El fotógrafo de los grises y la luz: Carlos Valcárcel

El lucense Carlos Valcárcel Gay, fallecido recientemente a los 92 años, fue el fotógrafo de los grises, pues en el laboratorio hacía alquimia hasta conseguir la imagen perfecta. Todavía así hizo fotos en color con cámaras digitales.

Su discípulo Eduardo Ochoa destaca su “emocion” por la fotografía y la califica de “memoria de un pobo”.

Ochoa firma un artículo en el libro Carlos Valcárcel.Fotografía etnográfica 1960-1980, donde dice que el artista autodidacta lucense tocó otros muchos temas. Valcárcel dijo a Ochoa sobre la fotografía: “Es pura emoción ver el motivo transformado en una gama de grises”. De interés etnográfico y patrimonial publicó más de 4.000 fotografías en blanco y negro, que editó en importantes revistas.

A la etnografía y mundo popular pertenecen esas 197 fotografías en blanco y negro al libro citado anteriormente. Predominan las imágenes, con retratos y algún posado. Aparecen las viúvas do mar con sus hijos, campesinos con arados y carros de vacas, pescadores y hasta un barbero. Retrató todos los oficios de finales del XX a principios del XXI. Tiene imágenes de batuxos, el herrero, el paragüero o un retrato de niños.

Carlos Valcárcel fue autodidacta. Trabajó desde muy joven en el Banco Hispanoamericano en Lugo, pero su pasión era la fotografía y escapaba siempre que podía a Portomarín, Rinlo o Muros a hacer instantáneas.

Empezó por amar el dibujo y la pintura, y le encantaban los cómics americanos, cuyo regalo esperaba cada 6 de enero, día de Reyes y su cumpleaños.

Parte de su obra está expuesta en la Escuela de Magisterio y sus fotos fueron premiadas en tantos concursos y muestras que no llegaría esta página para enumerarlas.

Conoció a fondo la fotografía nacional con Cristina Rodero o Fontcuberta, pero admiró a Henri Cartier Bresson.

Empezó a hacer fotos, cuenta Eduardo Ochoa, con una Kodack Retina, pero pronto compró un Asahai Pentax.

Perteneció a la Agrupación Fotográfica Lucense que se integró en el Grupo Fonmiñá en 1959.

Hay al menos otros dos libros sobre Carlos Valcárcel: Carlos Valcárcel. Fotografías 1969-2001, de Concello, Diputación, Universidad de Santiago y la Fundación Caixa Galicia, y A fotografía lucense. Da Agrupación a Fonmiñá.

Valcárcel se casó joven con su novia de siempre, María Teresa, y tuvo siete hijos, 12 nietos y 6 bisnietos.

“Su afición a la fotografía llegaba al más allá”, según comenta una de sus hijas María Valcárcel.

Califica a su padre de “simpático, bueno y generoso” y recuerda como llevaba a sus hijos al parque.

Valcárcel, comenta María, no tenía carné y sus fotografías las hacía en viajes con amigos, entre ellos Hipólito Galán, Eduardo Ochoa y Valentín Roldán. “Hipólito Galán era su alma gemela”, afirma María.

Carlos Valcárcel pasó del dibujo a la fotografía pasando por el arte. Enfermó en su juventud y empleó el tiempo de la convalecencia en pintar.

Al margen de la etnografía, los temas de Valcárcel eran “retratos, paisajes y, sobre todo, el mar”. También hizo mucha foto familiar. El autor se tomaba su tiempo, pero siempre sacaba a la gente con “naturalidad”. La foto preferida de María Valcárcel es una con la cara manchada de chocolate y las de su novio, hoy marido, Benedicto.

Su legado tiene como ángeles custodios a sus nietas Tere y María, las hijas de su hija mayor Teté. También estudiaron fotografía y digitalizaron 4.000 o 5.000 fotografías que estaban en blanco y negro.

Sus descendientes estudian desarrollar una fundación con el corpus que les dejó Carlos Valcárcel. En el museo Reina Sofía hay un DVD con sus trabajos. Donó las fotografías del 60 al 2003 a la USC y, además, tiene la exposición permanente en la Escuela de Magisterio de Lugo.