Entre las mujeres invisibles están: Jane, la enigmática mujer de Famous Blue Raincoat; Nancy, la protagonista de Seems so long ago, Nancy; Rebecca, inspiradora del disco perdido Songs for Rebecca, que acaso sea un referencia bíblica; las hermanas de la caridad que le acompañaron una noche de amor cortés en Edmonton e inmortalizadas en Sisters of Mercy.

El amor es como una jaula donde la llave sólo la tiene la amada...

11 nov 2018 / 13:29
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito